Visual: De color amarillo pálido, reflejos aceitosos y verdosos.

Olfativa: Bien de intensidad, suave, franco, marcados recuerdos a piña madura, limpio, suaves mantequillas de fondo, con toques cremosos, algún punto herbáceo, anisado, fresco, sin demasiada complejidad.

Gustativa: Menos fresco que en nariz, dulce, maduro, suave acidez, pasa con bastante sedosidad, aunque ausente de profundidad, media longitud, toque amargoso final.

No es la mejor añada del vino.

Nueva cuenta de este vino del año 2013, que hasta el año 2012 le tenía como uno de los mejores en relación calidad precio del mercado, pero últimamente había perdido parte de su poder de convicción, en mi caso.
Nueva cata hace unos días, y quizás ya con la idea preconcebido de encontrarme detalles dulzones, en esta ocasión no han sido tantos.
Pero no es lo que era.
Esperemos a ver qué pasa con añada del 2014.
Posiblemente la bodega venda más botellas si sigue con el carisma de 2013, pero……..

Segunda cata que confirma la decepción. Más dulce en boca, floral dulzón en nariz. Agota, pierde elegancia y mineralidad, fruta amarilla muy madura. Me dicen que han metido G.Traminer. Me lo creo, parece un verdjo o un sauvignon blanc del super

Hasta ahora tenía yo este vino, como un blanco bien hecho y con una buen precio si no quieres ir a grandes cosas. E incluso muchas veces hemos comentado que en la boca daba sensación de tener recuerdos a madera.

Hace no mucho tiempo el amigo Aurelio (G-M) colgó que la ultima añada “había perdido”.

Pues bien corroboro esto último, ya en nariz me ha parecido que tiene más detalles de fruta de tipo llichis y rosas etc... Pero en la boca me ha resultado con menos carácter, mas de tipo “fácil de beber” y me ha dado recuerdos en algún momento a GWT. Tal como apuntó G-M.

Tienes toda la razón Aurelio, quizás vendan más botellas, pero me han roto un pequeño mito que tenía yo.

Color amarillo pálido, reflejos dorados, limpio, transparente, lágrima ligera.
En nariz tiene buena intensidad de aromas de manzana verde, melocotón maduro, frutas exóticas sobre un discreto fondo mineral, una buena complejidad más detectable si no es muy baja la temperatura de servicio.
En boca tiene un paso suave, con cuerpo medio, es elegante, muy frutal con recuerdos de las frutas apercibidas en nariz, con final a fruta dulce. Buena persistencia final.

Interesante

Esta chardonnay, que en esa franja de precios siempre ha sido de mis blancos patrios favoritos, se nos está "gewurztraminizando".

Salen ahí unos toques de rosas, de uva moscatel, de lichís... que no me esperaba, y no me gustan en él.

Me gusta la chardonnay 234 de siempre, no esta gewurtz 234... Hasta dudé de si había algún error, sacaron otra botella en el restaurante. Y luego me compré otra en una bodega para tomarla en casa tranquilamente. Lo mismo.

¿Qué fue se esas suaves piñas, esos matizados tostaditos, esa cremita, esos cítricos que te elevaban...?

Estoy de acuerdo con el compañero anterior que está añada, a la que debo darle una segunda oportunidad, muestra un nivel algo inferior a otras. Quizás porque resulta más facilona y vulgar. Más floral, intenso como siempre, con volumen, pero menor acidez, más cansino. En cualquier caso y en mi opinión , un vino ya clásico, que siempre hay que probar si se quiere tener una referencia de las Chardonnay de por aquí

Vuelvo a escribir una nota de cata, en "mi" Verema. Desde la calma y tranquilidad.
Algo me ha cambiado este vino, tan conocido ya por mí y por muchos.
Quizás sea la añada en la zona. O tal vez el no beberlo desde hace un tiempo, que encuentro otros matices.

Sigue mostrándonos ese amarillo dorado y luminoso tan característico de este blanco. Algo menos intenso que en otras añadas
Comienzo a notar esa mutación en nariz; donde antes descubría la piña, en este 2013 aparece muchísimo menos, cediendo este privilegio de bienvenida olfativa a la pera blanca de agua, sobretodo, y al plátano.
Algún apunte floral o de hierba, pero muy de fondo. Intensidad media-alta.
En la fase gustativa, sigo notando diferencias. A estas alturas de vida del vino, en otras añadas, la acidez se marcaba más. Más cítrica, si cabe. Más puntiaguda.
Encuentro ahora, un 234 pacífico, suave. Agradable, por supuesto, pero más delicado en el paladar.
Finaliza con una peristencia notable, correcta.
Es sólo una opinión. Un apunte de cata más. Tal vez ha bajado un peldaño con respecto a los últimos 3-4 años.
Eso sí: como muchos comentáis a veces, sigue resultando un vino que sabe dejarte bien en la mesa.
Que tengáis una feliz primavera!!