Día de agua, dicen que enero es seco pero este año se ha lucido.
En casa no nos vamos a quedar así que tras tres semanas de ausencia, nos vamos a Bilbo a ver que se cuece por allí.
Lo intentamos en el Bascook pero está completo, me alegro por ellos.
Así que dirigimos nuestros pasos hacia el Kasko viejo y decidimos entrar en el Sasibil, ya hemos estado y tenemos buen recuerdo.
La jefa de cocina es además de nuestro pueblo, no lo sabíamos.
Es un local de mucho pintxo con un comedor en su parte superior.
Mesas bien servidas de mantelería, de buen tamaño y correcta separación. Copas Riedel, descorche y dar a probar y cubitera al momento.
La persona que nos atiende es tremendamente correcta con nosotros y por ello le preguntamos qué nos aconseja para cenar.
Así que empezamos con una Ensalada Sasibil con lechuga, tomate, tomatitos, y sobre todo un acompañamiento de jamón un poco pasado por sartén que le da un toque sabrosísimo. Muy rica, la verdad, templada.
Nos ha aconsejado probar su Bakalao a la brasa con pimientos rojos al final me voy a hacer un experto en este pescado. Muy bien conseguido. Las láminas se separan solas. El toque de cocción perfecto. Sabroso de veras. Los pimientos de exposición. Tiernos a más no poder. Un sabor a caseros, de los que no es fácil encontrar.
Después nos sacan un Rape negro a la brasa con patata panadera y cebolla pochada un pez de muy buen tamaño. Tal vez podíamos perfectamente haberlo compartido y hubiese sido suficiente.
La carne impresionante, parecía que estábamos comiendo casi-casi langosta. Esa textura del rape pero al punto ideal. Un plato de los de recordar.
Con semejantes raciones uno llega sin ganas al postre.
Dos panes de txapata calentitos y crujientes, como a mi me encanta.
Para beber hemos pedido un Albariño Santiago Ruiz 2011 me ha gustado mucho. La nariz frutal a tope. Me ha parecido descubrir algo de pera en él. Yo de vinos..... Pero muy rico, la botella desaparece por encanto.
Un correcto cafecito y una copita de Moscato d´Asti un rico espumoso dulce con poca graduación y para nada empalagoso que se deja beber gustosamente.
Buen sitio para comer pescado y carne a la brasa por un precio correcto y con un buen servicio.
Después hemos ido a tomar un GT de la ginebra de moda en el Azoka, menos mal que me he aficionado antes de la cata de verema, quizás en caso contrario parecería un "txorra" que se apunta a todo. :-) Además hemos tenido la suerte de encontrarnos con el cocinero del Palacio de Anuncibai (Un "Gast" que no es "iola") del que hemos escuchado muchas anécdotas y que para más inri nos ha invitado a cenar en su casa. Ya os contaré la experiencia.