Botella bordelesa de etiquetas modernas representando fiesta, juerga, baile y jolgorio. El cierre es Stelvin de rosca como gusta mucho en el Nuevo Mundo.

Visual: amarillo dorado claro pajizo con reflejos verdosos, limpio, brillante y con buena y abundante lágrima.

Nariz: de media intensidad; aromas a fruta cítrica y tropical (lima, mango, papaya y maracuyá), también encontramos abundante fruta de hueso (albaricoque y melocotón maduro), flores blancas, algo de heno, hinojo, ligeros mentolados y algunas otras hierbas de monte bajo. No es muy complejo pero sí más de lo esperado.

Boca: entrada fresca, suave y algo delgada de inicio pero que luego es algo más expansiva, cítrica (casi limonada) y floral. En el paso por boca, tiene un toque de untuosidad nada desdeñable (sin ser un vino especialmente untuoso). Acidez media-alta. El final es de buena longitud, con retrogusto cítrico a flores blancas y algunas flores y herbáceos en la retronasal.

Un buen vino blanco para su precio (en torno a 3-4€ la botella). Fresco, sabroso, que entra bien, que se bebe fácil y que tiene una nariz buena para su precio. Un vino blanco fácil y de muy buena RCP.