Después de cinco años de mi último comentario que coincide con mi última visita, nos decidimos probar nuevamente este restaurante muy cercano a la ciudad, con un buen aparcamiento y unos bonitos salones en una espléndida masía muy bien conservada.

Respecto a mi comentario anterior tengo que destacar que el servicio ha mejorado notablemente, aunque deberían estar más coordinados y unificar criterios.

Las mesas separadas convenientemente como siempre habían estado dada la amplitud de las salas bien vestidas con mantel y servilleta de tela, decidimos pedir el menú más económico de los dos que ofrecen los días de diario puesto que nosotros encontramos más atractivos los platos de este menú que los del otro de precio superior.

Unas croquetas de queso dieron paso a los entrantes que fueron

- Canelón de espárragos con salmón y queso philadelphia.

- Pimientos del piquillo rellenos de brandada de bacalao con guarnición de sanfaina las verduras no presentaban un muy buen aspecto y ni siquiera las probé.

Seguimos con:

- Dorada al horno, pieza de buen tamaño con acompañamiento de unas hojas de ensalada.

- Conejo a la brasa con patatas fritas

Postres

- Pastel de chocolate con helado de vainilla

- Helado de vainilla

Finalizamos con dos cafés

Una botella de agua y una de vino blanco incluidas en el precio del menú, el vino de la D.O. Catalunya, Equilibri elaborado por Grup Oliveda en Capmany, para mantenerlo fresco dispusieron una cubitera de pie al lado de la mesa.

Hago referencia en que el personal de sala debería estar más coordinado porque nosotros dejamos los cubiertos en el plato para que fueran cambiados para el segundo plato tal como hicieron, no fue así en la mesa de al lado que también dejó sus cubiertos en el plato y la camarera les pidió que los recogieran, el segundo plato les fue servido por el jefe de sala que al ver los cubiertos sucios los retiró y los cambió.

El menú tiene un precio de 16,50, un precio bajo atendiendo a la categoría del local y de los bien cuidados jardines que lo rodean. Particularmente preferiría un precio algo superior que fuera en beneficio del producto.

Posiblemente tarde otros cinco años en volver

Restaurante en una preciosa masía catalana, con jardines alrededor del mismo.

Durante la cena unos platos estuvieron a la altura y otros flojos.

* Pa i tomaca con jamón y embutidos: Correcto

* Escalivada: falta de sabor y de la textura característica.

* Cargols a la llauna: Muy buenos, en su punto de cocción y sabor.

* Cigalitas fritas con ajos: Correctas, de pequeño tamaño.

* Carrillera estofada: quizás el mejor plato.

* Postre: Helado de turrón: Sobraba el chorretón de caramelo líquido.

Bebida: Cervezas y vino D. O. Empordá.

Hemos estado en varias ocasiones después del último post, solemos ir los sábados al mediodía y cada vez hemos comentado lo mismo, cada vez hay menos gente y cada vez empeora un poco más el servicio.
Cuando entras al restaurante tienes que esperar demasiado a ser atendido y acomodado en la mesa, la chica que ejerce de jefa de sala cuyo nombre no recuerdo se limita a repartir las cartas, la comanda la toma la misma camarera que se encarga de todo el servicio. Con cuatro salas solo dos camareros para tomar nota y servir.
Incomprensiblemente con muy pocas mesas ocupadas el tiempo de espera para el servicio de platos se hace extremadamente largo, así como el tiempo en retirar los servicios.
Nos sirvieron un aperitivo que no recuerdo, de primero compartimos canelón de salmón ahumado con queso fresco, bueno y que ya habíamos comido en otras ocasiones y carpaccio de pies de cerdo con habitas y langostinos bueno y bien presentado. De segundos carrillera de ternera y risotto de cep y espárragos verdes. La carrillera, buena pero una ración excesivamente abundante hace sentir un cierto rechazo. El risotto más de lo mismo, ración excesiva pero con un agravante, totalmente insípido sin traza de contener queso parmesano.
Al retirar los platos nos preguntaron si no habían sido de nuestro agrado, dijimos que la carrillera sí pero había demasiado y el arroz era totalmente insulso.
Una botella de agua de litro y una de cava Rovellats brut nature.
Dos cafés.
Al pedir la cuenta nos indicaron que no nos cobraban el risotto, faltaria más!!
Hay que ponerse las pilas, no solo la ubicación, el entorno, la masia, atrae a los clientes, hay que conservarlos y para ello hay que ofrecer una buena cocina y un buen servicio

En esta ocasión optamos por pedir el menú degustación con maridaje de vinos(50 €), el menú está compuesto de medias raciones de platos de la carta.
No recuerdo lo que nos trajeron de aperitivo. Los primeros fueron carpaccio de bacalao con olivada, muy buen bacalao bien aliñado y ración generosa; vieira con puré de manzana, foie y cebolla caramelizada. Los segundos: rodaballo al horno y espaldita de cabrito rustida. Los postres eran los que habíamos comida en la anterior ocasión: adaptación del gin tónic con helado de cítricos y textura de tres chocolates.
A destacar que a diferencia de otros restaurantes en los que últimamente hemos estado y con estrella Michelin, cambiaron de vino en cada uno de los platos, tres blancos: Empordà, Penedés, Risling, un tinto Rioja crianza y un cava para acompañar los postres.
Una cerveza para el aperitivo y dos cafés

Gracias a los comentarios de Jerónimo reservamos en este restaurante que no conocíamos y que está a un tiro de piedra del centro de Girona.
No me voy a extender en describir el restaurante, las salas, el entorno y el servicio pues ya lo ha hecho perfectamente Jerónimo.
Nos decantamos por la carta, de aperitivo nos trajeron un pastel pescado de roca. Los primeros fueron unas vieiras con puré de manzana, foie y cebolla caramelizada, buenas las vieiras y plato bien presentado y un carpaccio de ternera de Girona con foie, aceptable. Los segundos carrillera de ternera bien macerada con ratafía y con cebollitas muy gustosa y muy bien elaborada y un fantástico entrecot de ternera de la zona muy tierna y con la cocción precisa que pedí.
Los postres, una adaptación del gin tónic con helado de cítricos que no es otra cosa que una gelatina de gin tónic troceada y servida en una copa martini con dos bolas de helado y una textura de tres chocolates.
Un DO Empordà: Terra Remota, agua y dos cafés.

Poco que añadir al comentario anterior con respecto al entorno y servicio, en esta nueva visita de trabajo con unos proveedores optamos por pedir platos de la carta.

Restaurante ubicado en una preciosa “masia”, tan bonita como bien situada y por la que ya han “pasado” varios propietarios, el último el extinto “Mas Batlle”.
No tenía muy buen recuerdo de mi primera visita hace ya muchos años, cuando lo regentaban los primeros propietarios, y no lo volví a visitar hasta ahora gracias a la insistencia de mi esposa que si había estado en un par de ocasiones.