disfruto de otra de las sobresalientes botellas que me quedan.

Las sensaciones, lógicamente en un vino "tan bien hecho", son las mismas a pesar del tiempo..

Los aromas siguen siendo de mucha intensidad, pero sobre todo destaca la calidad y la variedad y sobre todo los toques de elegancia.

En boca es más de lo mismo, aqui reune todas las propiedades de la nariz, pero ademas es más armonioso y variado.

Rico vino y sumamente disfrutable.

Color amarillo dorado brillante.

Aromas de muy buena intensidad y de mucha calidad, donde destacan los herbáceos y las flores, los salinos y los frutos secos muy presentes, también se detectan ahumados, frutos secos y caramelos, la nariz sobresaliente.

En boca es muy complejo y elegante, elo paso con magnifica frescura, variedad y calidad, largo y punzante, vuelven los toques salinos y leves florales, también los frutos secos, el final es muy largo y tiene una magna persistencia.

Una excelente manzanilla, que me gusta menos que la 40 y que se asemeja más a la 50.

Sólo 900 botellas de una única bota llena hasta arriba (palabras de Jesús Barquín ayer mismo en Tiza y Flor, Alicante). 15 años de vejez mínima bajo velo de flor ya agonizante (muy leve y ya prácticamente desaparecido).

Visual: amarillo dorado de buena intensidad, brillante y limpia, con buena lágrima.

Nariz: de mucha intensidad y ya desde el primer aroma te cuenta que estás ante una manzanilla estratosférica. Complejidad a raudales: aromas a brisa marina, marisco, yodo, mar, aldehídos, especiados, balsámicos, ahumados, frutos secos, algún ligero toque herbáceo... es una auténtica maravilla.

Boca: entrada suave y aterciopelada, fresca pero, a la vez, compleja y de buena densidad, muy seca, redonda, con ligeros toques salinos y yodados. Final muy muy largo durante muchos minutos con retronasal salina pero, sobre todo, a frutos secos, balsámicos y ahumados.

Una manzanilla pasada grandísima, estratosférica diría yo.

Su PVP ronda, ahora mismo, los 43-50€ en botella de 50cl. Excelente RCP para lo que ofrece (y, unido a ello, su escasez de botellas de cada saca).

Comparto con Eugenio que, sin exagerar para nada, estamos ante uno de los mejores vinos del mundo.

Deberíamos empezar las catas con números de Pantone, ya que hay vinos que nos lo ponen complicado. Éste tiene un color entre ámbar y miel. Es limpio y brillante.
La nariz es muy bonita y posee un abanico lleno de matices que van desfilando acompasadamente. Herbáceos, flores marchitas, cera de panal, fósforo, marquetería, frutos secos, algas y arrecife. Como dice Eugenio, en ciertos momentos recuerda a un Islay.
El aspecto que nos da en boca es el de una manzanilla madura. Las notas punzantes han bajado de intensidad, permitiendo que el resto de sabores sean percibidos de forma nítida. Alcohol comedido. Distinción.
Final largo y cadencioso.
Una fantástica edición, el estilo que más me gusta. Que pierda fuerza, para mí no es un defecto siempre que en el camino no nos dejemos otras cosas y a esta saca, longitud no le falta.

Dorado intenso limpio y brillante.

Nariz intensa, compleja, encantadora y embaucadora. Este vino es puro mar, puro yodo, salitre, brisa marina, frutos secos, especias, ahumados, toques que nos recuerdan en ocasiones a un malta de Islay. Igualmente percibimos herbáceos y balsámicos, aceituna verde y una marcada sensación mineral. Me encanta oler este vino, es uno de esos que te transportan a su lugar de origen.

Y si en nariz es una maravilla, qué decir de la boca. Aquí es un portento de fuerza y elegancia, vino amplio y concentrado, seco, con ese carácter sápido de los vinos de Miraflores, lleno de fuerza y longitud, dejando en el final de nuevo las sensaciones de frutos secos amargos y los recuerdos marinos, con una larguísima persistencia. Se queda en el paladar y en la memoria.

Una saca más nos ha vuelto a impresionar esta manzanilla, la mejor de cuantas conocemos, digna heredera de esas míticas Guitas Pasadas de los años 50 y 60, incluso con la saca reciente ya muestra todo el nivel que atesora, es un vino con una fuerza que arrasa y con una verticalidad arrolladora. Guardamos algo de las primeras sacas (20, 40 y 50) y su evolución está siendo fantástica. Uno de los mejores vinos del mundo.

Botella de 50 cl. Dentro del excepcional trabajo del equipo Navazos su colaboración con Hijos de Rainera Perez Marín es de lo más prometedora. Manzanilla pasada sanluqueña de color oro viejo brillante y una nariz seductora, bien perfilada, expresiva, con matices de brisa de mar, toques de frutos secos, algún apunte de pastelería, notas de aceituna verde picada. En boca entra bien hay sensación de materia, frescura pero también seriedad, buenos amargos, gran persistencia. Magnífica.
En el lado anecdótico la aparición en el etiquetado junto con la advertencia habitual al contenido de sulfitos de los comentarios, entiendo que especiales para algún mercado anglosajón, referentes a la adición del conservante 220 (que es anhídrido sulfuroso) y el comentario "Standard drinks 6.3" que hace referencia a una medida del alcohol que contiene la botella, de nuevo propia de los mercados anglosajones.