Restaurante Gaig en Barcelona
Restaurante Gaig
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
39,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Festivos noche, lunes, Semana Santa, agosto y Navidad
Nota de cata PRECIO MEDIO:
97 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.8
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.7
Arroz seco de gamba y calamar
Liebre del Pirineo a la "Royale"
Risotto cremoso de setas de Burdeos
Niscalos salteados, ajo, perejil y butifarra negra
Ceps asados al horno
Canelon tradicional con crema de trufa
Opiniones de Gaig
OPINIONES
24

Tras nuestra buena comida al mediodía en La Mar Salada y tras haber dado un agradable paseo por Barcelona, a eso de las 19h nos dirigimos al hotel donde estábamos alojados y a donde acababan de llegar de Bilbao nuestros amigos vascos de Verema, Juanjo y Begoña (JotayB). Trás unos sinceros abrazos y una buena conversación que continuamos durante un buen momento, mientras tomábamos unas cervecitas en el bar del hotel para ponernos en forma, nos dirigimos al restaurante que habíamos elegido para la cena del viernes, preámbulo de nuestra gran cita gastronómica del sábado al mediodía.

Tenia desde hace tiempo ganas de descubrir la cocina de Carles Gaig, por lo que en su día les propuse a nuestros amigos hacer la reserva en éste restaurante para el viernes 27 de noviembre a las 21h, hora a la que nos presentamos puntualmente.

El restaurante, decorado con tonos claro-oscuros, es amplio, con altos techos y rebosa elegancia por los 4 costados. Las mesas, muy bien separadas las unas de las otras, están muy bien vestidas, con manteles largos del mismo tono que los cómodos sillones que las circundan, y sobre-manteles blancos de hilo ornamentados con una jarrita de flores naturales. La vajilla y los cubiertos son de buena calidad así como las copas, de la marca Riedel. La mayoría de las mesas, como la que nos otorgaron a nosotros, son redondas. El restaurante estaba hasta la bandera. No voy a descubrir quien es Carles Gaig, únicamente recordaré que es poseedor de una estrella Michelin desde 1993 y que su cocina es de producto de proximidad y tradicional catalana. La sala está dirigida por su esposa, Fina Navarro. El servicio de vinos está a cargo del sumiller, Francesc Arza,a quien no tuvimos el gusto de conocer.

El servicio fue la oveja negra de la velada, tanto el servicio de sala como el del vino, estuvo fuera de ritmos, a veces inexistente, con un despiste de las camareras a nivel, por momentos, de tragicomedia y esto desde el principio hasta el final de la cena. De acuerdo que el restaurante estaba lleno, que tal vez no había suficiente personal... que... No hay ninguna excusa para un restaurante que ostenta una estrella Michelín y un sol Repsol y que practica unos precios de ese nivel.

Mientras ojeábamos la carta nos trajeron unos Snacks y una degustación de aceite y sal Buen aceite de arbequinas, del que la camarera no supo darnos el origen.

Optamos por cenar a la carta :

Como aperitivo, nos sirvieron un platillo de Pochas con kokotxa que estaba bueno.

Como entrantes para compartir, en el centro de la mesa, tomamos :

Canelones tradicionales con crema de trufa 4 canelones, que nos sirvieron emplatados uno para cada uno. Buen producto, uno de los clásicos del Chef.
Muy poco después, cuando aun no habíamos prácticamente empezado a comer los canelones, llega una camarera y nos puso en medio de la mesa los otros platos que habíamos pedido Ceps(boletus) asados al horno y unos Niscalos salteados con ajo, perejil y butifarra negra . Nos encontramos pues, al terminar nuestros canelones, con nuestros platos utilizados con restos de bechamel y con esas bandejas en el centro de la mesa sin ningún otro plato para poder degustar nuestros surtidos de setas. Tras insistir nos trajeron nuevos platos y cubiertos pero como tardaron tanto rato en traérnoslos, las setas se habían enfriado y estaban incomibles, por lo que tuvieron que retirarlas para traérnoslas nuevamente "recalentadas"... Destacar que aun asi, los boletus estaban excepcionales, muy buenos, el único problema es que éramos 4 y trajeron 3 ceps, pero bueno... los niscalos también estaban sabrosos y bien preparados. Este recalentamiento empezó a caldear el ambiente...

