Restaurante Bar Yagüe en Bernardos
Restaurante Bar Yagüe
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
19,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
24 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.6
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
5.8
RCP CALIDAD-PRECIO
9.5
Postres
Potaje de bacalao
Gallina en pepitoria
Escabeche de pollo picantón
Bacalao rebozado
Revuelto de calabacín
Pollo putero
Escabeche de palometa
Bacalao rebozado
Escabeche de pollo picantón
Revuelto de setas de cardo
Arroz de setas "del país"
Opiniones de Bar Yagüe
OPINIONES
12

He vuelto a ir. Quería compartir con mis padres y con mi pareja esta experiencia gastronómica. Me he sentado ahora en casa delante del ordenador y con estas breves líneas solo espero recrear y recordar esas dos horas de placer, dos horas de sinceridad en la comida, dos horas de precisión suiza en Castilla. Nos hemos sentado a la mesa una vez que hemos atravesado ese "espejo de Alicia" para compartir y degustar la técnica de ejecución de Casilda y la sincera presentación de Santos.

Para comer:

- Revuelto de huevos de corral y calabacín. No puede ser más sencillo. No puede ser más difícil. El huevo jugoso, meloso, agradable, sutil. ¿Dónde está el truco? ¿Por qué a mi no me sale así? Creo que Casilda conoce el momento exacto (ni medio segundo más ni medio segundo menos) en el que hay que retirar el revuelto de la sartén para que no quede ni muy hecho y seco ni poco hecho y crudo. Eso debe ser una décima de segundo que ronda en la elaboración y que muy pocas personas tienen el tacto y la precisión para conocerlo. 

- Escabeche de palometa. No sé ni qué decir que no se haya dicho ya. La precisión del escabeche. Ni demasiado fuerte ni que no sepa a escabeche. La precisión de los ingredientes. El tiempo del escabechado. Alquimia en estado puro. 

- Cuatro trozos de bacalao rebozado. Que es que dicho así me parece un desmérito, pero es que es lo que es: bacalao rebozado. Pero es que el bacalao está desalado, y desespinado, y después rebozado. Voy a proponer a la RAE que a la definición de "tempura" le pongan un asterisco y que hagan referencia a este "rebozado de Casilda" como un "más allá" de la tempura. Y sobre el proceso de desalar el bacalao, cito textualmente las palabras de Santos: "si desalas el bacalao, puedes estar entre el 5 y el 10; si lo compras desalado, te quedas en el 7". Y aquí llegan al 10. 

- Medio pollo "putero". Que se te quitan las ganas de comprar pollo en un supermercado de Madrid. Que esto es pollo y lo demás son sucedáneos. El guiso perfeto, la carne prieta. Y pan para mojar, y más pan, el pan con miga, que parece que el pan que compramos no es pan y también es un sucedáneo. 

- Yogur con confituras caseras. Mas precisión. El yogur en su punto exacto de agrio, y las confituras en su punto exacto de dulces. Y riman. Y se funden. Y copulan. Y se mezclan en la boca para que todo sea una sinfonía de contrastes que puestos a funcionar a la vez, se disponen como una maquinaria exacta. 

- Tiramisú. Y ya después si quieres te puedes morir tranquilamente. Otro ejemplo más de precisión absoluta. Esta mujer demuestra que su abanico va desde los escabeches a los postres. Y que todo lo borda, con una precisión exacta de condimentos y tiempo. Alquimia. 

- Dos botellas de vino llevadas por mí. Una garnacha blanca bastante aceptable y un varietal de mazuelo que me ha sorprendido, y también a Santos, lo cuál me ha hecho ilusión ya que sorprender a este hombre en cuestión de vinos creo que no es fácil.

 

Y ya. Ahora en casa, pues con esa morriña de querer volver mañana a sentarme con Santos para hablar de vinos, o poder ver a Casilda cocinando. Poder echar con ellos una mañana y saber que las cosas pueden ser sencillas o sofisticadas, pero que solo tienen éxito cuando se hacen con PASIÓN.  

Una vez más (y van dos y no será la última, estoy ya pensando en la siguiente) urdí un plan para cenar en este.....en este.....bueno, ya me entendéis. Ocho comensales. La primera sonrisa se me escapó cuando uno de los acompañantes, al entrar, me pregunta: ¿es aquí?. Yo previamente les había comentado a todos lo que nos deparaba la cena, y claro, es lógico que, alguien que no ha estado nunca, confronte las expectativas con el entorno y "le choque".

