Callejeando, hemos llegado hasta una tranquila plaza donde hemos encontrado una apacible y fresca terraza. Local sencillo. Tapas tradicionales. Servicio amable y de trato familiar. Menaje muy sencillo. Manteles y servilletas de papel. Carta de tapas con platillos caseros interesantes. No he mirado la carta de vinos.

Hemos picado una tapa de croquetas de espárragos (2,20€) deliciosas y nos han puesto una de espinacas con roquefort que ha gustado mucho a mi mujer, una tapa de salpicón de pulpo (2,-€) con el pulpo más bien duro y unas patatas bravas con tres salsas (3,50€) ínfame a base de patatas congeladas con mahonesa de bote, ketchup y algún tipo de salsa barbacoa. Resulta que pueden hacer el plato usando las patatas fritas caseras -y bastante buenas- que acompañaban a las croquetas... Bueno es saberlo.

Una cerveza de 1/2 l. (1,80€) y una botella de agua de 1.5 l. (1,50€) han completado el picoteo.

Se salva por las croquetas y, comentando el tema de las bravas con el camarero, nos ha explicado que tienen alguna otra cosilla especialidad de la cocinera...