Domingo de septiembre. Apurando el verano llegamos hasta L'Hospitalet de l'Infant. A la hora de comer sorteamos los clásicos locales de costa y decidimos entrar en este restaurante. Local pequeño de decoración clásica. Nos recibe el propietario que nos acomoda en una mesa un poco justa de tamaño, vestida correctamente, con mantel de tela y un camino de mesa encima. Menaje corriente. Él mismo nos trae las cartas y nos toma nota. Ofrecen comida a la carta y dos menús, uno de arroz, ambos a 15'50 €. Nos decantamos por el otro menú, que cuenta con dos primeros, dos segundos y dos postres. Antes de llegar los primeros platos nos traen unas aceitunas arbequinas y unos buenos buñuelos de bacalao. De primero una ensalada catalana, bueno, de ensalada sólo tenía tres hojas de lechuga y zanahoria rallada (no era de bote, detalle que se agradece), el resto un surtido bastante completo de embutidos, de calidad desigual pero más que aceptable. El otro primero fue un revuelto de setas y gambas. Las setas de bote, las gambas frescas, escasas y muy buenas. Como segundo plato tomamos atún a la plancha. Bueno, un pelín pasado de cocción, acompañado por unas verduras confitadas. De postre melón y una bola de helado de café con chocolate que creo que no perdurará en el recuerdo. Para beber agua, que había que conducir. La carta de vinos corta centrada en DO catalanas y las más típicas españolas. Por lo que vi en otras mesas, el servicio se quedaba en el descorche y poco más, y las copas bastante horribles. Posiblemente tengan algunas mejores de solicitarlo el cliente. Acabamos con un cortado. No sé si volveré algún día a l'Hospitalet de l'Infant, pero de ser así, es posible que repitiera, ya que, sin ser una comida espectacular, si me pareció un local más que correcto.