En febrero se celebró en el barrio de Ruzafa el carnaval solidario y en la ruta del tapeo que promovieron los locales del barrio se incluía este pequeño lugar que me pareció curioso y me quedé con ganas de volver a visitar.

La ocasión se presentó hace un par de semanas, después de una tarde de total vagabundeo con un amigo que estaba de visita en la ciudad. Entramos a tomarnos un vino con su correspondiente montadito y tras ver los platos que salieron en direcció a una de las dos mesas ocupadas decidimos quedarnos a probar el menú que parecía apetecible.

El menú consistía en cuatro platos al centro:

- Samosas (las ha descrito perfectamente otro usuario)
- Hamburguesitas de sepia
- Tosta de setas con queso
- Picaña brasileña

Las hamburguesas de sepia fueron una novedad para mí, grata sorpresa, pero lo mejor sin duda fue la picaña brasileña, carne de vacuno con una salsa peculiar.

En general la comida fue bastante buena y ambos quedamos sobradamente saciados, quizá echamos en falta mayor variedad en los postres (en realidad sólo nos ofrecieron dos alternativas, tarta de queso y tarta de turrón, ninguna casera).

En definitiva un pequeño lugar, agradable, y aunque no lo buscábamos no ofrece nada realmente diferente a otros locales similares.

PD: me sorprendió la música, una buena selección de temas de soul, funky y jazz contemporáneo que me recordó los mejores momentos del desaparecido programa Área Reservada de radio 3.

Buscando un sitio por la zona de Russafa encontre para tomar algo encontre este local. El local tiene una decoración muy acertada al estilo barroco como bien ha dicho un compañero. Un bonito lugar para ir con tu pareja.

La comida eran tapas bastante originales y la verdad que estaban bastante buenas y no eran escasas. Estan bastante bien en relación calidad precio.
La carta de vinos para mi gusto esta muy bien. Ya que tenian bastante variedad de vinos e incluso me parecio ver que tenian algo que hoy en dia se agradece mucho y que es muy tipico por tierras andaluzas, que es que con tu vinito te ponian una tapita. No se si sera a ciertas horas o dias de la semana pero es algo que a mi me gusta bastante, lo que pasa es que pedimos tapas directamente ya que queriamos a cenar.
El servicio a nosotros nos resultó más que correcto. (No soy de los que le gusta que el camarero este encima suyo todo el rato y no le deje ni cenar aunque entiendo que hay gente que le gusta que le esten haciendo la pelota desde que entra hasta que sale de un local) A nosotros nos atendio una camarera muy amable, atenta y sobre todo sonriente durante toda la noche a cualquier cosa que necesitaramos y eso se agradece ya que en muchos lugares los camareros tienen cara de perdonarte la vida y esta chica se la ve que le gustaba lo que estaba haciendo.

En definitiva, a mi pareja y a mi nos resulto un local muy agradable para pasar un buen rato y disfrutar de una buena cena y un buen vino tanto en pareja como acompañado por mas personas. Muy recomendado para mi gusto y sin duda volveremos ya que estando en un barrio tan mitico valenciano se agradece encontrar un sitio en el que la relación calidad precio y buen trato no estan reñidos.

Paseando por Ruzafa, entramos casualmente en este restaurante, porque  habíamos estado en alguna ocasión y teníamos un buen recuerdo. Tal vez ha cambiado de dueños... pero ya no es lo que recordábamos.
Es un local pequeño, con la cocina en barra, decorado al estilo barroco, con luz tenue y con velas y flores en las mesas.
Únicamente éramos 3 mesas, 10 personas en total, y el servicio consistía en una camarera y una cocinera que se esmeraron mucho por llegar a todo. No sé de qué forma lo tienen organizado pero hay una larga espera entre plato y plato, por lo que la cena se hace laaaarga. Las tres mesas estábamos en la misma situación y en concreto la mesa de 6 personas llevaba hasta los abrigos puestos, porque además de la espera no tenían encendida la calefacción y había una corriente fresca muy poco agradable.
Respecto a la comida, tomamos 4 tapas al centro acompañadas de unas cervezas muy bien tiradas:
- Nido de patatas con huevo poché.
- Queso de cabra con cebolla caramelizada sobre base de rúcula.
- Samosas, que son una especie de crujiente triangular relleno de verduras, parecido a un rollito primavera.
- Tosta de setas con queso.
Postre y café no tomamos, ya que tras la espera al final se te va el hambre y se te hace la hora de ir en busca de una copa.
La comida en general no estaba mal, pero nada destacable, tampoco resultó caro, eso faltaría!!
En definitiva, un restaurante muy flojito y al que por supuesto no volveremos. Es una lástima que los cambios hayan sido para peor...