Entramos. Enfrenté la barra, con sus restos de botellines correspondientes, su fútbol en la tele correspondiente, y la chica que la gobernaba me saludo con su "buenas noches" correspondiente. En respuesta, hinché los pulmones, me llené de satisfacción y le dije: "VENIMOS A CENAR". Es difícil expresar, y más aún sintetizar, todo el significado y contenido que tiene esa expresión. Baste decir que me sentí muy orgulloso de ser yo, y mis acompañantes, los que esa noche íbamos a cenar.

Lo siguiente fue atravesar esa puerta mágica que ya comenté anteriormente y allí estaba Santos que, después del "buenas noches" correspondiente, te pregunta si has estado alguna vez. Curiosa y premonitoria pregunta: ¿habéis estado alguna vez en algún restaurante en el que os preguntan si habéis estado alguna vez? La pregunta que hace Santos creo que no es del todo correcta, aunque la entiendo y todo el que ha estado creo que la entiende. Creo que, más bien, Santos debería pregunta: ¿habéis vivido esta EXPERIENCIA alguna vez? Y es que "esto" trasciende más allá de una cena o una comida. Esto es una EXPERIENCIA.

Atención a lo que viene ahora, aunque, a la luz de los comentarios, se puede imaginar:
- Varios aceites de vete tú a saber qué tipo de aceituna, pero que empiezas a mojar pan y se queda el plato seco, y con la última mojaita de pan rebañas lo que queda del plato
- Revuelto de huevos de corral con champiñones
- Escabeche de palometa
- Croquetas (tal vez lo más débil, aunque nos las comimos todas)
- Bacalao rebozado
- Escabeche de carrillera
- Escabeche de pollo picantón
- Y pan, pero pan pan, ¡¡pa mojar!!, de hogaza, no las mariconadas que ponen en otros restaurantes
- Dos botellas de vino
- Dos botellas de agua
- Casi una botella de PX
- Y 6 copas
- Y todo eso aderezado con las explicaciones de Santos, espera, no explicaciones, clases magistrales. Y Casilda nos sirvió una de las raciones, mandil en ristre. Coño!!! Qué de verdad es esto!!! Si lo tienes preparao, no sale así!!!!

Bueno, pues llevábamos 3 horas cenando y de sobremesa (el PX y las copas), y llegó ese fatídico momento de pedir la cuenta. El "qué se debe". El qué se debe por este rato que hemos echao, que hemos acabado tan bien comidos, tan bien bebidos, tan bien atendidos, y tan a gusto.

220 euros.

No es posible. Algo más de 25 euros por comensal. Es que echas la cuenta y no te salen las cuentas. Si me dicen 400 euros en total me voy contento, serían 50 euros por persona.

Pagamos y salí con pena. La pena que se siente cuando la EXPERIENCIA se ha acabado. En ese momento, solo queda la satisfacción de haber cumplido, más que de sobra, con las expectativas.

Es cuando solo se puede decir:
GRACIAS.

Después de este comentario tengo que ponerle nota a la cuestión en sí, con la dificultad que ello requiere. Por ejemplo, ¿al entorno? El entorno vale 0, pero claro ¿cómo le vas a dar 0 si sabes que eso condiciona la nota global?.
En cuanto al servicio del vino, quiero valorar que pedí una botella de blanco de Gewürztraminer y uno de Riesling y no había.
En cuanto a la comida y a la relación calidad precio no hay discusión. Sobre todo en cuanto a la relación calidad precio: ¡¡NO HAY DISCUSIÓN!!

Quiero volver, a ver qué se siente.

Un año más hemos cumplido con nuestra visita al amigo Ismael Gozalo para disfrutar de su compañía y excelentes vinos y por supuesto a Santos y Casilda y su Bar Yagüe, un auténtico santuario del buen comer y mejor beber donde cada vez que vamos disfrutamos más y mejor. Unos días antes nos había preparado la gallina en pepitoria que le habíamos encargado y que sería el plato fuerte, pero como siempre dejamos que nos sirvieran otras de las preparaciones del día, todas ellas con ese puro sabor castellano “made in Casilda”.

Revuelto de calabacín: pues eso, verdura de su huerta y huevos de sus gallinas. La perfección de la sencillez, un revuelto antológico.

Escabeche de palometa: un clásico siempre en esta casa y un escabeche de matrícula de honor, jugoso y delicado, acompañado con unos tomatitos de la casa que son una delicia de sabor.

Bacalao rebozado: otro de esos platos que siempre pedimos y que resumen la cocina de Casilda, de una ejecución magistral. Puede haber uno igual (aunque no lo conocemos), pero imposible mejor.

