Restaurante Isamar en Madrid
Restaurante Isamar
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
35,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.5
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.0
Callos a la madrileña
Patatas a la importancia con congrio
Escabeche de chicharro
Boquerones rellenos
Ensaladilla rusa
Croquetas caseras
Opiniones de Isamar
OPINIONES
4

Poco más a añadir a lo ya publicado.

Se trata de un restaurante pequeño y modesto en un barrio (Ascao-Pueblo Nuevo) algo apartado del centro de Madrid. Es un bar-restaurante antiguo, con un lavado de cara que lo hace un sitio agradable y muy limpio.

Trato cercano y muy amable.

Éramos seis personas y pedimos lo siguiente:

Primero a compartir

- Boquerones rebozados. Muy buenos y jugosos.

- Croquetas de jamón. Hacía mucho tiempo que no comía unas croquetas tan melosas. Deliciosas.

- Mollejas de cordero. Buenas también, algo sabrosas de más, quizás.

- Judías con perdiz. Enorme guiso, con una alubia muy buena y todo el sabor de la perdiz. RCP fantástica, 7 euros nos cobraron y además nos lo dividieron en dos platos de barro para comer más cómodos.

Y después un segundo para cada persona: en mi caso pargo al horno. Buen pescado, preparación sencilla. Ración algo cara: 25 euros. Pero no es un pescado barato.

El resto de cosas que se pidieron: cocochas de merluza, chipirones rellenos en su tinta, entrecot, merluza en tacos. Me consta que todo estaba muy bueno. Muy casero, muy bien preparado y gran producto.

De postre para compartir: tarta de requesón y leche frita. Ambas muy caseras igualmente y francamente buenas.

Acabamos a reventar.

El apartado de vinos, mucho mejor de lo esperado para un lugar como estos. Se nota interés y se nota la mano de algún ilustre visitante (como el que tengo debajo mío). Copas decentes y grandes. Carta más que correcta para un lugar como ese, evidentemente con abundancia de Riojas y Riberas, pero con suficientes blancos y algún champagne bueno. Tuvieron un pequeño fallo o un malentendido. Les pedí un Pierre Paillard Grand Cru, no les quedaba, creo, y me trajeron un Laherte Freres blanc de blancs sin preguntar. Bueno, ni tan mal. Posteriormente bebimos un Suertes del Marques El Esquilón, a 25 euros y un Fedellos do Couto Bastarda, a 35. Como se puede ver precios bastante ajustados.

Es de señalar que tengan vinos de este estilo en un lugar como este.

Lugar para repetir, aunque no me pilla excesivamente bien , pero lo merece. Además el trato es muy agradable. Además con buena RCP. Con vinos más asequibles hubiéramos salido a unos 35 euros por persona.

Quedada con unos buenos amigos habituales de estas páginas y a instancias de uno de ellos, decidimos celebrarla en este local, un clásico del distrito de Ciudad Lineal donde lleva más de 40 años en funcionamiento. El local es discreto tanto en su exterior, con la típica vitrina-expositor a la calle como en su interior, resulta cómodo y lo suficientemente amplio, estamos a gusto siendo 6 comensales en la mesa.

La cocina es de las de toda la vida, se trata de un negocio familiar que ofrece una comida casera con distintas especialidades de siempre elaborada con el cariño que esperas en una de esas casa de comidas de barrio, de las que por desgracia cada vez van quedando menos en Madrid. Resultó sencillo elaborar una comanda que nos convenciera a todos, pidiendo dos o tres raciones de cada una. (Adjuntamos precio por ración).

Croquetas caseras (6€)
Ensaladilla rusa (7€)
Boquerones rellenos (12€)
Escabeche de chicharro (8€)
Patatas a la importancia con congrio (10€)
Callos a la madrileña (12€)
Albóndigas de ternera (10€)
Chuletillas de lechazo (17€)
Arroz con leche (4€)

Platos que requieren poca presentación, croquetas como debe ser una buena croqueta, una ensaladilla impecable de principio a fin, unos boquerones deliciosos, rebozados y emparedados con un pimiento de piquillo entre ellos haciendo un suculento “bocadillo”, un chicharro escabechado jugoso y pleno de sabor, unas patatas a la importancia sublimes por su punto de cocción y rebozado, muy ricas con esos abundantes trozos de congrio y almejas, unos callos como deben ser, jugosos, sabrosos y melosos, aunque quizá un poco más picantes de lo que nos gusta, albóndigas igualmente fantásticas, como las que comemos en casa y unas chuletillas como deben ser tanto en calidad de producto como en punto. Otro aspecto a su favor son las excelentes patatas fritas caseras, tan buenas que las repetimos con todos los platos de carne. Y por si fuera poco rematamos con un magnífico arroz con leche, que casi no pudimos terminar dada la pantagruélica ingesta anterior…