Como platos principales pedimos :

Rissotto cremoso de setas de Burdeos con Tartufo bianco d'Alba. Por los comentarios de Begoña deduzco que estaba muy muy bueno.

Liebre del Pirineo a la "Royale" también con un poco de Tartufo bianco d'Alba. MC apreció la elaboración del plato, muy sápido, tiernísimo y en su punto perfecto de cocción.

Arroz seco de gambas y calamar Muy bueno, en su perfecto punto de cocción con dos excelentes gambas y muchos tropezones de calamar. Tanto a Juanjo como a mi nos gustó mucho.

De postre, MC y yo compartimos uno a base de Cítricos, mango y coco que estaba rico y Juanjo y Begoña compartieron unas Texturas de chocolate que por lo que comentaron también les gustó.

Para beber tomamos, una botella de agua de 1 l y 2 botellas de blanco crianza Creu de Lavit D.O Penedès No recuerdo la añada, de Bodegas Hermandad Segura Viudas, cepaje 100% Xarel-lo, con fermentación en barricas nuevas de roble americano y francés, crianza con sus lías y "battonnage" durante 5 meses. Me pareció un vino fresco, con buen acidez, afrutado y que se bebía fácilmente. A destacar que la segunda botella ni nos la presentaron... non comment.
Carles Gaig vino a saludarnos a mitad de la cena, como hizo con todos los otros comensales.
Finalizamos con dos cafés y unos buenos Petits-fours. Pero aquí aun no se acaba la historia, tras pedir la cuenta, que tardó lo suyo en llegar, pagamos y pedimos que nos trajesen los abrigos. Yo no se aun durante cuanto tiempo después estuvimos de pie junto a la mesa, esperando que alguien se dignase a traernos nuestros enseres personales. Me dirigí a la cocina y le expliqué a Carles Gaig lo que nos ocurría. Ambos nos dirigimos al guardarropa y nos encontramos con 3 camareras que estaban revolviéndolo todo por que no encontraban nuestras prendas de abrigo. Entré en el local, hice las identificaciones necesarias y las localizamos rápidamente(si hubiesen venido a vernos y nos hubiesen explicado que tenían un problema de identificación, nos hubiésemos desplazado y aquí se hubiese acabado la historia... en lugar de tenernos de pie esperando y sin ninguna explicación). Carles Gaig me presentó sus excusas, que no la camarera, que trajo las prendas, que se limitó a entregárnoslas y desapareció sin decir una sola palabra y para mas INRI nadie nos acompaño hasta la puerta como fue el caso para los otros clientes...
Con todos los problemas del servicio la cena duró mas de 4 horas, desde las 21 h hasta pasada la una de la madrugada.

La cuenta ascendió a 91,05 €/persona. Mala RCP. Buena cocina, bien elaborada, pero con un servicio a años luz de lo que yo considero que debe dar "regularmente" un restaurante gastronómico digno de ese nombre y que además está galardonado con una estrella Michelin y un sol Repsol.
Muy raramente, prácticamente nunca me había marchado de un restaurante con el malhumor con el que me fui de éste y además con la mala conciencia de haber llevado con nosotros a la aventura, a unos amigos que apreciamos, teniendo en cuenta que en Barcelona hay infinidad de buenísimos restaurantes que ya conocíamos y que son 100% fiables. Pienso que no volveré nunca mas a meter los pies en este restaurante.

  • Arroz seco de gamba y calamar

    Arroz seco de gamba y calamar

  • Liebre del Pirineo a la "Royale"

    Liebre del Pirineo a la "Royale"

  • Risotto cremoso de setas de Burdeos

    Risotto cremoso de setas de Burdeos

  • Niscalos salteados, ajo, perejil y butifarra negra

    Niscalos salteados, ajo, perejil y butifarra negra

  • Ceps asados al horno

    Ceps asados al horno

  • Canelon tradicional con crema de trufa

    Canelon tradicional con crema de trufa

Después de estar la Fonda y el Restaurante (en los bajos de un hotel en la calle Aragón, creo) se refundieron local y nombre, quedándose en el actual local.
Sitio elegante, con servicio de altura desde los manteles, las copas, la cubertería, la forma del servicio… Rebosa elegancia.

