Comida hoy en este buen sitio con una decoración agradable en un entorno más agradable aún.Sin reserva pero rápido nos acoplaron una mesa que acababa de ser desocupada.
Elegimos unas croquetas de jamón y otra de chistorra sutiles,buenas,pero a mi gusto algo atenuadas.
Luego le siguió un fantástico cardo con trufa rallada que estaba de locura con el cardo blando pero sin pasarse,con textura vaya y con el buen aroma de la trufa.
Como gran callista que soy y no de profesión pedimos dos de callos que francamente y sin contar los de mi madre son de los mejores que he comido fuera,con el picante en su sitio y una salsa que te hacia estremecer,de ordago si señor.
Postres una rica tarta de queso y un yogur de oveja con un sabor buenísimo.
La oferta de vinos,pues que quereis que os diga,como un crio en una juguetería,para mirar y remirar además con precios ajustados.Queriamos algo todoterreno pero no me apetecía ni espumoso ni Jerez ya de sobra bien conocidos por maridar perfectamente con los callos así que hubo consenso con Luis y nos decantamos por un Burklin-Wolf Wachenheimer Riesling floral con nervio para refrescar en cada trago.
Servicio profesional,atento y eficaz.
Gran sitio,gran trato a la materia prima donde la sencillez es un gustazo y si ya lo acompañamos con un trato máxime al vino ni te cuento.Por cierto,en breve Luis va a dar una vuelta a la carta de vinos metiendo por lo que me ha comentado verticales de añadas antiguas y alguna sorpresa más.
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