Con motivo del evento de maridaje de arroz y vinos valencianos, aprovechamos un buen dia de sol de ese otoño semiverano para ir a un local de los que están en el paseo marítimo, casi encima de la arena de la playa de la Malva Rosa.
Local lleno a rebosar (difícil de imaginar fuera del pleno agosto), mesas tipo familiar y elevado número de comensales, cubertería y vajilla aceptables. Somos de los pocos que van al menú del evento (la mayoría a carta) con lo que sin saber el menú, nos lo han encargado ya aunque al pedirlo amablemente nos lo traen en un libro en que están los menús de todos lo locales del evento.
Consiste en entrantes:
. chipirones fritos con ajos tiernos
. esgarrat
. fritura de pescaditos
De principal el arroz que consiste en paella clásica con pollo deshuesado con verduras de la huerta.
Postre: torrija de canela con naranja confitada.
Para beber Murviedro blanco (había opción de rosado y tinto) colección 2013 de uva sauvignon blanc. Se especifica que se servirá durante la comida, pero acabada la primera botella (eramos 4) y puesto que resultó mejor de lo esperado, pedimos una segunda botella que no cargaron como extra.
Hasta aquí lo que especifica el menú especial de las jornadas. Muy destacable que lo que habitualmente son extras buscados para hinchar la factura, aquí fue todo lo contrario porque así figura en la factura: invitación de los panes (que repetimos), del ali olí y tomate para el pan, un agua grande (Bezoya) y de dos cafés. Sorprendente que la factura no llevara ningún extra.
El servicio, igual que la comida mejor de lo que esperas para un local donde hay muchos comensales y cada uno a su aire. Destacaría que el arroz (un poco de sal lo hubiera potenciado) estaba también mejor de lo esperado para no ser una paella para nosotros, sino que imagino proveniente de una paella más general.
Pude ver la carta de comidas y vinos que nos entregaron antes de saber que íbamos al menú de las jornadas, y está algo por encima de lo que suele ser habitual en estos locales.
La puntuación de la comida y vino estaría más en un 6 y el entorno aunque las vistas son muy buenas, el bullicio interior lo rebajaría a 7.5. El precio es muy bueno pero se trata de unas jornadas especiales.
Hace tiempo me recomendaron este restaurante. En principio no me atraía en demasía por que me parecía un exterior anodino.
Está situado a escasos 20 metros de la playa, en el mismo paseo, ya casi llegando a la playa de Alboraya, con sus conocidos restaurantes Navarro y su hermano (literalmente), La Ferradura.
El matrimonio que regenta este establecimiento cuida con mimo a sus clientes. Me llama la atención que parte importante de su clientela sean habituales.
El arroz en su punto y unos variados entrantes sin sofisticaciones pero sabrosos.
Un lugar excelente para ir con niños y verlos jugar en la arena.