Escabeche de pollo picantón: nuestro preferido entre los impresionantes escabeches de esta casa, ave de carne prieta y jugosa, sabor delicado y penetrante, de los mejores platos de aves que conocemos. Repetimos, por supuesto.

Potaje de bacalao: directamente para ir a la cocina a aplaudir a Casilda hasta que duelan las manos. Y acompañado con unas bolitas de “pringá” con todo el sabor del caldo. Sublime.

Gallina en pepitoria: un par de hermosas gallinas de 5 kg preparadas tres días antes y plenas de sabor y sustancia, al final terminamos con todas.

Croquetas caseras: nunca habíamos probado las croquetas de Casilda y al final tomamos doble ración después de acabar con la gallina. Si les digo que son de las mejores que he probado nunca no les exagero, increíble ese contraste entre la parte exterior crujiente y una besamel casi líquida. De llorar. Nos pararon los pies porque habíamos pedido ya otras dos raciones más...

Flan casero
Yogur de leche de oveja con confituras
Tiramisú
Cuajada

Terminamos con estos cuatro postres a cada cual mejor, unos flanes de vicio, ese yogur lleno de sustancia con las deliciosas confituras caseras, esa cuajada con miel de la zona y ese tremendo tiramisú que es sin duda el mejor que conocemos, la perfección de uno de nuestros postres preferidos. Una vez más, la cocina de Casilda nos volvió a conquistar por su sabor, sencillez y naturalidad, uno de esos pocos sitios donde comeríamos todos los días.

Y por supuesto, había que acompañar este festín con unos cuantos buenos vinos, casi todos ellos aportados por nosotros.

Stol N Raïm de Ton Rimbau 2013: un xarel-lo del polémico Ton Rimbau que estuvo por encima de lo esperado, definido, con acidez, elegante, un vino sorprendente para bien. [8,8/10]

Ossian 2009 “dos inviernos”: rareza de la etapa de Ismael en Ossian con crianza doble y que no salió a la venta. Un blanco de verdejo de talla internacional. [9/10]

Manzanilla Pasada Maruja: una vuelta de tuerca a la excelente Maruja “normal” con más tiempo de crianza, manzanilla excelente aunque más “fina” que “pasada” en nuestra opinión. [9,1/10]

Jacquesson Millesimé 2000: de los últimos millesimés de mezcla de pagos de la casa, ahora están separados por “lieu-dits”. Maduro y barroco pero con mucha fuerza. Grande. [9,2/10]

Jacques Selosse Rosé: un degüelle joven (2013) del vino más personal del maestro, todavía por desarrollar pero con toda la profundidad de este vino, uno de los grandes rosados. [9,4/10]

Pazo de Señorans Selección de Añada 2002: botella de la excelente bodega de Santos a la que nos invitó, vino en su cumbre de consumo y uno de los albariños más destacados. Complejo y muy elegante. [9,1/10]

Les Penseés de Pallus 2005: un chinon elaborado por Bertrand Sourdais en excelente añada y plena forma, con ese carácter rústico de la buena cabernet franc y mucha frescura. Muy bueno. [8,9/10]

Monte Real Gran Reserva 1981: pocas referencias conocemos en el mundo con la regularidad de Monte Real, no falla nunca. Un 81 de manual, joven, estructurado, delicioso. Pura Rioja. [9,3/10]

No phone “vendimia tardía”: rareza riojana, un tempranillo de vendimia tardía y sugerente etiqueta que nos recordó a los Barolos Chiniatos actuales, una cosa muy curiosa. [8,5/10]

Niepoort White Port: los Portos blancos no son por lo general muy de nuestro gusto, pero este desde luego que cumplió con calidad y acompañó bien a los postres. Muy interesante. [8,7/10]

Fabuloso Brandy Viejo: para terminar, Santos buscó en su bodega y nos sacó este Brandy de los años 70, de la casa Palomino & Vergara. Nos encantan los brandies viejos porque van integrando el alcohol y viran hacia un oloroso. Fantástico. [9,2/10]

Como pueden ver, de nuevo no pasamos ni hambre ni sed por Bernardos, y como siempre todo terminó con una larga y distendida charla con Santos, un tipo encantador y con el que siempre nos lo pasamos genial, gran bebedor y conversador y con ese carácter tan castellano y directo, un tipo que no tiene pelos en la lengua, nos recuerda mucho en su estilo aunque obviamente con formas de ser distintas a nuestro amigo Fonso de Las Piscinas, dos restaurantes en cierto modo similares y dos casas en las que no podemos sentirnos más a gusto cada vez que vamos.

