...El mundo, a raíz de una nueva añada.
Como todo vino; como año a año...Siempre puede ser diferente. Siempre se pueden ofrecer muchas cosas...o por lo menos variadas.
Vaya tres últimas añadas me he encontrado de este vino: 2013, 2014 y ahora, 2015.
La primera, me ha parecido (con varias botellas catadas) una de las más flojas de este vino blanco del Somontano. Por lo menos en unos añitos.
La segunda, después del fiasco del ´13, un poquito (sin llegar ni por asomo a los 2009 o 2010 por poner ejemplos) parecía recuperar al blanco de esta bodega.
...Y ahora, nos llega este 2015, que me deja descolocado.
Nos encontramos con un vino que, por momentos, resulta muy diferente a todos los demás.
Hablamos de 14,5º que ya es cosa seria. Eso sí: a pesar que a estas horas debería estar "en pañales", no resulta especialmente sobrado de acidez.
La nariz sí puede llegar a ser muy interesante y significativa. Marca muchísimo los matices diversos que podemos encontrar en una Chardonnay. Eso sí: olvidémonos de la piña, y demos paso a la pera, el melocotón bastante verde; el...¿hinojo?. Leches!! Me parece perejil muy verde y fresco. Poca sensación mineral, y gracias...
La boca...uf!! La boca... Menos mal de esos graditos de alcohol subidos, por que si no sería difícil aguantar una boca que a veces resulta golosa, dulce, pero que roza el cansancio. Deberé de acostumbrarme...
Trago opulento, bastante graso pero, repito, echo de menos la acidez y tropicalidad de otras buenas añadas.
Qué debo de decir al final?
Bueno...Creo que es una añada con algunas cosas buenas (expresividad, sobretodo en nariz), pero que si ahora mismo, recién llegada a nosotros, está así, no creo que llegue, por lo menos, al nivel de la añada anterior.
Delicado? Tiquismiquis? Puede ser...
Más bien puede llegar a ser el conocer un vino como si un hijo se tratase.
Probar para valorar.
Beber para encontrar...