La taberna de los tres siglos
Eso es lo que reza en el tríptico de la taberna que me llevé a casa. Fundada en 1830 por un picador de toros: Colita. Desde entonces ha pasado por varias manos, por ejemplo las del torero Antonio Sánchez, conservando su decoración original hasta convertirse en la taberna madrileña más taurina y castiza sin reformas: antigüedades, alguna cabeza de toro de época, su barra de madera maciza y tallada, espejos. En este lugar ha habido exposiciones del pinto Ignacio Zuloaga, etc. Vamos, una taberna con mucha historia y lleno de recuerdos; un viaje al pasado.
Su gastronomía trabaja para conservar la cocina tradicional madrileña y andaluza: sus especialidades son el rabo de toro, cocido madrileño, olla gitana, callos a la madrileña, caracoles a la madrileña y torrijas. Se pueden pedir raciones y cazuelitas de casi todo. También amplia oferta de montaditos.
El día anterior intentamos reservar mesa en su comedor, pero afortunadamente nos dijeron que ya estaba completo. Menos mal, pues cuando fuimos nos resultó diminuto y jaleoso, situado al final del local y sin luz natural. Sin querer y por suerte, disfrutamos del ambiente popular sentados en una de las mesitas de mármol blanco frente a la barra.
Servicio muy eficiente, atento y simpático por parte de una joven canaria.
Compartimos entre los tres:
- Salmorejo cordobés: Demasiado flojo de sabor y falto de cremosidad.
- Berenjenas con miel: Flojas, flojas. Menos mal que no estaban aceitosas.
- 3 x Montados de jamón con salmorejo: Algo sencillo que no puede fallar, pues falló; el jamón estaba demasiado tieso.
- Huevos estrellados con jamón. Fuente con dos huevos, patatas cortadas en panadera y lonchitas de jamón ibérico que no entusiasmó.
- Media ración de caracoles: Quizás lo mejor de todo. Aún siendo media ración, generosa en caracoles de buen tamaño y perfectos de punto. Ligero toque picantito de la guindilla que se agradece ahora con los calores estivales. Salsa de rechupete.
- 2 x Cazuelitas de olla gitana: Potaje tradicional jerezano (realmente se le llama berza gitana en Jerez de la Frontera) difícil de ver en Madrid. Se prepara también en Murcia y otros puntos de nuestra geografía, pero con legumbres y verduras únicamente. Guiso que requiere su tiempo de cocción y que está mejor al día siguiente como suele ser habitual en casi todos ellos. Bueno el punto de los garbanzos y alubias, berza o quizás acelga no muy abundante, aunque sorprendentemente demasiado "light" a pesar del chorizo, morcilla y otros productos del cerdo.
- 2 x Cazuelitas de callos: Sorpresa cuando los presentaron. Aspecto blanquecino, sin color (no usan pimentón ???). Guisados con morro pero sin manitas. Tras el susto inicial, nos resultaron con buen sabor y con la salsa bastante ligadita. Buenos pero no para echar a correr.
- 1 x Torrija: Tenía ganas de probar sus afamadas torrijas. En cualquier sitio se comen mejor; demasiado empapadas, blandas, tontorronas. Para olvidar.
Para beber tomamos cerveza, no muy bien tirada a propósito, sin preguntar por su oferta de vinos, por lo que no puntuaré ese apartado.
Experiencia un tanto decepcionante. No nos entusiasmó y no creo que volvamos a probar su afamado rabo de toro.
Precio total: 73.40€ (incluido IVA, cestita de pan a 1€, 2 cañas y 4 dobles de cerveza a 2.50€, un refresco y botellita de agua a 2.20€).
Nota: El precio indicado por persona corresponde a un tapeo con un entrante y un par de cazuelitas, bebidas aparte.
