Bonito color salmón pálido con destellos anaranjados y ambarinos, bien brillante y con burbuja finísima y aún presente.

Nariz chispeante, muy viva, con mucha complejidad, muy floral (rosa, violeta), notas cítricas (corteza de naranja) y de fruta escarchada, fruta roja jugosa (fresa, frambuesa), con un fondo especiado nada dulzón y delicadas notas minerales y terrosas.

En boca es puro terciopelo, ¡qué elegancia!, con un carbónico bien integrado, una acidez fresca, y una paleta de sabores de buena intensidad y magnífica calidad, en la que nada sobresale sino que se complementa: grosellas, setas, cítricos, tierra, almendras, mantequilla salada. Largo final elegantemente amargoso.

El champagne rosado es complicado, suele tener cierta tendencia a la opulencia sin equilibrio, con un exceso dulce que no me agrada. Dicen los entendidos que este es un producto donde las grandes casas juegan en otra liga. Lo comprobaremos no tardando mucho.
Mientras tanto, este Billecart me ha entusiasmado, nos lo bebimos en un abrir y cerrar de ojos fascinados por su finura. Una joya.