En un comedor privado y partidos en dos mesas amplias, celebramos cena de final de curso, unas 20 personas con menú pactado y en cuartilla sobre la mesa, aunque algunas cosas se modificaron en el menú inicial pactado: se cambio el vino banco, el bacalao por merluza se quitó el calamar lacado y se incluyó otro postre, unos petit fours con los cafés y un cava en magnum para los brindis y con generosidad.

Empezamos con un blanco L´Era 2014, de tinto Mamellans un buen y frutal Montsant. El cava rosado de Raventos con ¿monastrell? entre otras uvas, resultó desequilibrado, ácido y con poca cremosidad.

La comida:
. unas aceitunas y snacks de la casa.
. ensalada de invierno con atún tomate níscalos y granada. Complejos ingredientes pero consigue integrase manteniendo la presencia individual a base de cantidades dispares.
. canelón tradicional con crema de trufa. Vlásico de la coasa. Buna calidad de la pasta, buen punto y mejor relleno. Buena recomendación.
. merluza al vapor: buen punto de cocción, buena pieza.
. cochinillo crujiente y deshuesado con fresones y cebolla tierna. la carne estaba algo seca y la piel en zonas crujientes y en otras gomosa. Muy mejorable.

Postres:
. cocotte de chocolate con Grand Marnier y haba tonka: bien de sabor y presentación
. versión propia de la crema catalana: en copa, más liquida y con muy buen sabor.

Una fugaz visita del chef que además tiene una buena sucursal en los preciosos hoteles Sport de Soldeu en Andorra.
Cena bien resuelta aunque sin ningún plato para recordar. Desconozco el precio si ha variado respecto a las malas notas de comentarios anteriores.

El cambio de local ha sido para mucho mejor, sin duda.

La nueva dirección:
C/ Córcega 200
08036
BCN
www.restaurantegaig.com
[email protected]

Razones:

-No dependen de un hotel,...algo un poco "demodé"

-Amplian local con más mesas y más escenarios y privados ad hoc

La reserva dominical de un día cualquiera es de 13.30 a 15.30, pero aconsejo llegar pronto caminando para saborear la zona de BCN.

DATOS
Mesa 25. 2 personas
FActura 5744
180 euros

Entretenimientos de nota 8, ...buenos pero sin ideología moderna:
Patatas, crujiente de yuca y de queso parmesano.
Pimiento de padrón, coca de cacahuete y buñuelo de tomate
Maridaje: Fino Fernando de Castilla

Los siguientes paltos fueron para compartir:

Ensalada de tomate y ventresca de bonito con brotes y guindilla. UN 9, Bien presentada y con color, textura correcta, vinagre al punto y muy buen sabor.
El vino elegido para este plato y los platos siguientes fue Valentin Zusslin Pinto Gris 2013 AOC Alsace. Un 10 durante el desarrollo en mesa 2 horas.

Níscalos con butifarra tratada en forma de paté para untar y algo grasienta, con salteado de ajos y perejil. Un 5 porque no estaba el embutido bien trabajado en concordancia al plato de setas de temporada.

Lubina y berenjena en crema y crujiente, algo floja visualmente, y sin color, pues todo era gris. La presentación dejaba mucho que desear a un pescado del día de casi 40 euros.

POSTRES
Láctic
Bizcocho de pistachos, frambuesa y helado

Ambos para descubrir por su finura. Me atreví a maridarlo con Oporto blanco y tinto y además un vino dulce italiano, que no desvelo por petición.

Café cortado, petit de trufa y jamones.