Pues eso, cinco horas de disfrute total en Bernardos, todo incluido 30 euros por persona. Me quedaría aquí encerrado para el resto de mis días…

  • Postres

    Postres

  • Potaje de bacalao

    Potaje de bacalao

  • Gallina en pepitoria

    Gallina en pepitoria

  • Escabeche de pollo picantón

    Escabeche de pollo picantón

  • Bacalao rebozado

    Bacalao rebozado

  • Revuelto de calabacín

    Revuelto de calabacín

La festividad del día por un lado y el orígen familiar de parte de los asistentes por el otro, de la vecina localidad de Santa María la Real de Nieva (Segovia), propiciaron una visita a dicho pueblo y que mejor que visitar a Santos y a Casilda si únicamente hay una distancia de 6 kilómetros. Después de habernos tomado unos verdejos en Santa María de los buenos, nos quedaba poco para disfrutar de la propuesta del bar Yagüe y confirmar lo bien que se pasa cada vez que vamos por allí.

Atravesamos el bullicioso bar y nos dispusimos en una mesa alargada en la parte más grande del comedor.Eramos 8 personas y solo dos conocíamos el buen hacer y la filosofía de esta casa.Después de los saludos y acomodos ya nos entregamos en manos de esta entrañable pareja hasta el momento de marcharnos. La cosa quedó como sige:

Espárragos blancos y verdes: Dos raciones de cada de delicioso producto fresco, recién recogidos que nos fueron ambientando. A cual mejor. Aplausos.

Palometa escabechada: Los escabechados vienen a ser aquí una especie de seña de identidad llegando a levantar pasiones entre los menos entusiastas de estos preparados.

Croquetas de bonito: En línea de lo anterior. Más quisieran muchos sitios afamados de croquetas llegar al nivel como éstas que probamos.Sensacionales.

Picantón escabechado: A pesar de haber encargado pollo guisado como plato principal no pudimos resistirnos a probarlo así.

Bacalao rebozado: Sin palabras. Incluso algún comensal torció el gesto cuando lo pedimos y luego comprobamos como no daba tregua en su ingesta. Ni madres, ni abuelas, ni leches. De los mejores que hayamos probado nunca.

Pollo guisado: Tan fácil, pero tan difícil. Pollos (no eran puteros, en esta ocasión) de tres kilos aproximadamente troceados y guisados a la antigua usanza que dejaban una carne prieta pero bien cocinada, impregnada de una salsa que reune todos los ingredientes que debe reunir un guiso así. Rendición.

Con el pollo, se acompañaron unas sencillas pero ricas ensaladas de tomate, lechuga y cebolla que refrescaban el contundente bocado.

Para terminar en el apartado de postres trajeron varios flanes de leche fresca y huevo de corral y algún sorbete casero de limón. Todo en la línea de honestidad y calidad.

Terminamos con cafés, infusiones y unos chupitos de licores. Para esta ocasión, Santos nos agasajó con unas pastas ,almendradas, locales que terminaron por terminar de saciar nuestros bien colmados estómagos.

Sabiendo de los gustos en vinos de nuestros acompañantes (tintos) decicimos acompañar todo con un fiable Ribera como es el Viña Sastre Crianza 2011 del que tomamos dos botellas.

Aún hubo tiempo para tomar unos bien preparados Gin Tonics de Seagrams y Martin Miller´s hasta que nos fuimos con una sonrisa en el alma y unas enormes ganas de volver de nuevo.

Sin contar el precio de los combinados la cuenta ascendió a 180€.

Para cualquier otra cosa...Master Card.

Hasta pronto, Bernardos.

Hace unos días tuve el placer de disfrutar de una cena en este...¿restaurante? No, no es un restaurante. No encuentro la palabra adecuada para definirlo, y pido disculpas por ello.

Porque cuando se encara el Bar Yagüe, se podría definir como un bar, un bar de los de barra y botellín, de los de pantalla de fútbol los sábados por la tarde, de los de la plaza del pueblo, de los de toda la vida. Tres paredes y una cristalera que es la que da a la calle. A la vista, poco más.

Llegamos mi mujer y yo a las 21:30 y pedimos en la barra dos vinos blancos con un par de empanadillas caseras. Pasados unos minutos se nos indicó que atravesáramos "la puerta del fondo de la derecha", esa que está al lado de la puerta de la cocina donde tan solo, a simple vista, se ve a una mujer con su mandil al frente, a simple vista, de unos simples fogones. Sin embargo, después de la experiencia, uno sabe que todo es mentira: en la cocina no hay una mujer con su mandil sino un elenco de grandes cocineros, respaldado por otro de experimentados agricultores. Y "la puerta del fondo de la derecha" no es una puerta sino que es un espejo similar a ese que atraviesa Alicia cuando accede al País de las Maravillas.

