Adiestrado y Manso

Creo que no podía poner mejores adjetivos a este tinto de Toro; el pequeño de Bodegas Maurodos.
Cierto es que hacía mucho tiempo que no descorchaba una botella de este vino de Mariano García. Pero no por ello falto a la verdad en que lo recordaba con mucho más carácter. Más pleno y más potente.
La razón por la que decidí decantarlo ( una media hora antes de su servicio) era precisamente el darle calma y no encontrarme un vino excesivamente abrupto.
Todo lo contrario: me ha sorprendido la placencia, la calma y maneras suaves de esta añada.
La botella? No lo creo. Decantado? Otras veces, el vino seguía pleno de fuerza.

La cata:
Visualmente, es todo un Toro: picota oscuro, capa alta cubierta. Lágrima fina, transparente y no muy marcada en la copa.
Olfativamente, necesita tiempo para que el alcohol ceda a la fruta negra y roja.
Comparativamente a su hermano mayor, aparte de perder en elegancia y complejidad, parece buscar lo que consigue. Un poco más de frescura, fruta y poca barrica ( ni lácticos, ni tostados...) a pesar de dormir en la barrica por 14 meses en la crianza.
Asoman (cuando nos deja el alcohol) algún deje torrefacto y como de chocolate amargo). Balsámicos pululando...
La boca no está mal. Tiene buen ataque. Buena acidez (presente, marcada). Un paladar que ofrece fruta y notas de regaliz negro.
No sé con qué quedarme...O si quedarme con algo.
Si se mide la contundencia por la acidez, el posible margen de mejora con más tiempo de guarda (bastante tiempo), tal vez me quede con esto.
Si se mide la contundencia por el cuerpo, la estructura, el agrado en boca y todas estas sensaciones, desde luego este vino todavía no está por la labor.
Deacuerdo que no es un San Román (para eso está éste). Pero tenía recuerdos mucho mejores de este vino.
Esperaba algo más...