Un vino muy agradable, en el que encuentro la rusticidad que tanto me gusta; si bien, pasada por un suave filtro.

... pues sí, porque este vino, te llama.

Al principio lo observas con rareza, porque te preguntas: ¿qué clase de vino contendrá? ¿Me la habrán metido "doblá"? ¿Será todo puro envoltorio?

Y cuando lo sirves, te quedas un poco desconcertado, porque tiene pinta de clarete (mi madre me dijo que si leyera las cosas con más atención, llevando un 13% de Doña Blanca era una señal). Cereza con ribete violáceo, capa alta, bien brillante y con un pequeño carbónico.

En nariz te vuelves un demente buscando aromas. Es frescor pura y dura: fruta del bosque bien fresca y ácida, flores, caramelos de violetas (de esos que te sirven como "adorno" en ciertos platos), tiene un toque punzante, mineralidad... Y te va convirtiendo a su fé.

En boca desconcierta, con esa fruta amargosa (me recuerda al Bitter Kas), mineralidad, acidez, flores y, sobre todo, frescura.

Este vino me ha resultado adictivo. Creo que es de los que te provoca amor u odio... Sin término medio.

Vino color picota con ribete violeta, capa alta, bien cubierto, limpio, brillante y lágrima abuntante que tinta la copa.
En nariz con buena intensidad, notas de frutos negros fresquitos, ciruelas, para dar paso a los rojos, frambuesas y moras, entremezclandose con rastros florales, diferente, complejo, perfumado y bien definido.
El paso por boca, suave, fresco, vivo, afrutado, cuerpo medio, acidez alta, equilibrado, sabroso, amplio, expresivo, bien hecho, con un tanino aterciopelado.
Retronasal, afrutada.
Postgusto, medio y bueno.