De color rubí marronoso de medio cuerpo, límpido, claro, luminoso. Reflejos rojizos y anaranjados, refulgente. Lágrimas finas, numerosas, permanentes, con sensación de grosor. Borde amplio, cobrizo.
Imperial hasta la médula. Sutil, fragante, vaporoso, muy delicado. Transpira verdad y elegancia como pocos vinos, brillando a gran altura. A las notas de ahumados, tostados y maderas finas se suma un extraordinario fondo mineral (grafito, pedernal). Emerge la fruta roja y negra, muy madura, con apuntes de hierbas aromáticas, anises estrellados, salvia, laurel... Tiene un curioso aire de vino montañoso, profundo y complejo, que ya hemos encontrado en otros vinos del 75.
En boca lo tiene todo. Envolvente, lleno, ágil, vivísimo, dotado de una estructura pétrea y una concentración que cuesta creer. Es tan fresco como sedoso y refinado, sin nada que envidiar al Gran Reserva de la misma cosecha. Un tinto mayúsculo, de enorme potencia y equilibrio, que está a punto de cumplir los 40 años y aún se muestra totalmente entero, casi juvenil. Muy buen vino!!!