Carta de vinos corta pero interesante, con propuestas para todos los públicos basadas en producto nacional y con algunos vinos foráneos interesantes aunque fuera de carta, así que resulta recomendable preguntar, precios correctos en general. Surtido de copas suficiente, no tuvimos problema en una comida un tanto especial donde disfrutamos de vinos aportados por nosotros del nivel de:

Manuel Raventós Gran Reserva Personal 1998: gran cava de larga crianza y degüelle reciente, complejo, seco, largo y mineral, de los mejores. [8,9/10]

Champagne Bollinger Grande Année Rosé 2004: la finura y elegancia habituales en la casa con el punto extra de ese 5% de vino tinto. Joven pero maravilloso. [9,4/10]

Viña Tondonia blanco GR 1994: última añada de uno de los grandes blancos nacionales y un vino lleno de esencia y complejidad, para guardar muchos años. [9,3/10]

Imperial Reserva 1970: una referencia infalible y más en un año tan bueno como el 70, ejemplo de lo que debe ser un Rioja de manual. [9,4/10]

Romanée-Conti Romanée-St-Vivant Grand Cru 1986: un Borgoña de raza, misterioso y cambiante, rústico y mineral, que responde al mito del productor. [9,5/10]

Château Palmer 1999: un Margaux joven y en plenitud, mostrando un claro carácter de la merlot, para guardar unos años más. [9,2/10]

PX Solera 1830 Alvear: un PX viejisimo montillano lleno de fuerza y concentración pero perfectamente razonable tras 10 años de la saca. [9,7/10]

Rematamos con un GT de Seagrams elaborado sin florituras como debe ser. Servicio de mesas cercano y amable, típico de una casa de comidas familiar donde nos trataron como clientes de toda la vida. Al final, todo este festín (vinos aparte, claro) costó 35€ per persona, un precio sin duda muy ajustado si tenemos en cuenta la calidad y la cantidad de lo que comimos y que hace que sin duda nos planteemos volver a esta casa para probar algunas especialidades que nos dejamos en el tintero como las fabes con perdiz. Una casa de comidas de barrio, de las de toda la vida, donde se come bien y a gusto. Poco más se puede pedir.

  • Callos a la madrileña

    Callos a la madrileña

  • Patatas a la importancia con congrio

    Patatas a la importancia con congrio

  • Escabeche de chicharro

    Escabeche de chicharro

  • Boquerones rellenos

    Boquerones rellenos

  • Ensaladilla rusa

    Ensaladilla rusa

  • Croquetas caseras

    Croquetas caseras

Comida de ámbito laboral y debido a la ubicación del lugar (favorecía a todas las personas que posteriormente íbamos a vernos) decidimos hacerla en este restaurante . Decisión que nos lleva a ratificar en esencia dos hechos objetivos y casi categóricos :

-El sencillo y grandísimo trato que dan a un producto soberbio.

-La práctica imposibilidad de mantener una conversación a unos niveles normales en cuanto se ocupan dos mesas más del pequeño comedor , situación en este caso de una gran incomodidad en circunstancias como la que nos ocupa (comida de trabajo).

Como nada ha cambiado en la disposición del local, pasaremos a tratar en lo que consistió esta comida para cuatro personas:
A modo de entrantes la cosa quedó así:
Bocartes rellenos. Consisten en abrir un boquerón por la mitad (sin espina central) y sin separar los lomos se introduce un pimiento de piquillo. El conjunto se termina poniendo otro boquerón a modo de tapa como el que nos sirve de base (como si de un bocadillo se tratara) y se reboza y se fríe. Hasta aquí, la descripción; la ejecución es irreprochable: aceite limpio, rebozado ligero y perfecto, crujientes y jugosos. Un par de “bocadillos marinos “ por persona.
Croquetas de jamón. Ya comentadas en el post anterior. Apuesta segura cuando alguna persona acude por primera vez. Tampoco he visto quejarse a ningún ”repetidor”

Pulpo a la gallega Sin decir que estuviera mal, no estaba a la altura de los entrantes anteriores aunque siempre “escoltado” con unos ingredientes de primerísima calidad.

Como platos principales dos personas compartieron una fuente de cuchifrito de cabrito. Copiosa ración de pequeñas porciones con un plato de patatas fritas que prácticamente valdría la pena venir por ellas. Elogios para dicho plato.

