Restaurante Marlen Tastets en Barcelona
Restaurante Marlen Tastets
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,40 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
martes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
35 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
9.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.5
Opiniones de Marlen Tastets
OPINIONES
3

Segunda visita a este local para disfrutar de nuevo de su menú de mediodía que consta de 3 primeros, 3 segundos y también 3 postres a escoger.

Para beber, me decidí por un vino tinto de Cádiz (Garum) servido en una buena copa. Volumen (unos 15 cL) generoso y por ella pagué 3,80 eur. Es de destacar que cuentan con grandes vinos por copas a un coste razonable (precios que no llegan al doble del coste real de la copa; creo que tienen un sistema de cierre al vacío de la botella que lo permite). El tinto, más que digno (Merlot, Syrah y Petit Verdot), acompañó bien la comida.

De primero, ensalada de pasta con salmón ahumado cortado grueso acompañada por lechuga, nueces y pepino. Muy fresca, ración abundante... el único pero, que la salsa (una mayonesa diría que tártara) no acompañaba mucho, pues era algo fuerte para mi gusto.

De segundo, cordero con patatas guisadas en rodajas y all i oli. No era la parte más noble del animal como es de esperar en un menú de 17,90 eur + bebida pero la ración también era abundante y las patatas estaban muy ricas.

Es un pecado ir a Marlen Tastets y no probar sus deliciosos quesos: tienen unos 15 de diferentes, a cual más rico. Me decidí por uno de la isla del Hierro (bastante bueno, algo suave pero con carácter), otro más fuerte que ahora mismo no recuerdo de donde era y, por último, el mejor de todos (una recomendación del dueño) que era uno de leche de cabra cruda (los otros dos también eran de leche cruda, más sabrosos que los de pasteurizada) del Pirineu de Lleida, cuya degustación ya merecía una visita al restaurante. La ración se cotizaba a 8,50 eur, uno más que el año pasado, pero se pagan con gusto.

De postre (los quesos era lo único que comí que no estaba incluido en el menú de 17,90 IVA inc) un helado de lima y menta. Muy fresco y buen colofón a la comida, tal vez con demasiado sabor a menta pero muy rico.

Para acabar, un café solo Illy (1,80 eur) servido en una buena taza pero con azúcar de sobre y sin algún acompañamiento, quizá el único punto débil de la visita.

Como dije en la crítica anterior, un local con un producto exquisito y en el que comer a la carta ha de ser un placer si dispones de un mínimo presupuesto (de todas maneras, por 45-50 eur te puedes dar un buen homenaje). Quesos y vinos memorables, buen trato, local acogedor con música bien escogida... ¿qué más se puede pedir)

Un restaurante más que tenía ganas de visitar. Se trata de un local bastante nuevo (2010), pequeñito (unas 16/18 plazas) que hace esquina en la calle semipeatonal del Clot en el barrio de su nombre.

Las críticas en internet eran más que positivas. Se caracteriza por ofrecer un producto de máxima calidad, tanto de comida como de bebida y que cuida mucho los detalles. Al llegar uno de los propietarios, que hace de jefe de sala, me preguntó si quería leer algún diario y al regresar del lavabo ya lo tenía en la mesa.

Tiene un menú de mediodía laborable por 16.90 eur + bebida que es el que tomé. Para beber tienen unas 4 opciones por copas. Me decidí por un clásico: Enate Chardonnay. Servido en la copa Riedel adecuada a la temperatura correcta (fresquisimo) me supo a gloria. Una copa generosa a un precio adecuado (4.20 eur). El hecho de girar la cabeza y ver que en la barra tienen un Belondrade y Lurton, un Ekam de Castell d'Encús (Costers de Segre) y un Ribeiro de Emilio Rojo te hace pensar la categoría del local. Un trío a la altura de la delantera del Barça...

