Opiniones de Numanthia
OPINIONES
7

  Esta en un buen momento, aunque los aromas licorosos están muy presentes, curiosamente es un vino muy mineral, destaca la fruta negra madura y los balsámicos, la crianza se deja ver con recuerdos de cacao y tinta china.

 En boca esta bastante mejor que en nariz, es mas equilibrado y redondo, con buena acidez, mucha carga frutal y el complemento de la crianza en sitio. Taninos pulidos y final largo y persistente. Parecer ser que es un vino que hay que darle tiempo en botella para su mejor expresión.

De color rojo cereza picota oscuro, de capa alta, lagrima densa y tintada, de lenta caida, con ribete anaranjado.

En nariz tiene una intensidad media-alta, se nota la fruta negra madura marcada, con un punto de licorosidad, mineral, especiado, madera de mueble, tostado, cacao, algo achocolatado, con un suave fondo balsámico envolvente, complejo,

En boca es redondo intenso, con cierta estructura y volumen, acidez equilibrada, elegante, ligera tanicidad/astringència, però con taninos integrados y bastante pulidos, con peso de la fruta negra, mineral, con un toque balsámico y especiado, con un final ligeramente secante, y suave amargor final, con retrogusto de la fruta negra, y postgusto medio largo. Creo que tiene margen de mejora 2-3 años más.

Quizás se deba a mala conservación, pero opino que no es lo que recordaba de este vino, la última vez que lo probé ya hace más de 6 años, era algo chocolateado, mineral, ligeramente retrogusto a barrica tostada, especiado, pero ahora, noto un color algo más pálido, excesivamente envejecido y acido recordando a aquellos vinos de rioja baja de gran reserva, para nada las connotaciones de la tinta de toro, posiblemente se ha quebrado. Probaré a dejarlo unas horas abierto a ver si mejora, pues suelen ser vinos muy cerrados pero para nada estas notas, con pérdida de fruta, tanicidad y corte secante y acerbado si que mantiene.

Se confirman impresiones de la cata previa. Cerrado en nariz, expresando recuerdos de barniz y mueble. Tanicidad secante y amargosa en boca. Conserva fruta y su expansividad habitual

No recuerdo la última añada que caté de este vino, pero lo recordaba más complejo e intenso en nariz y más integrado y elegante en boca. Aun así es un gran vino que ya muestra sus hechuras en la visual, con una gran capa y un precioso color cereza picota amoratado. La nariz ofrece esa fruta madura toresana, tostados, especias como la vainilla, la pimienta y el pimentón con una canela insinuada. Balsámicos de monte bajo y lacas por momentos, notas características de pedernal, cacao negro, sorprenden aromas cítricos.
En boca es potencia, taninos ya en fase de doma, fruta en licor, acidez que integra y refresca y un alcohol que, en mi opinión, se deja notar demasiado con un final largo y cálido.

Quizás le cueste más abrirse que lo que suele ser habitual en él, peor al inicio muestra una fruta más discreta, cerrada y de peor calidad expresiva que 2012. Percibo con mayor intensidad los recuerdos de cedro y barniz, sobre la fruta. En boca si es redondo, fino, intenso y equilibrado

Vino potente pero a la vez equilibrado.
Color picota oscuro, intenso. Borde violáceo. Lágrima densa, tiñe la copa mucho.
En nariz muy buena intensidad. Predominio de frutos negros maduros. Tostados y ahumados por la barrica. Fondo especiado (pimienta) y algo mineral.
En boca quizás aún algo verde, pero muy bebible. Buen cuerpo, bien integrada fruta con madera. Se nota el alcohol pero no se hace desagradable.
Un placer.

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