Porque cuando se atraviesa esa puerta, empieza el espectáculo. Empieza la magia sin cartas, sin trucos. Es tan de verdad, que parece mentira.

Todo para compartir:

- 6 espárragos de los que no había comido nunca. Mantequilla. Simples, al vapor y con un chorrito de aceite. Materia prima al cuadrado.
- Revuelto de trigueros. Huevos de los de verdad y trigueros de los de verdad. Materia prima al cubo.
- 6 croquetas de las que te podrías comer 500 y no te sacian.
- Y el escabeche de carrillera, uno de los clásicos de la casa.
- De postre, leche de oveja con confituras de tomate, manzana golden y manzana royal.
- El vino, una mencía del 2007.

Precio total: 42€. Teniendo en cuenta que el vino costaba 20€, pagar 11€ por persona a cambio de una noche "que no se olvida" te hace dudar de si todo fue verdad o fue un sueño.

Espero volver.

Gracias.

Nueva quedada con amigos en este sencillo y humilde bar donde siempre salimos bien comidos, bien bebidos y bienvenidos. El motivo en esta ocasión era dar cuenta de sus famosos “pollos puteros”, pero además aprovechamos la mañana para visitar a un camarada bodeguero de la zona y catar algunos de sus excelentes vinos. Al final y con un total de 11 personas a la mesa, Santos y Casilda nos fueron premiando con sus exquisiteces. Allá vamos.

Arroz del señorito: cuanto te sientas a la mesa y te encuentras con la sala llena de aromas del campo para comenzar, ya te vas dando cuenta de dónde estás. Elaborado con verduritas de la zona, todo perfectamente troceado para comer con el tenedor. Perfecto de punto, suelto, fantástico.

Revuelto de espárragos verdes: ya hemos comentado en varias ocasiones que los revueltos de Casilda son insuperables, huevos de sus gallinas, muy poco cuajados y espárragos cosechados de esa misma mañana, realmente deliciosos.

  • Pollo putero

    Pollo putero

  • Escabeche de palometa

    Escabeche de palometa

  • Bacalao rebozado

    Bacalao rebozado

Nueva reunión de amigos en Bernardos alrededor de la mesa de Santos y Casilda. No quisiera centrarme en la comida (excelente, como siempre), abundantemente glosada en otras opiniones a las que no puedo aportar grandes novedades; tampoco en la bebida, aunque sí me gustaría apuntar que entre otros vinos cayó una magnum que aporté del delicioso verdejo que hacen los amigos de C2C, un 2011 que estaba en un momento excelente.
Prefiero hablar de la calidez en el trato que te brindan, haciéndote sentir en todo momento como en casa, como si fueras un amigo que viene a comer más que un cliente. Es esto último lo que lo diferencia de otros muchos lugares de trato impersonal que he visitado, y lo que en gran medida me ha hecho ir por allí con asiduidad desde que lo conocí, aparte por supuesto de esos escabechados de cine, del jugoso bacalao rebozado, de ese pollo de corral de verdad o de esos postres cuyos sabores nos retrotraen al mundo de lo auténtico.

En fin, que me fui pensando en la "excusa" para poder volver cuanto antes.

Gracias por todo

Nueva quedada con nuestros amigos segovianos en este bar, uno de esos locales donde la palabra disfrute se pronuncia como algo seguro. Quienes han estado ya saben que visto por fuera nada hace presagiar lo que hay dentro y es que el Bar Yagüe es lo que es: el bar de la plaza de Bernardos. Pero un bar donde ofician Santos y Casilda no es un simple bar, es mucho más que todo eso. Pasamos al pequeño comedor que hay detrás del salón principal y nada más entrar ya tenemos listo el primer plato, y es que llegábamos un poco tarde tras pasar toda la mañana de cata y visitas vinícolas. Vamos a repasar las delicias que Casilda nos fue preparando:

Arroz de setas silvestres:sencillamente perfecto, todo en su justa medida y punto, el grano del arroz suelto y la vez meloso, la calidad de las setas de la zona, para repetir y repetir. Y repetimos, vaya.

Níscalos guisados: sin secretos, producto de primer nivel “del país” y preparación como mandan los cánones, marcado sabor y fina textura.

