No describo el rte. por haberlo hecho, y muy bién el amigo y compañero Gabriel Argumosa. Día de verano nublado y por eso decidimos abandonar Comillas y dirigirnos hacia el interior. Después de una rápida deliberación decidimos ir al Valle de Cabuérniga, pasear por Bárcena Mayor, una delicia de pueblo que conserva todos los vestigios, urbanismo y costumbres de sus centenarios años de existencia. Carlos I de España pernoctó aquí camino a Yuste.
Cinco personas sentados en una mesa redonda, bién vestida, buena y correcta vajilla y cristalería.
Nos decidimos por compartir dos raciones de cocido montañés(16,50), muy amplias y servido en una fuente al centro de la mesa. Muy bueno, sin ser pesado estaba en el punto óptimo de grasa de su compango, equilibrada proporción entre la berza y las alubias blancas. Uno de los mejores de la provincia. Ha sido varias veces ganador del concurso del Cocido Montañes y finalista.
Después pedimos :
- Solomillo (15,40), buenísima carne roja, enorme tronco y en su punto de hechura, acompañado de unas buenas patatas fritas. Disfruté mucho del mismo.
- Secreto de Jabalí (11,00), otra ración abundante y perfectamente confeccionado su punto de plancha, muy sabrosa, tierna y con aromas del monte. También acompañado de unas muy ricas y recién fritas patatas. El comensal lo alabó mucho.
- Setas de Rebozuelo con jamón ibérico(13,20), exquisitas dijo la comensal.
- Truchas de rio (12,10), de tamaño mediano y muy sabrosas las 3 unidades que venían en el plato. Estaban acompañadas de una muy correcta y rica panceta.
- Bonito con sésamo (15,00), gran rodaja que estaba envuelta en un crujiente de sésamo. Jugoso y rosado por dentro. Plato original que fué muy alabado por el comensal.
Postres : nos ofrecieron un variado de sus caseros postres. Tengo que decir que la familia tiene al lado del rte, una panadería en la que además de gran y afamado pan, elaboran pastas artesanas. Y consistío en : Tarta de queso, tarta de la abuela, tarta de la casa, arroz con leche(buenísimo) y helado de frambuesa. Todos ellos de buen nivel. Al observar que la tarta de queso estaba ligeramente seca, Irene nos la cambío por una que acababan de sacar del horno. Es de agradecer.
Para beber y acompañar la comida tomamos Pago del Vicario 50-50, 2008 (14,85), nos acompañó extraordinariamente bién ante la contundencia de algunos de los platos, agua mineral de litro (2,00), pan (0,80) y
cafés (1,35).
El servicio del vino es adecuado, abren la botella,te sirven al principio y a lo largo de la comida varias veces.
El personal trata de mimar al comensal y está pendiente de lo que puede acontecer en la mesa.
Tengo que destacar que realizan varias jornadas gastronómicas a lo largo del año. Tienen una carta de vinos en la que te puedes encontrar con vinos originales y no habituales por estas tierras y menos en este Valle de Cabuérniga y todo por que Irene tiene gran inquietud por los mismos. Lo dicho, un valor muy seguro en el Valle de Cabuérniga.
En el precio medio por comensal está incluida la consumición en barra, que fué de 6,00E.

Me ha sorprendido que no hubiese ningún comentario sobre este restaurante en estas páginas, pues se trata de un clásico, situado en el pueblo, de curioso nombre, de Correpoco.

Zona interior de Cantabria en el valle del Saja, cerquita de Bárcena Mayor.

Se trata de un negocio, de esos familiares que las generaciones posteriores, sin perder la esencia ni romper con nada, van agrandando, actualizando, etc., En estos momentos es una casa de comidas, con la panadería familiar adjunta y con un alojamiento rural.

Sábado invernizo, así que invitación de la mente al cuerpo o al revés, de visitar estos lugares donde se come, come… y pasar el día.
Local que en la entrada dispone de una barra de bar, más bien amplia, donde tomamos unos vinitos y la casa tuvo el detalle de poner unas tapas de arroz con conejo y unas aceitunas.

Tras este buen comienzo, pasamos a uno de los comedores, creo que dispone de tres situados en cadena, acomodandonos en el primero, en una mesa amplia para los cuatro comensales, con mantelería blanca de tela, junto a una ventana que da al exterior, sin grandes vistas.

Dispone de un menú del día con tres primeros y tres segundos, más postre, vino tinto de crianza o verdejo, por un total de 19 euros con impuestos incluidos. Nos decidimos por la carta, pero el menú tenía muy buena pinta.

La carta con productos típicos de la zona de cuchara, donde no faltan las alubias y cocidos, con la caza y carnes muy presentes. Algún pequeño guiño a elaboración fuera de lo más cásico.

Hemos tomado:

Compartiendo:
- Media de croquetas de setas (creo que eran de trompetas de la muerte), que constaba de 6 unidades.
- Ensalada de perdiz escabechada.
- Carpaccio de venado.

Las croquetas de formas alargada, caseras y con sabor a la seta, lo cual cuando se habla de croquetas no es poco y desde luego no muy frecuente.

La perdiz presentada entera en el centro del plato, con un muy buen punto de escabeche, al menos para los que nos gusta que estos no sean muy fuertes. Con esta cantidad presentada, ahora que suele ver con frecuencia, las ensaladas de perdiz escabechadas en muchos lugares, sacan 4 raciones y el precio no era muy alto, en concreto 12.40 euros más el IVA.

El carpaccio a 10 euros, con una ración muy generosa, presentado con un montoncito al centro de queso tipo parmesano en lasca finas: buen sabor, que nos gusto sin levantar exclamaciones.

De platos:

Dos raciones de cocido montañés, presentado en un recipiente de tipo metálico, en buena cantidad, con el compango en el mismo recipiente: nada grasiento, en mí criterio la alubia era algo grande para el cocido montañés y la berza algo grande picada. Del compango el chorizo con buen nivel, el tocino igual y la morcilla de arroz me gustó menos, eché en falta costilla. No obstante, este local obtuvo el premio al mejor cocido montañés en una edición, creo del año pasado. A 7.50 euros por comensal el cocido.

Bacalao, una ración a compartir, albardado con un ali olí, buena ración, buenas lascas del bacalao, algo falto de sabor si recordamos el bacalao de otros tiempos, quizás al estar algo falto de punto de sal y bien logrado el albardado.

Tres postres, siendo el mío unas torrijas de sobao a 4.50 euros, que para mí fue lo único flojo de la comida, presentado como dos porciones alargadas, una con un recubrimiento de tipo almibarado, pero me resultaron las dos secas.

La carta de vinos, tiene cosas curiosas a unos buenos precios, estuvimos disfrutando de Castaño colección 2004, De Muller 2007 y Pago Vivario 50/50 2007, como veis vinos sin ser cosas astronómicas, ni caras, pero fuera de los circuitos sencillos.

En cuanto al servicio del vino en sí, cambio de copas con cada vino, abrir y probar.

El servicio de la sala, con ganas de agradar y diligente.

Se completó la comida con tres cafés y una infusión más dos botellas de agua.

El precio por comensal, sin vinos fue de de 20.50 euros.

Como conclusión local clásico, que va evolucionando, con alguna cosita nueva, con unos precios ajustados y unos vinos con detalles curiosos dentro de su nivel y buenos precios también.

Con buen tiempo dispone en su exterior de unas mesas, donde se puede comer, que aunque está a pie de carretera, sus vistas a la zona de sierra cercana son grandiosas.