De primero, unas mongetes (judías) blancas de Santa Pau con carpaccio de bacalao con un poquito de lechuga para acompañar. Muy bueno, servido en timbal circular con el bacalao encima de las mongetes. Fresquito, como apetece en verano.

El segundo plato que escogí ya justificaba la visita al local: rabo de toro con unos bolets (setas). La carne, melosa que se deshacía en la boca con su grasa (o era gelatina...). El caso es que estaba buenísima, las setas también. Quizá una ración algo pequeña, pero teniendo en cuenta que era un plato de menú, ninguna pega. El pan, incluído en el precio, también a la altura.

Para completar la comida y viendo unos quesos estratosféricos también en una vitrina de la barra me decidí a probar 3 y la verdad que de tener más hambre y menos reticencias con el presupuesto era para atreverse con casi los 12 que había en total. Para empezar, un Brillat-Savarin, que nunca (pecado) había probado y que a primera vista parece un Brie... totalmente equivocado. Suave pero fuerte a la vez, cremoso, con un sabor a nata... Buenísimo. La ración era generosa, acompañada por unas buenas tostadas, media nuez y mermelada de higos sobre una tabla de pizarra negra o similar. Su precio (7.50 eur los tres), más que correcto. El segundo, un Pouligny St. Pierre, de esos de cabra que se funden/aplastan con el calor. De sabor ya más fuerte, muy rico, no me impresionó tanto porque había probado alguno similar. Para acabar la cata, un queso italiano de castaña (color marrón medio/alto) fuerte y de un sabor muy peculiar.

El postre (incluído en el menú) fue de lo más terrenal: un helado de fresa (nata) de color demasiado rosado y de textura convencional pero muy rico y superior a la mayoría de helados que solemos probar. Servido (la vajilla está muy cuidada) en una copa bastante bonita y con una cucharilla con la punta recta y no ovalada.

Para acabar, un buen café Illy (1.80 eur) en el que (nos acostumbramos demasiado rápido a lo bueno) noté a faltar alguna galleta/chocolate y que el azúcar no fuera de sobre.

El trato del jefe de sala/camarero, fantástico todo el rato y qué decir de Marlen, la cocinera. Hay gente que tiene don. Suave música de acompañamiento, buena decoración, todo muy acojedor. El sitio se llenó en una hora.

En resumen, un local que mima el producto y a los comensales, quizá el mejor del barrio y no del distrito porque a un par de kilómetros de distancia hay uno situado en un rascacielos en el que trabajan unos gemelos que parece que lo hacen muy bien.

El local es de reciente apretura (antes del verano), pequeño y coqueto, con una cocina vista impoluta donde Marlen trabaja a gusto. Fue un descubrimiento delicioso. A mis amigas y a mi nos sedujo unos "tastets" inverosímiles, por su juego de nutrientes , texturas y presentaciones. Pero todo sutíl, delicioso, y quizás algo frugal...
Me chocaron unas mini "papas arrugás" , presentadas en fila india con su piel tapizada de una sal finísima, y su base libre de piel a punto para mojar en mojo picón o aceite de altísima calidad.
Otro acierto fueron unas "piruletas de langosta" que eran eso, unas piruletas con carne de langosta rebozada crujiente con no se qué!...
Despues de otras esquisiteces ¿ Croquetón de boletus edulis, anchoas soberbias...) vivnieron los platos fuertes: fueron muslos de codorniz ahumados (pero ahumados de verdad, eh?)que al paladar desconcertaban por lo ricas y extrañas. Otras tomaron: "cua de bou" ( rabo de toro),Foie entier , Dados de atún, que tambiçen superaron las expectativas
En fin, fue una velada de "lujo" ( los precios suben!) que regamos con un cabernet sauvingon más samsó de L,Empordà "Punt i Apaart" que redondeó la comida.
Recomendable para gente con gusto abierto, y ganas de darse un pequeño capricho en un lugar sin pretensiones pero de buena gastronomía.

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