Revuelto de setas de cardo: los revueltos de Casilda no tienen parangón, consigue dar un punto de melosidad y jugosidad al huevo totalmente imposible para el resto, si a eso añadimos la calidad del huevo y la de la seta pues…un espectáculo en el plato.

Escabeches de palometa, codorniz y pollo “picantón”: si los revueltos de Casilda no tienen igual, qué vamos a decirles de los escabeches, portadores de un punto de equilibrio y frescura que los hace adictivos. Esta vez pedimos el ya conocido y excelente de palometa, el delicado de codorniz y el mejor de todos, un pollo “picantón” pequeño y fibroso, para levitar.

Capón guisado: esta quedada estaba montada para dar cuenta de uno sus famosos “pollos puteros”, sin embargo el pollo en cuestión necesita unos meses más para estar en plena forma, así que nos lo sustituyeron por este capón de casi 5 kg guisado lentamente unos días antes para estar más jugoso y reposado. Sabor, potencia y melosidad en un bocado de primer nivel.

Yogur de leche de oveja con confituras: yogur casero de leche de oveja con un balance de sabores ácidos y amargos excepcionales, acompañados con dulces, siropes y confituras igualmente de la casa. Puro vicio de cuchara.

Tiramisú: la pregunta es: ¿dónde has comido el mejor Tiramisú? Y la respuesta está clara: en un pequeño pueblo del noroeste de Segovia. Absolutamente bestial, tanto con cacao el polvo como sin él, pues probamos las dos versiones.

En fin, que en pocos sitios disfrutamos tanto de la cocina casera y sin disfraces como lo hacemos aquí y eso que faltaron algunos de sus platos estrella como es el inigualable bacalao rebozado, que solo preparan los domingos. A Casilda hay que hacerle la ola y de hecho se la hicimos. Se lo merece.

Pero comer aquí solo es parte del disfrute porque beber se bebe igual de bien y es que Santos, además de un tío cojonudo es un gran amante del vino y la oferta que tiene tanto en barra como en mesa resulta más que destacable. Pero esta vez aportamos nuestras botellas y el festival fue de los que hacen época.

Vilmart Grand Cellier d'or 2007: me encantan los Champagnes de Vilmart, llenos de finura y elegancia, este es una de sus Cuvées de alta gama y responde a este estilo, vinos sumamente gastronómicos (en homenaje a José, jeje). [9,2/10]

Dom Perignon Vintage 1983: los Dom con años son otra cosa, vinos de gran clasicismo y que envejecen con clase y misterio, en este caso al estilo de un Tondonia blanco con burbujas. Muy bueno y sumamente elegante. [9,5/10]

Pierre Bourée Pernand-Vergelesses 2011: muy buen “villages” de Bourée, de zona pegadita a Corton-Charlemagne y vino en su estilo, más graso y sustancioso pero limpio y equilibrado. Un blanco de mucho nivel. [9,1/10]

Domaine Matrot Meursault 1er Cru “Les Perrières” 2009: algo cerrado todavía pues hablamos de uno de los mejores viñedos blancos de Borgoña, siendo algo mejor y más sustentado en boca. De todas formas, hay que esperarle. [9/10]

Leiros 2007: una mencía del Bierzo de cepas muy viejas que a ciegas no fuimos capaces de ubicar, lo cual no sabemos si es bueno o malo, en cualquier caso un vino potente y sustancioso, con carga de terruño y cierto carácter. Buen vino, aunque no es del corte que más me gusta. [8,5/10]

Emmanuel Rouget Vosne-Romanee 1er Cru “Cros Parantoux” 2006: un vino del viñedo que su tío, Henri Jayer, elaboró como uno de los tintos más loados y deseados de la historia, que está ahora joven y con todo su desarrollo pendiente, con clase y estructura, para revisitar en un largo tiempo. Muy bueno. [9,3/10]

Aldo Conterno Barolo 2006: por unos momentos parecía muy abierto, otros más cerrado, en cualquier caso y siendo un vino totalmente reconocible, no terminó por explotar. El estilo del productor ha cambiado y probablemente en esta añada esté todavía un poco verde. [8,8/10]

Viña Sastre Pago de Santa Cruz GR 1996: Santos abrió esta botella de uno de sus productores preferidos, una rareza pues se trata de un GR. Todavía muy joven, habría que haberle dado más aire, pero muestra la calidad de viña de este productor. Para unos años más. [8,9/10]

