Nos encontramos ante el Champagne rosé más alabado y deseado, el mito, uno de los vinos que más ganas teníamos de probar. Y a fe que cumplió expectativas, aun a pesar de no ser una botella perfecta ya que el tapón había supurado un poco y el vino había perdido algo de gas y fuerza.

Color rosado pálido con una capa baja. Aromas no muy intensos pero embriagadores por su profundidad y definición, frutas rojas, piel de cítricos, frutos secos, toques terrosos como trufados, tabaco de pipa, especias, balsámicos, un puro deleite aromático de principio a fin. En boca y pese a haber perdido “punch” carbónico se muestra como un encantador Borgoña maduro, excelente acidez y paso redondo y armónico, con un largo final de sensaciones especiadas y frutales. Larga persistencia.

Un vino excepcional, portador de un equilibrio único, de esa clase que distingue a los buenos de los más grandes, lástima ese tapón que le hizo perder algo de gas, de lo contrario estaríamos situados en la máxima puntuación. Unos 600 euros, los mitos son caros nos tememos…