Hoy nos tomamos un Rosado, que aquí empieza el calorcito.
Hace mucho, mucho tiempo, que no tomaba un vino rosado en el cual se busca y se crea la crianza con el fin de buscar el propósito de persistir en el tiempo.
Un rosado, como indica la bodega en una etiquetita redonda y pequeña junto a la etiqueta principal: "excelente hasta el 2016".
Bueno, ya veremos...
Siendo un 2012, me lo encuentro en G.S. en el 2015, con lo cual se le supone entra en el tiempo de consumo bueno aconsejado.

El análisis de cata:
Servido en una copa tipo Borgoña, de primeras me alegra encontrar un tapón decente de corcho, para un vino de 6 eurillos y pico y rosado. Cuesta descorcharlo.
Visualmente, no se aprecia decaimiento en el color. Bonito rojo fresa, algo pálido en conjunto.
La nariz resulta tímida, sí. Pero esa crianza le dota de ciertas alegrías (matices) que le dán algo de "vidilla" o "cancha" (fondo) a este vino. Sin dejar que coja excesiva temperatura, esta crianza no abusa de la miga de pan, las notas de levaduras y cosas por el estilo...pero las tiene. Reconozco que no es un prodigio de fruta...pero la tiene (algo de guindas, grosella...) Pinceladas de hierba o matorral verde (de la Garnacha??).
Nariz para curiosear.
La boca (me lo temía...un poco), decae algo. Si bien vuelvo al recuerdo de esa etiquetilla que presupone una excelencia hasta el 2016, el vino es un poquito plano.
Acidez media, tirando a baja. La fruta recuerda más a sandía y alguna nota de caramelo entremezclada con resabios vegetales que a una fruta roja vibrante ácida y fresca.
No obstante, debo decir que pensaba caer de nuevo en el "sufrimiento" de lo empalagoso, cansino y dulzón del trago, y a poco que se mantenga fresco, el vino sigue manteniéndose en pie. Final de persistencia media-baja.
Conclusión?? Pues creo, humilde y honestamente, que me sigue gustando el rosado navarro frutal, fresco, ácido. Con su Garnacha más garnacha y la alegría del rosado joven de siempre. Dejemos los rosados con crianza, a la Rioja.
...Aunque siempre podemos probar...verdad??