Very Old Verdejo 1970: el vino del día, se trata de un pálido (verdejos bajo flor) a la antigua usanza, elaborado por el abuelo de Ismael (Ossian y MicroBio Wines). Un vino increíble, situado entre una Manzanilla Pasada (nos llegaron recuerdos de la soberbia 1/15 de La Guita) y un Château-Chalon de Macle. Complejo, fresco, untuoso, largo e irrepetible. Gracias Ismael por compartir y darnos a conocer esta parte de la historia vinícola de la zona, que provocó en todos ese “coup de coeur” que dicen los franceses. [10/10]

Dr. Bürklin-Wolf Forster Riesling "R" Auslese 1998: otro vino que no engaña, ya que es riesling y punto. Complejo, aromático y directo, equilibrado y balanceado, con acidez y un ligero dulzor, casi más de aperitivo que de postre. Muy bueno. [9/10]

Lustau PX Murillo Selección Centenario: viejo PX jerezano que Lustau lanzó en su colección del 100 aniversario, viejo pero accesible, un vino con profundidad, estilo y encanto, casi un postre por sí mismo. [9,2/10]

Así pues, una vez más salimos del Bar Yagüe bien comidos, bien bebidos y por supuesto bienvenidos y bienhallados. Porque ponerte en manos de Santos y Casilda es sinónimo de comer bien, de beber mejor y sobre todo de pasarlo estupendamente, que es el fin y al cabo para lo que estamos en este mundo, aunque no siempre pueda lograrse. Santos, vete cuidando a ese “pollo putero” porque cuando esté listo le haremos todos los honores.

Ah y el precio… pues casi un regalo. Muchas gracias.

  • Escabeche de pollo picantón

    Escabeche de pollo picantón

  • Revuelto de setas de cardo

    Revuelto de setas de cardo

  • Arroz de setas "del país"

    Arroz de setas "del país"

Enclavado entre dos pueblos de cierto renombre como son Carbonero Mayor y Santa María la Real de Nieva (pueblo que tiene una bonita colegiata además de ser donde murió Blanca de Navarra) se encuentra Bernardos.

Desde hacía tiempo tenía intención de visitarlo a tenor de los positivos comentarios que había leído y oído a personas con criterio dentro del panorama gastronómico.
Para evitar problemas y aprovechando un viaje de día que tenía que realizar a Valladolid, hice una reserva para tres personas dos días antes. Cuando llamé se me preguntó si queríamos algún asado de pato (parro) puesto que su preparación conlleva a tener que macerarlo el día anterior.

Como las personas que fuimos no somos muy amigos de los patos cocinados, le dije en ese momento a Santos que comeríamos lo que en ese momento dispusiera.
El bar Yagüe se encuentra en la plaza del pueblo, junto al ayuntamiento. Plaza que tiene su encanto, acentuado por unas figuras muy coloridas que le dan un tono festivo o veraniego.
Tras pasar la zona de la barra se nos indica que pasemos a un pequeño comedor de mesas corridas y paredes de piedra que forman un conjunto que empieza a transmitirnos unas sensaciones que no nos volverán a abandonar hasta nuestra marcha posterior. La sensaciones de honestidad, sencillez y autenticidad.
Pedimos un par de cañas para combatir el calor dominante en el ambiente y una carta de vinos para saber con las “herramientas” con las que contábamos a los que se nos contestó con un : ”Esto no es un restaurante, así es que no tenemos ni carta de vinos, ni carta de comida” . A partir de ese momento pusimos nuestros contadores a cero y tomamos consciencia de que estábamos en unos de esos lugares especiales en donde las reglas ortodoxas no tienen cabida y empezamos a jugar otra partida.
Le pedimos que fuera abriendo una botella que encontró de As Sortes 2005 a 25€ y otra de un Do Ferreiro Cepas Vellas 2011 a 30€ y que las fuera atemperando.
Con la apertura de las botellas se nos entregó un par de copas Riedel por cabeza por si queríamos beber los vinos “ en paralelo” o bien para cuando cambiáramos de vino.

Como sugerencias para comer nos propuso lo siguiente:
Revuelto de calabacín : Con un calabacín recogido por la mañana de su huerto y con unos huevos de gallinas propias cocinados sin cuajarlos mucho y la verdura en trozo pequeño, sin hacerla demasiado se puede preparar, como así fue , un plato de altura.

Son los escabechados, en esta casa otro de los puntos fuertes y no tardamos en comprobarlo:

Palometa : O como elevar al Olimpo un pescado considerado menor, mediante esta técnica de cocina con un equilibrio perfecto en todos sus ingredientes.

Picantón: Pequeño pollo troceado convertido en un bocado delicioso, en un gran plato en definitiva con el aporte perfecto del escabeche.

