Dicen los entendidos que los Quinta antiguos tiene una clase magnífica. Afortunadamente, he podido hacerme con una serie de ellos de varias décadas, desde los años 50, y viendo este de los 80, la cosa promete mucho.
Color dorado con destellos oro viejo, muy limpio y brillante.
En nariz deja a las claras su origen, el Puerto marca su impronta con notas muy salinas y marinas, sobre toques avellanados, minerales y de tila infusionada.
Boca firme y potente, acidez presente que hace salivar, almendras, aceituna verde, tiza, hierbas de tocador y sobretodo toques marinos bien presentes. Final muy largo y amplio que invita a repetir trago.
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