SOBERANÍA
Un acierto el cambio y un acierto estar hoy en este magnífico restaurante con una sala y sumillería muy entrenadas, cordiales y amistosas, sin problemas de hacerte pasar un tranquilo " Dimanche"

Día de visita a médicos en Barcelona y una comida pendiente para celebrar el paso a mejor vida de Manu, vamos que se nos jubila el hombre y había que celebrarlo. Así que como buenos amantes de los platos de toda la vida, surgió la idea de visitar el Restaurante o Fonda Gaig. Coincido con “ancc” en sus dudas sobre el nombre, pero parece que definitivamente es “Restaurante Gaig”.
Muchos años han pasado desde mi última visita a este Restaurante, para que os hagáis una idea, todavía estaba en Horta. Y hace tantos años que no os puedo decir que es lo que comí, no lo recuerdo, pero sí os puedo decir que en todos estos años no he sentido el más mínimo anhelo de volver a visitarlo, de hecho no he vuelto hasta ahora.


Por lo demás, el entorno corresponde a un restaurante de su nivel, y como han apuntado en otros comentarios ofrece amplias mesas con holgada separación entre ellas, bien vestidas, mantelería, cubertería y cristalería de muy buen nivel.
Buena cadencia entre platos y personal respetuoso y educado pero frio y no demasiado atento a la reposición de pan, (o es que ya se había acabado el cupo de los 4 euros), el caso es que al final tuve que “robar” las sobras a otros comensales para apurar la salsa de mi plato.


Una vez ojeada La Carta, nos decidimos por pedir algo para compartir y después cada uno por su cuenta.


Para compartir:


  • Pan y entretenimientos 4.00 € . Los cuatro euros son por persona. En la carta te notifican de que avises al camarero si no deseas que te lo sirvan. Le pregunté al camarero que pasaba con el pan si no queríamos los entretenimientos, (que por cierto son totalmente prescindibles) y no me contestó, lo que pasa es que iba invitado y el pagano me dijo que no la liara, una pena, con lo que me gustan a mí enterarme de estas cosas.
  • Un Ravioli. Según nos dijeron, invitación de la cocina, y muy bueno.
  • Un platito de Calamares a La Romana. Anodinos, podría ser la palabra que definiría estos calamares. Me esperaba más, bastante más.

  • Anchoa del Cantábrico y pan con tomate . Muy buenas. Aunque algo más de pan con tomate no le habría venido mal.

  • Croquetas de Rostit y Croquetas Bacalao, buenas. El problema es que unos días antes había comido también croquetas el Bar Central de Ricard Camarena, y ya se sabe que las comparaciones son odiosas.
    Y seguimos con el principal:

  • Cola de Rape asada al horno. Lo pidió Gloria y no protestó, así que me imagino fue de su agrado.
  • Dos Steak tartar de buey . Salados que no sabrosos. Lo pidieron dos comensales y los presentaron en la mesa ya preparados, sin preguntar en ningún momento si estaban a su gusto. Un plato que restaurantes con muchísimo menos nombre, preparan delante del cliente y a su gusto.
  • Y yo pedí Callos con Garbanzos . En Cataluña diríamos que le faltaba “trempera”, un plato en el que lo único sorprendente y que hace que lo recuerdes durante un tiempo, es su precio.


    De postre:


  • Creo recordar que una Mousse de Manzana .
  • Y un Requesón con texturas de miel. Ni pregunté ni probé ninguno de los dos platos.


    Servicio de Vino:


  • La verdad es que nos centramos en los cavas, y nos sorprendió gratamente que incorporaran algunos mágnums de las marcas más conocidas, así que nos zampamos uno de LLopart Brut Nature Reserva. Correcta temperatura, cristalería Riedel y atentos al relleno de copas.

    La cuenta:



  • La cuenta que incluye una botella de agua a 4,50€ y dos cafés, ascendió a 223,70 euros para cuatro personas, que más o menos me sale a 56 euros por cabeza. Teniendo en cuenta el entorno no me perecería un mal precio, pero lo cierto es que ninguno de los platos emho, ha estado a la altura de nuestras expectativas.


    Un restaurante al que volver no es una de mis prioridades.


    PD. Pido disculpas por la calidad de las fotografías que es bastante deficiente.


