Catado en Tiza y Flor (Alicante) durante la cata de la Sherry Week el pasado 11 de noviembre de 2016.

Peculiar botella que llama bastante la atención.

Visual: color caoba muy oscuro, cubierto, denso, limpio, brillante y de muy ancha y abundante lágrima de lenta caída que tinta la copa.

Nariz: aromas de mucha intensidad y potencia a uvas pasas, dátiles muy maduros bañados en miel, higos secos, pan de higo, herbáceos potentes, regaliz, ligeros torrefactos y, de nuevo, vuelve esa miel y esa fruta pasificada. Intenso y complejo con predominio de los aromas dulzones y herbáceos.

Boca: ataque rotundo y brutal, muy muy concentrado y sápido, de mucho cuerpo y estructura, de densidad muy alta, muy dulce en el paso por boca, aterciopelado, cremoso y que tapiza toda la boca (la llena por completo), con abundante fruta pasificada y notas a miel pero con bastante más acidez y más agilidad en boca de la esperada (en este tipo de vinos con tantísimo nivel de azúcar y dulzor, si la acidez no es también de cierto nivel, se hacen muy pesados y difíciles de beber). Es un vino dulce muy equilibrado y donde, literalmente, "se masca" la fruta pasificada. El final es largo, muy largo, untuoso y sabroso donde en retrogusto quedan sellados a fuego todos los descriptores ya apuntados anteriormente (uvas pasas, miel, dátiles maduros, higos secos) y en la retronasal salen, inundándola, esos aromas más los herbáceos, balsámicos, torrefactos y regaliz para terminar de rematarlo fantásticamente bien.

Excelente vino dulce de Pedro Ximénez. No soy para nada un amante de los vinos dulces (casi siempre prefiero vinos secos) y, reconozco que bebo muy pocos vinos de este perfil (una copita de postre muy ocasionalmente ó, como aperitivo, por sí solo, entre horas también en raras ocasiones). Sin embargo, sin ser éste mi "perfil de vino", sí reconozco que está mucho más que logrado. Creo que es un vino excelente y que suele gustar, para situaciones concretas, incluso a gente que no gusta de vinos dulces normalmente...

Maridará muy bien con postres de chocolate amargo, quesos azules (ejemplo el Stilton), helados, bastantes tipos de tartas y pasteles y, cómo no, vale como postre ó aperitivo dulce en sí mismo (para tomar solo, sin nada más a lo que acompañar).

Su PVP es elevado (en torno a 40-50€ la botella en formato 50 cl) pero, dada su calidad, su vejez, su organoléptica y que es un vino que se bebe a copitas y muy poco a poco (la botella puede durar semanas ó meses), pues lo veo una magnífica opción de vino dulce de Gama Premium.

Color achocolatado, denso, brillante.
En boca tiene aromas de intensidad correcta a chocolate, café licor, uva pasificada y concentrada, tostados.
En boca tiene cuerpo, es denso, predomina el dulce sobre un fondo de acidez, sensaciones de chocolate, café licor. Buena persistencia.

Bonita y llamativa botella