Suena un poco cursi lo reconozco, pero esa sensación me quedó después de comer el menú de Rafa Soler. No voy a decir que es una promesa, porque una promesa está por hacerse, y este no es el caso. Rafa ya no tiene que demostrar nada solo hace falta que los aficionados a la buena comida lo vayamos descubriendo, él está ahí.
No vale decir que no está en una gran ciudad, Dénia lo es. Tampoco la distancia es una excusa, hay una hora de camino por autopista y cuantas veces hemos hecho muchos más kilómetros para comer en determinado sitio con menos garantías. Además una vez en Dénia hay muchas más alternativas que justifican el viaje.
El lugar donde está el restaurante es inusual pero extraordinario. Antes de llegar hasta donde está Rafa ya te deleitas la vista con auténticas maravillas del interiorismo. Ya sabeis dónde está, se ha explicado muy bien en el comentario anterior.
Tengo que destacar la unión entre cocina y comedor, forma parte del espectáculo ver cocinar a Rafa.
Ahora tiene dos menús. Uno con tres aperitivos y cinco platos por 39 euros y otro de tres aperitivos y ocho platos por 49 euros. Una ganga.
Yo tomé el largo. Los aperitivos fueron, carpaccio de gambas con wasabi, bocadillo de lomo con cebolla caramelizada y el tercero falso bloody mary.
Los platos servidos: Caballa a media sal, ñoquis de sepia con guisantes, pericana 2013, anchoas con cebolleta asada, falso tuétano de arrós en fesols i naps, cocochas de salmonetes, terrina de cordero y de postre coca maría con helado de limón y garrapiñadas.
Los vinos fueron un chardonnay de Nodus de Utiel-Requena y un garnacha de Ateca de Calatayud.
Toda una experiencia.

Más detalles aquí: http://www.ojoalplato.com/archives/5437

Hacía unas cuantas semanas que buscábamos un día para conocer el nuevo proyecto de Rafa Soler después de Joel Bistronòmic y ayer viernes nos dimos un festín.

El local es único ya que se encuentra en el ático de la tienda Pepe Cabrera situado en la entrada de Denia. Tiene una capacidad para 14 comensales y el gran lujo que la cocina forma parte del comedor o mejor dicho, el comedor forma parte de la cocina, donde puedes ver y interactuar con Rafa mientras te está cocinando y eso es lo que le da un valor añadido a esta experiencia, ya que es eso lo que vives, una experiencia gastronómica íntima y exclusiva.

El entorno es muy agradable, con la distancia entre mesas adecuada, un mobiliario de diseño con la peculiaridad que lo puedes comprar, ya que forma parte del catálogo de Pepe Cabrera y una terraza que le aporta gran luminosidad al espacio y es ideal para tomarse un gintónic.

El funcionamiento de Aticcok Joel también es peculiar y des de mi punto de vista muy acertado. Solo puedes visitarlo mediante reserva con 3 días de antelación. 2 días antes de la visita Rafa Soler te remite por mail 2 menús degustación para elegir y la carta de vinos con los que acompañarlos. Nos comentó que es la mejor manera para ofrecer el producto más fresco en cada momento y me da a entender que esos menús variarán de un día a otro según la oferta y calidad del producto.
Para empezar nos sirvieron un pan de hogaza, muy bueno, para degustar un AOVE de cultivo ecológico Beniqueis. Empezábamos bien y a partir de ahí 11 platos que colmaron nuestras expectativas con un par de ellos de los que me acordaré mucho tiempo.

-Croqueta de jamón. Masa de croqueta, sin rebozar ni freir, con unas migas de pan crujiente. Muy buena. Nos la tomamos con cuchara, por supuesto.
-Pepito de Pascua. Panecillo relleno de espinacas, creo, muy jugoso. Para comerse 4 o 5.
-Sopa de tomate o gazpacho. Perdón pero no me acuerdo exactamente lo que nos dijo Rafa. Refrescante.
-Berenjena con queso de cabra, dulce de huevo y mojama. Buen contraste de sabores.
-Caballa sobre una salsa de almendras, cebolleta en vinagre y rúcula. Un lomo de caballa en salazón durante 90 horas. Me gustó.
-Gamba amb bleda. Gamba con acelgas. Adaptación de un plato típico de la zona. 3 gambas de gran tamaño con acelgas y espuma de cabeza de gamba, deliciosa.
-Arroz caldoso de oreja, garbanzos y ajos tiernos. Sabor, sabor y sabor. Uno de los platos que marcó la comida. Qué caldo!
-Gnocchi de sepia con guisantes y caldo picante de sepia. Repetimos, qué caldo! Con el punto justo de picante y unos guisantes de lujo.
-Bacalao al limón con habitas picantes y rúcula. Taco de bacalao de gran calidad. En la mesa comentamos que, para nuestro gusto, las habitas estaban demasiado picantes y tapaban en demasía el sabor del bacalao.
-Cordero con salsa y cebolla. Nos encantó este cuello de cordero cocinado a baja temperatura y desmenuzado.
-Agua de valencia. Las palabras que mejor resumen este postre las dijo mi pareja: ”la primera vez que no tomo un postre de chocolate y no me importa”. Viniendo de una enamorada del chocolate es el mayor piropo que puede recibir. Conjunto de helados y espumas que hacen que “te comas” este conocido cóctel de cava, zumo de naranja y otros licores. Muy refrescante y ligero. Un final de lo más adecuado.

Para acompañar este menú bebimos 3 botellas de vino.
Viña Somoza Selección 2009. Un godello con crianza en barrica.
Pies descalzos 2011 de bodegas Marañones. Albillo con crianza sobre lías y en barrica de roble francés durante 10 meses. Un gran vino.
Clío 2009. Monastrell y Cabernet sauvignon murciana. Vinazo que acompañó perfectamente al cordero.
La cristalería es adecuada, cambio de copas y rellenado continuo. Por lo que pude ver, la carta de vinos no es muy extensa pero con algunas referencias atractivas y buen precio.
Terminamos la comida con café y un gintónic para la sobremesa que nos permitió conversar un buen rato con Rafa Soler sobre el buen momento que atraviesa la gastronomía en Denia y sus perspectivas de futuro.

Entramos al local a las 14.30 y salíamos a las 19. Puedo decir que fueron 4 horas y media de una gran experiencia gastronómica.
El precio es el del menú sin los vinos.