Crianza en el tiempo...

Segundo crianza con añitos a cuestas, el que hemos catado esta semana, de la Ribera del Duero. En este caso, comparativamente hablando, "sólo" 14 añitos comparados con los 20 del anteriormente bebido Arzuaga Crianza del'95.
Descorchado unos 45 minutos antes de su degustación.
Corcho blando, casi descorchado entero...casi ( voy a pensar que soy yo el "malo" en estos menesteres).
El color no acusa el paso del tiempo en exceso. Picota granate, tirando a rubí de capa media. Lágrima ligeramente presente en el cristal de la copa.
La nariz arroja muchas cosas: buenas, y no tan buenas.
Aromas de reducción animales, en primer término. Esto lo soluciona el tiempo y el oxígeno, por sí solo. Pasado este momento, comienza el desfile de tostados, ahumados. Especias y algún ramalazo balsámico. Se echa de menos (ésto, un comentario de manera personal mía) la fruta, que no la encuentro.
En lo que sí me parece curiosa es en las sensaciones vegetales que, ahora mismo, este vino nos enseña. No hay nada de Cabernet? Pues por momentos, a uno le parece que intervenga bastante en el coupage. En fín...
En boca, nos encontramos un vino que, si bien mantiene una buena dosis de acidez presente todavía y nos deja la sensación de aguantar un poco más el paso del tiempo, parece haber desechado cualquier asomo de elegancia y una total ausencia de fruta (como en nariz).
Pero...Bueno, hablamos de un crianza y no creo que se le pueda pedir muchísimo más en el tiempo; contando los añitos a cuestas que lleva. Transmite tostados de la barrica, especias de nuevo y ahumados. En todo esto es franco. Persistente final de recuerdos idénticos a lo anteriormente comentado.
No es que esté manco; no es que esté flojo...o pobre.
Es que, a pesar de no ir en caída libre, ya no nos puede ofrecer más.

Noble.