Dorado verdoso, corpulento, limpio y brillante.
Nada más abrirlo, unos intensos efluvios a petróleo lo tapan todo. Hay que esperar un buen rato para que dejen paso a unos cítricos y unos anisados que asoman tímidos. Ese día poco más. A las 48 horas, aparte de estos tres registros ya mencionados, flores, piel de melocotón, aceituna, albahaca, menta, heno, algo de panadería y una desbordante mineralidad.
Boca masculina, de una gran longitud fruto de su acidez portentosa, sin rastro alcohólico y con una fuerte pegada. Entrada con peso y persistencia.
Final largo, perfumado y pedregoso.
Fantástico. Racial y con mucho recorrido por delante. Un auténtico "miura", nervio y mala leche.
La Cuvée Frédéric Emile Riesling es un vino sólido, intenso y profundo, ésta añada todavía es un poco joven y hay que dejarlo airearse, sabiendo que con el tiempo tendrá más expresión, pero es una hermosa sensación el placer de tomarlo. Color amarillo muy brillante y bonito. En nariz aromas minerales, intensos, profundos. En boca es muy rico, con una acidez madura, tiene una gran personalidad y delicadeza. Lo compré en 1 jour 1 vin a un precio sensacional. Un riesling para disfrutar, aunque ganará en botella
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