Merluza en salsa. Hermosa porción de una restallante merluza (¿Será porque la salsa no es el término eufemístico para “colocar” el género más fatigado?) acompañada de almejas y espárragos. Ni rastro en el plato…

Yo opté por una ventresca de bonito plancha, una magnífica ración en la que hice hincapié en el poco punto de plancha y que trajeron según lo pedido. (Hasta tal punto que dudaron en dejármelo en la mesa).Para un amante del atún rojo como soy , lo siguiente en mi lista de túnidos es el Bonito de calidad como la que nos ocupa (carne rosada y fina).Digo esto porque a veces llegan a las mesas y mercados unos túnidos blancuzcos y que desprenden un fuerte olor que se aleja mucho de la sutileza de los primeros y que por su textura y sabor deberían de ser “encerrados en unas latas de conserva y condenados a formar parte de alguna ensalada mixta de dudosa calidad”.
Disfruté mucho con este plato.

Para beber hubo que compaginar varias circunstancias antes de elegir el vino:
Escasez de referencias de un lado y predominio del “tintocentrismo” en la mesa en el otro , por lo que optamos por un Viña Cubillo 2005 del que acabaron cayendo dos botellas y que por su características de elevada acidez y baja graduación (13º) consideramos que era el más adecuado como solución de compromiso a la exigencia del momento.
Cerramos con unos cafés en casi todas sus variantes (hielo, cortado, descafeinado...)

En el transcurso de la espera antes de empezar a comer y como preparativo habíamos tomado unas cañas, un Martini y un bitter.

Servicio correcto y eficaz.

Próximo a la calle Alcalá, entre los barrios de Quintana y Pueblo Nuevo se encuentra este restaurante emplazado, llamado Isamar -que no Izamar, sito en San Sebastián de los Reyes-.

Es uno de esos bares-restaurantes de barrio con muchos años a sus espaldas, que siempre han estado regentados por las familias propietarias y que en estos tiempos donde los días de las espumas y los nitrógenos líquidos parecen tan lejanos, vuelven a tomar cierto protagonismo.

Al final todo tiene su sitio, y si por delante se hace bandera de la cocina sin artificio, con sencillez y honestidad y con cierto cuidado de la materia prima, pues es muy difícil dar malos resultados.

Al tratarse de una de esas comidas tan en boga en estas fechas, nos reunimos cuatro personas en un lugar no excesivamente grande, con una pequeña barra a la derecha y separada del comedor por unos biombos.

La separación entre las mesas es pequeña y cuando el comedor está lleno el exceso de decibelios puede llegar a ser un poco molesto.La cubertería, vajilla y coperío llegan al aprobado raspado.La carta de vinos es muy justita con las dos RR de principales actores (Rioja y Ribera del Duero) y alguna referencia de otra denominación nacional de corte muy comercial.

Pero ahora llega a lo que verdaderamente se viene aquí.

A modo de entrantes compartidos para los cuatro, éstos fueron los nuestros:

Mollejas de lechal de una aspecto fantástico y de una textura y sabor por los comentarios de mis compañeros, impresionante.El cordero y yo somos incompatibles desde siempre.

Huevos, patatas, pimentos verdes y jamón ibérico pocos comentarios se pueden hacer sobre este plato que se repite por doquier.¿En cúantos de ellos las patatas están hechas en sartén con aceite de oliva vírgen nuevo? Con eso os podéis hacer una idea del resto de los ingredientes(¡Tan fácil,... Tan difícil!)

Croquetas de jamón ibérico sin duda están entre las mejores que he probado.Todo lo que se pueda esperar de las mejores croquetas que penséis.Igual las incluyo en el post que había al respecto:La ruta de las mejores croquetas. Ni madres, ni abuelas, ni gaitas.
Excelsas.

Como platos principales:

Fabes con pérdiz Enorme ración de este plato que quien lo comió dijo de experimentar una sensación próxima al éxtasis.

Arroz caldoso Aunque la persona que lo pidió, terminó encantada, en el aspecto visual no me acabó de convencer ni por el color, ni por la presencia( más cercano a una sopa). Apostaría a que fue lo más flojo de todo lo se comió.Dejan el recipiente en la mesa para servirse a discreción.

Para otra persona y para mí compartimos un magnífico ejemplar de besugo al horno hecho en su justa medida y con un aliño genial,con ajo,guindilla,vino blanco y limón.

Finalizamos con unos cafés (ante el riesgo de sufrir un ataque de pancreatitis) y unos orujos por cuenta de la casa.

Hubo algunas personas que tuvieron que marcharse por no haber sitio para comer.

La cocina de toda la vida, pues mira tú, también tiene su aquel sobre todo si sabe hacerse como aquí.

Todo esto se acompañó de dos botellas de Campillo Crianza 2008.

¡¡Ay, si prestaran un poquito de atención al tema de los vinos...!!

No puedo opinar sobre la RCP, puesto que fuimos invitados.

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