Gastronomía y naturaleza unidas.

Aprovechando la estancia por unos días en Asturias, decidimos visitar Casa Marcial visto las buenas críticas en el foro.
Nada más llegar, desde el propio aparcamiento presenta unas vistas de escándalo, lugar que ofrece esta mezcla de gastronomía y naturaleza de nivel.
La recepción la hacen en la terraza de la casa-Restaurante. Dado el espléndido día que hacia (en ese momento, porque por la tarde cayó una tormenta de aúpa), nos dan la carta para decidir lo que íbamos a comer. Mientras tanto, tomamos una copa de sidra (2,50€/u) y nos traen un aperitivo de la casa, que consistía en tomates cherry rellenos con bloody mary y otros con una capa de aceitunas negras, unas tostas con aguacate y bocarte y otras con queso y salmón. Buena presentación donde los tomates fueron la estrella.
Optamos por el menú tradicional, cosa que más o menos ya teníamos en mente. Aparte dispone de otros dos menús y una minoría de platos a la carta. Para la peque, escogemos un arroz con pitu de caleya del que no dejó un grano en el plato.
La carta de vinos es amplia, diversificada, pero de nuevo me centré en los espumosos, escogiendo un Gramona III lustros, una de mis debilidades. En cuanto al servicio, buenas copas, prueba del mismo y servicio constante durante toda la comida. Faltó solo la presentación de la botella, un error para el nivel del lugar aunque no es un factor determinante en la comida.
Después de escoger, nos dirigen a la mesa. Curioso desplazamiento hasta la parte de delante de la casa, accediendo al primer piso donde nos disponen en una de las tres mesas de la habitación. Mesa amplia, adecuada mantelería, cuberteria y bonita presentación de salvamanteles y servilletas.
Para empezar, nos traen croquetas especiales de jamón ibérico, melosas y de buen sabor.
El siguiente plato fué un revuelto de la casa sobre torta de maíz (queso, cebolla, confitada y huevo). Variedad de sabores y texturas.
Estos dos serían los entrantes, para pasar después a los platos principales y reyes del menú.
Seguimos con la fabada asturiana. Que decir. Buena cocción de las fabes, sabor intenso por el buen acompañamiento. Rica, rica.
Después continuamos con el arroz con pitu de caleya. Nos encantó y es que el arroz es uno de nuestros platos preferidos, sea cual sea su presentación y combinación.
Y menos mal que no habían más platos porque llegados a este punto, el estómago ya indicaba su nivel máximo ;-).
Llegamos a los postres que consistieron en una panacota de apio con manzana e hinojo, múltiples aromas y sabores. Y un arroz con leche a la manera tradicional, muy bueno, que por su presentación y sabor me recordó mucho a la crema catalana (salvando las distancias).
Después de esto, se nos ofreció hacer los cafés en la terraza y accedimos a ello.
En conjunto muy bien, servicio profesional, amable y atento en todo momento, siempre con la mesura adecuada, a la espera de repetir y poder descubrir sensaciones diferentes a lo tradicional de esta vez.
El precio incluye bebidas, pan y cafés.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    Mtejido2000

    El entorno en que está ubicado desde luego que es de 10, pero el nuevo edificio que levantaron para ampliar el restaurante es de juzgado de guardia; esa mole de hormigón y vidrio poco pinta en el idílico paisaje que conforma todo el valle que se extiende bajo el Fitu, la verdad. En cualquier caso, enhorabuena por la experiencia.

    Un saludo, Manuel.

  2. #2

    Pjbejar

    en respuesta a Mtejido2000
    Ver mensaje de Mtejido2000

    Como vivo rodeado de hormigón no lo veo tan descabellado, aunque entiendo que no va con el entorno.
    Un saludo.

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