  • Antes de nada, estoy un poco confundido, el local de Córcega, 200, se identifica como Restaurante Gaig, no fonda, y las fotos colgadas, no se corresponden con el local de Córcega, a no ser que lo hayan renovado por completo, bueno, en cualquier caso, los detalles en: www.restaurantgaig.com.

    El local es muy elegante, zona de recepción y espera separada del comedor que es amplio, con las mesas muy bien dispuestas y muy bien vestidas, sillas cómodas, decoración con clase y además acogedor, mucho estilo.

    El servicio es muy profesional en todas las personas que te atienden, la recepción, la persona que te toma nota y te resuelve todas las dudas de una manera eficaz y extremadamente amable, los camareros, explicando todos los platos, retirando las migas de pan, etc...

    Te reciben (y te despiden) con unos entretenimientos donde domina lo dulce, mini magdalenas, mini galletas... para mi prescindibles, quiero decir que los cambiaria por algo salado.
    Empezamos a revisar la carta y noacabamoss de decidir, una mezcla de la cocina tradicional de Gaig y de platos mas contemporáneos y elaborados. Eramos un mar de dudas, nos recató el caballero que nos tomaba nota, profesional, educado y muy amable, disipando todas las dudas, ofreciendonos el menú tradicional (53€) que ahora os empiezo a relatar.

    Empezamos con un aperitivo, una navaja en jugo de lima, explosión, no sabemos que era mejor, el jugo o la navaja, lo cierto es que las dos cosas juntas estaban muy buenas.

    Una primera ensalada fresca para empezar, ensalada de judías tiernas, tomate y langostinos, judías al dente, trocitos de tomate, dos langostinos y un crujiente encima, presentado en molde redondo, bueno, una ensalada, el punto lo ponen las judías tiernas, muy en su punto.

    El canelón tradicional con crema de trufa, clásico de Gaig, que evoca los canalones de antes, a los sabores tradicionales de la abuela, un relleno sabroso y punto diferenciador de la trufa, una crema suave.

    Un suquet de merluza, con fondo de patata y cebollas, el pescado en su punto, un caldito muy sabroso que empapaba la patata y la hacía muy sabrosa también, un conjunto bastante redondo.

    Para acabar cochinillo crujiente y deshuesado con estados de piña, un cuadradito de cochinillo, este fue el único plato en el que la ración me pareció un poco escasa, eso, o que estaba tan bueno, que se me hizo muy corto, probablemente las dos cosas.
    Con su inseparable piel crujiente, muy tierno, cocinado en su punto, encima de su jugo y un poco apartado, una salsa-crema hecha con piña con un taquito de piña.

    El postre, incluido en este menú, la innovación de la crema catalana, una copa grande, mousse de crema catalana, con un helado cremoso de café dentro y una base cítrica y potente. Muy bueno, gran colofón.

    La carta de vinos no es una carta, es un libro....debidamente encuadernado, muchas referencias de todas partes, bastante subidas de precio, al menos el servicio es esmerado, copas Riedel, por supuesto el vino servido a temperatura, del servicio de las copas se encargan ellos, pero con mucha sutileza, generalmente aprovechan a llenarlas entre plato y plato, una persona retira platos y otra llena la copa, así que no interfieren durante la conversación mientras estás comiendo, inteligente estrategia, no obstante, la botella está a tu alcance, por si bebes rápido, pedimos un Gotim Bru (21 €).

    Cerramos con un cortado.

    En definitiva, un restaurante con clase y profesionalidad a raudales y buena cocina.

    Hacía posiblemente un año y medio que no pisaba el antiguo Gargantúa i Pantagruel, convertido en Fonda Gaig el año 2008. Recuerdo que había comido en la zona baja, en aquel tiempo, de fumadores.

    Pero vamos al grano. La sensación mia, personal e instranferibel es que el Restaurante es cada vez menos Fonda y más estilo Carles Gaig. Pero esto no lo digo como punto negativo sino como posiblemente cambio de estilo.

    Quedan garantizados, no obstante, los platos tradicionales de siempre, aunque con un toque innovador, que en ocasiones vienen muy bien, pero que para los tradicionalistas como yo, los desvirtúan un pelín.

