Una estrella y de propina. Se trataba de un menú cerrado por 35.00 € + IVA. Eramos 18 comensales, uno de ellos vegetariano. Estamos hablando de un coste total de 684 € para toda la comida, copas aparte. La disposición de las mesas era pésima, había una gran esquina donde nadie comía. Ellos hicieron una valoración; dijeron: - como son 17 comensales, ponemos un plato de los entrantes por cada cuatro. Por tanto comida escasa, todo al centro de la mesa. Como digo, ponían un plato por cada cuatro es decir; un plato de tomate con rastros de bonito y aceitunas (tomate para hacer conserva), un plato de salmón y bonito muy reseco, un plato de jamón ibérico y queso (bastante generoso) , un plato de puntillitas con calamar rebozado (escasísimo) y un plato de langostino a la sal y al horno (escaso pero bueno), terminamos con carne de cordero a la brasa y patatas a lo pobre (cordero en su inmensa mayoría de pierna). Eso sí bebida, la que quisiéramos.
Para un menú con importe total de casi 700 €, muy mal servidos, muy mal tratados, desproporción y desequilibrio entre unas esquinas y otras a la hora de poner la comida, por falta de profesionalidad.
Falta de calidad y de estilo profesional, nos hicieron pagar en la barra dos cañas, un vermut y una coca-cola ligt. No nos dieron opción a elegir postre, lo sirvieron directamente y lo más graves solicité dos platos más de cordero a la brasa y me espetaron que lo tenía que pagar a parte. Si es cierto, que a posteriori se disculparon.
No recomiendo el sitio, por lo menos para comidas de empresa a nadie, mala calidad, mal servicio y poca delicadeza. Yo conozco el sitio de ir varias veces, me dejaron muy desencantado.
Un saludo.
Todavía quedan lugares en las pedanias de la ciudad de Murcia donde se muestran atisbos de la extinta huerta: aperitivos de habas crudas con bonito en salazón, patio con limoneros....
Este es uno de ellos aunque la decoración es diferente, rústica pero moderna y elegante, con ladrillos visto, maderas, etc. Cuenta con varios salones independientes. Aparcamiento propio y enorme, zonas de limoneros, patio interior, terraza al entrar, juegos para los niños. Un marco ideal para comer. Y para entrar hay que cruzar un pequeño puente sobre una de las acequias más bonitas de Murcia: miel sobre hojuelas.
Como entrantes tomamos pulpo a la gallega (bueno), ensalada de la casa (corriente), migas huertanas (exquisitas), tortillas con patatas fritas para ambos zagales, y para los adultos costillas de cabrito (muy buenas) y merluza a la marinera (muy buena), postres arroz con leche (bueno) y tarta de la muerte (bizcocho de chocolate con salsa fria de chocolate por encima, bueno), 1 café y 1 botella de agua. La comida muy buena, buena materia prima y bien cocinado.
El vino fue un pequeño problema, en tintos no salen de los clásicos riojas (Muga...), Riberas (Protos...) y Jumillas, en blancos verdejos de Rueda y Albariños típicos (Martin Codax), aunque sorpresa en rosado (Malón de Echaide). Pedimos un Remelluri crianza a temperatura incorrecta pero se podía beber. Copas corrientes, nulo servicio del vino. El servicio es otro pequeño problema, camareros jóvenes con poco experiencia y los de más experiencia ofrecían un trato poco correcto.
Un local precioso, puedes ir con niños porque hay zona de juegos infantiles en el patio, buena comida y retazos de una huerta que nuestros políticos han dejado morir.
La cuenta: 90 euros los 4