Fuimos a comer un viernes y aunque tenian un menu degustacion decidimos comer de carta. Pedimos de entrante una milhoja de calabacin buenisima, un plato de raviolis de pasta fresca, ya que es la especialidad de la casa, de crema de salvia, impresionantes buenisimos, lo acompañamos de un vino blanco italiano, petalos del amor, me encanto el nombre, estaba buenisimo, de postre una pequeña variedad de tartas caseras que estaban todas riquisimas, la atencion de la camarera esquisita, correcta y sabiendo lo que vendia porque nos asesoro muy bien. Un precio muy asequible a relacion calidad precio. Volveremos seguro. Super recomendable. Eso si, hay que llamar para reservar tiene mucha afluencia de gente. Ah!!! Una decoracion muy cuidada, preciosa.