Otro mas para volver

Ya tocaba visitarlo y mas viendo los comentarios aquí vertidos. El local es enorme, imponente, gigante diría yo, de unas dimensiones estratosféricas. El servicio bien ganado tiene el sueldo sirviendo a las mesas mas alejadas de la cocina.

El restaurante es muy chulo, mesas muy bien vestidas, sillas cómodas, vajilla y copas de calidad, muy buena separación entre mesas y si hay que poner un pero es la música, excesivamente alta, y eso unido a que algunas malas canciones se te meten en el tímpano, hacen que en algún momento te sientas incómodo, al menos ese fue mi caso.

Ofrecen un único menú al precio imbatible de 20,00 €, que en este caso consistió en:

ENTRANTES

Paté de salmón con huevas de trucha en su tosta.- Diminuto bocado de excelente sabor.

Tempura de verduras con romesco.- Prescindible completamente, la tempura debe hacerse al momento y servir, de no ser así pierde el punto crujiente. En este caso además las verduritas estaban blandas, con lo cual mojar la salsa de romesco situada al fondo del vaso era tarea casi imposible.

Wonton con pato guisado y foie.- Este nos convenció mas, muy bueno, crujiente la masa y suave el interior.

PRINCIPALES

Lasaña fría de pollo de corral con praliné de avellanas.- Pequeño taco con la pasta al dente, con vistosidad de presentación y buena combinación de sabores.

Raviolis de langostinos con salsa tibia de puerros.- Plato de 10, que bueno todo, desde la vichyssoise hasta el ravioli, relleno de langostino y sepia troceadita, el mejor de la noche.

Magret de pato con chutney de mango.- Era el plato principal, pero no nos sorprendió, es un plato muy repetido en muchos restaurantes, aunque estaba bueno también.

POSTRES.- Tartar de melocotón y albaricoque con San Francisco texturizado y helado de nata, me ha llevado mas tiempo escribirlo que comerlo, exquisito.

Para rematar nos trajeron unos petit fours, de los que destacar el chocolate con cacahuete y el detalle de servirnos otro plato al alabar lo bueno que estaba.

De beber tomamos un cava de Nit rosado Raventós (17,90 €). Por poner un pero, es que sirvieron la botella con retraso, después de estar los entrantes algo de tiempo en la mesa. El servicio es darlo a catar y relleno contínuo de copas que no se resintió en ningún momento de la velada.

Una botella de agua y una manzanilla completaron la cena.

El restaurante es un encanto, el servicio en nuestro caso fue muy bueno (a excepción de la espera con el cava y lo elevado del tono de la música) y el precio es sumamente increíble para lo ofrecido. A tener en cuenta y repetir a ser posible cada quince días que cambian el menú.