Ya se describe en parte en el comentario anterior en el que estoy muy de acuerdo y añado que la decoración de fotos de visitantes considerados importantes y algunas reproducciones de cuadros de pintura clásica abarrotan las paredes como ocurre en muchos restaurantes en Italia; entre medio unas buenas neveras con buenos vinos de todo el mundo. Tiene otro local propio y cercano que se llama Santa Rita, ambos en la zona más céntrica y casi peatonal de la Valencia más antigua.

Las mesas se distribuyen por rincones de una sala que, en la entrada ya tiene unas escaleras de subida y de bajada a pequeñas salas diferentes donde veo difícil que un grupo de 6-7 personas pueda comer allí; unas pocas mesas más en la acera lateral completa el aforo que no da abasto para la cantidad de gente, desde turistas de paso con o sin guía de viaje, pasando por italianos con morriña y lugareños que nos gusta la pasta; casi todas las sillas duplican servicio.

Local de cocina italiana, mucho más allá de pizzas que también las hay en cantidad calidad y buen tamaño, dispone de una gran variedad de platos italianos y en especial hay pasta fresca que es lo que te pone en primera división. Su carta, la de la mesa mucho más amplia que la de la puerta que ya apuntaba, es enorme: muchos aperitivos, ensaladas, focaccias, risottos, toda clase de pasta secas y unas imprescindibles pastas frescas, más una interminable relación de posibles pizzas.

La carta de vinos también es amplia con vinos incluso de nivel alto y con precios, eso sí, algo excesivos. Decidimos beber un tinto de verano, una cerveza y un sencillo Toscano de uva sangiovese: Morellino di Scansano Riserva 2019 tinto cuyo servicio consistió en recomendación, primera cata y llenado de copas. Luego hizo falta un agua sin gas San Pallegrini.

Las mesas y las sillas son cómodas (sino se ha decaido el tapizado) a modo de silloncitos antiguos. Muy correctamente vestidas, buenas copas de vino y más que correcto el resto de menaje. El servicio de sala es todo italiano, muy italiano (erasmus?) muy amable eficiente con ganas de que pases un buen rato y que no se achanta a hacer recomendaciones bajo petición con buen conocimiento de lo que ofrece el local, al menos Alessi que fue quien nos atendió en todo momento.

Cuatro para comer y, viendo que las raciones eran amplias, nos decantamos por dos entrantes, un principal de pasta fresca individual y compartir 2 postres. A saber:

. polpette fatte in casa con pomodoro: un carpaccio de patas de pulpo cocido con unas lonchas de queso parmesano y una decoración superior de rúcula. Muy bien el pulpo y bien el queso que aliñamos con Olis  Cuquello.

.  carpaccio di entrecotte carne de ternera bien fileteada, bien de sabor y que aliñamos con AOVE con peperoncino al que no le faltaba intensidad. Magníficos los panecillos recien horneados que gustaron y repetimos.

. fiocchi de pera: pasta rellena de pera y queso con una salsa de pistacho y pera; la pera dulce y jugosa en el relleno sorprende y es atrevida pero es una buena opción para mentes abiertas.

. tortellaccio friarielli e salsiccia: una pasta de tamaño medio que en teoría debía llevar, salchichas aparte, una especie de brocoli pero eran espinacas; acompaña una salsa de friarielli y pequeñas salchichas. Bien.

. gran tortello funghi porcini: una pasta tamaño tartaletas medianas con carne de cerdo y setas que se acompaña de una salsa de setas y trufa: siendo todas buenas, creo que acerté. Para comerse un pozal.

. panciotti con capesante: otra clase de pasta rellena de marisco  y con salsa añadida de marisco y presencia de almejas, pequeños gambones, anillas de calamar y alguna cosa más. Faltaban un poco de fondo en la salsa pero con esos ingredientes no puede fallar.

. torta di formaggio: una enorme cuña de tarta de queso, con buen sabor, base de galleta triturada y complementada a demanda por un poco de chocolate caliente por encima. En la carta ya pone recomendable para 2 personas, y aunque no empalaga de queso, debería poner "a compartir entre cuatro".

. torta al cioccolato: del mismo tamaño que la anterior, buen chocolate que tampoco te satura por el sabor pero sí por la cantidad.

Un cortado y no pudimos más que levantarnos y salir a caminar.

Descubrí el San Tommaso hace poco tiempo, gracias a un amigo italiano, que lleva años viviendo en Valencia y que siempre que echa un poco de menos su tierra va a San Tommaso a saborearla.

El rinconcito ya de por sí es muy agradable, en pleno centro de Valencia, en el barrio de El Carmen, pero ligeramente apartado de todo el bullicio de turistas, aunque su terraza llena de macetas y flores siempre es un atractivo para cualquiera.

La primera vez que fui con mi pareja tomamos al centro una tabla de quesos típicos italianos, donde no faltó un buen grana padano y gorgonzola, y un carpaccio, pero para variar lo tomamos de pulpo, que estaba suave y delicioso.

De plato principal tomamos la pasta fresca rellena de marisco y una focaccia de romero y olivas con un aroma intenso, muy mediterráneo. La pasta era totalmente casera, hecha a mano en el día y muy sabrosa.

Para terminar compartimos un tiramisú, que estaba muy bueno, aunque me quedé con ganas de probar la pizza de nutella. Durante la cena bebimos Protocolo tinto de 2011.

Precio por persona 32€, un precio más que razonable para degustar un trozo de Italia en pleno centro de Valencia.