    Yo tomé el menú del dia: Coca de verduras y merluza a la donostiarra. Excelentes los dos platos. De vino un Montsant: Laurona. Muy Rico y con mucho poso. Estancia más que agradable. Han mejorado la distancia entre mesas y se está muy cómodo.

    Para repetir.

    Estrella michelin bien merecida y aún, por comparación, se merece otra; es caro, pero todo es perfecto; uno de los pocos en Bcn que te ahorra un viaje a París; comedor silencioso, servicio totalmente profesional, platos excelentes de punto, presentación, originalidad; buena selección de vinos catalanes; feliz de haber ido y con intención de volver pronto.

    Hacía tiempo que quería ir a comer a este restaurante. Fue mi primera visita. Tengo que decir que no me convencen mucho los restaurantes de Hotel, y aunque lo intentan separar, es lógico que esté ligado de alguna manera al hotel cram. Similar recepción, decoración, estilo, ubicación..
    La decoración del restaunte es elegante, minimalista, pero personalmente no me gustó. El motivo, los sofas rojos y el estilo de cortinas tipo tela. Pero es un local amplio y acogedor, con buena iluminación y algo deficiente acústica. Teníamos una mesa un poco alejada, el local vacío y escuchamos en todo momento la conversación de la mesa alejada.
    El servicio de vino fue bueno. Tomamos un Ruinard blanc de blancs. Siempre servidos a la perfección. En la extensa carta, encontré a faltar más referencias de vinos de Australia, Nueva Zelanda, Sudamerica e incluso de EE.UU...mucha propuesta francesa, pero escasa del resto de paises.
    En cuanto a la comida, bastante buena, de tendencia catalana y tradicional. No está enfocada a sorprender y crear platos diferentes al standar, si no que realza la comida tal y como es. Merece especial mención también el tema de los precios...bastante ajustados para la calidad del establecimiento. En cuanto al servicio, francamente bueno. Servicial pero cercano. Merece destacar que, pese a ser solo dos mesas, tuvimos el placer de ser atendidos por el famoso Carles Gaig...lo que dice mucho de él, en cuanto a que sigue al pie del cañón y de que no se le caen los anillos. Se le vio amable y cercano. Felicidades!

    No es habitual destacar la atención y el servicio por encima de todo lo demás. Supongo que lo lógico es hablar de su cocina, que es lo importante , y dejar la crítica al servicio en un segundo plano. Sin embargo, en este caso la atención , el servicio en general y en particular el director de sala me parecieron tan excepcionales, que quiero comentarlo en primer lugar. Amabilidad, polivalencia, elegancia y discrección definirían este servicio, personalizado y concentrado en la figura de un director de sala fantástico. Manejo correcto del vino, orientaciones oportunas, amabilidad comedida, atención permanente, organización, elegancia y distinción, todo ello en con un conocimiento perfecto de lo que se sirve, se come y se bebe.Nada habitual. El local es elegante, mas o menos amplio , mesas bien iluminadas, toque clásicos, mantel blanco blanquísimo , amplitud y luz. Carata de vinos amplia yb cara, con grandes referencias y quizás a falta al menos de vinos catalanes , de referencias más asequibles y novedosas. El menú es equilibrado y fiel a la historia y profesionalidad de Carles. Elegancia y sutileza en las presentaciones, entrantes sencillos en apariencia ,con salsas integradas en sus contenidos, finura , sabores no enmascarados, nitidez y puntos de cocción excelentes. Maravillosa crema de hongos sobre terrina de foie, gustosa, fina , nítida. . Espumas con moluscos y gazpacho, complejidad, respetando y realzando sorprendentemente el sabor y textura de sus moluscos. Sobresaliente Rape, crujiente por fuera, sabroso y tierno por dentro. Postres algo por debajo del resto del menú, pero complementando correctamente el menú. n definitiva restaurante sobresaliente, fruto seguramente de muchos años de trabajo, con un servicio de dirección de sala impecable y a mi modo de entender referencial. Menú por cierto 77 euros

    Menu degustacion, bueno; correcto, me esperaba más. Y los postres flojillos.

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