Dándole vueltas a la Palomino

Botella de 33 cl. y tapado con una vistosa chapa de color verde. De color amarillo dorado, limpio y sin trubidez alguna. La nariz es de media intensidad, hay mucho más de profundidad que de volumen en este vino en el que aparece suaves recuerdos a manzana Fuji madura sobre un fondo en el que se perciben las huellas de la crianza biológica. Tan discreto como va por nariz aparece de intenso en boca, un vino con carácter cierta sensación de volumen, muy buenos amargos, sensación de materia, bien perfilado y bastante persistente. Hay mucha raza en él, y aunque sólo por momentos el carácter de la manzanilla destaca, siempre permanece en el fondo, especialmente cuando suaves matices de brisa mariana asoman y alguna sutil salinidad cierra el paso por boca.

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