Carrillera de ternera: En este caso a una melosa y tierna carrillera guisada se le aplica la técnica del escabechado suave con el matíz agrio del vinagre que le da un contrapunto muy interesante. Aligerando en estos tiempos de calor, a las pesadas salsas resultantes de un guiso estofado de larga cocción.

Para terminar la parte salada pedimos dos medias raciones:

Callos: Avisados por Santos, estaban recién hechos con lo que le faltaba ese reposo necesario para que la salsa engorde y alcance la textura ideal. Yo no los probé pero descontando el factor tiempo, apuntaban maneras por los comentarios de mis compañeros de mesa.

Bonito con tomate: Sin estar malo, ni mucho menos, no estaba a la altura de los platos anteriores.

En el capítulo de postres pedimos un par de ellos para compartir los tres:

Yogurt de leche de oveja : Servido en un plato y con un aspecto cremoso se acompañó de unas confituras caseras de tomate verde, cereza, calabaza y membrillo.

Tiramisú: Una buena porción de este clásico, hecho en casa y que deleitó a todos los presentes. Incluido a mí que no soy amante de los dulces. De las cinco o seis veces que lo he probado en mi vida (incluyendo lugares de alto copete) ésta es sin duda el más me ha gustado.

Desde luego que es un sitio recomendable, hay volver para probar ese bacalao rebozado del que se hablan maravillas, o los guisos más propios del invierno.
Después de unos buenos cafés, nos pusimos a departir con Santos sobre vinos, sobre la vida, sobre ginebras… Y descubrimos una persona con una sabiduría y con una lógica…arrolladora.

Las reticencias de mis compañeros de mesa iniciales a desviarnos del camino para venir a este sitio (y estar en Segovia y no comer un lechazo del que son amantes) se desvanecieron justo en el momento en el que el As Sortes estuvo a la temperatura adecuada y que probaron el primer bocado de uno de los escabeches. Para preguntarme a la salida: “ ¿Cúando volveremos?”

Toda la comida y los postres fueron “tarificados en factura “ por 45€.


Después nos tomamos unos Gin Tonic de Martin Miller´s y Bulldog con Fever Tree.
En este lugar se puede comer lo aquí descrito y con unos vinos más asequibles, perfectamente por unos 25€ por persona. Sin duda una magnífica RCP.

Buscando en Verema un restaurante en Cuellar donde comer después de visitar dicha localidad, de gran interés monumental, veo que a pocos kilómetros existe un local que sale muy bien parado tras la visita de dos ilustres de este foro, por lo que no me lo pienso dos veces y llamo para reservar. Llegamos al bar antes de la hora y mientras nos preparaban la mesa tomamos en la barra una copa de Rueda acompañada de un delicioso verdel en escabeche. Al poco sale el dueño, Santos, y nos conduce a la mesa del fondo de su diminuto comedor, nos enciende la televisión y les deja el mando a distancia a mis hijas para que vean lo que quieran. Por si teníamos alguna duda, ya desde el principio queda claro que estamos en un local atípico. No hay carta ni de comida ni de vinos, por lo que decidimos ponernos en manos del dueño, que con nuestro permiso nos saca lo que le parece:
-Patatas a la importancia: nada más las que me hacía mi abuela se aproximan a éstas
-Croquetas de atún: muy cremosas y de buen sabor
-Escabeche de palometa: con el toque exacto de vinagre para no enmascarar el sabor del pescado
-Carrilleras de cerdo escabechadas: buen sabor, aunque cortas de cocción para mi gusto
-Revuelto de champiñones: aunque lo sirven con el huevo totalmente cuajado, estaba muy rico, con los champiñones plenos de sabor
-Flan de huevo: cuando un postre como éste se elabora con huevos y leche de calidad el resultado puede ser, como fue el caso, sublime
-Yogur natural con confituras: elaboran ellos mismo el yogur, utilizando leche fresca, que acompañan de confituras de membrillo, calabaza y tomate verde.
Para mis hijas les pusieron arroz blanco con tomate natural y huevo frito. Lo probé y estaba a la altura de todo lo demás. De postre, para ellas, unos helados industriales.
Para beber Santos nos sugirió varias vinos, decantándonos al final por un Balorio 2007, tinto del Bierzo que no conocía y que resultó una buena elección.
Acabamos la comida con un par de cafés, de un nivel que ya quisieran muchos restaurantes. La cuenta no llegó a 70 euros, incluyendo la botella de vino y la consumición inicial de la barra.
En resumen, una experiencia muy gratificante que habrá que repetir.

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