Restaurante Palacio Cibeles en Madrid
Restaurante Palacio Cibeles
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
50,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
65 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.3
Comida COMIDA
5.8
Precio medio entorno ENTORNO
9.1
RCP CALIDAD-PRECIO
5.4
ceviche y madroño
cacao, leche, avellanas
Opiniones de Palacio Cibeles
OPINIONES
8

Comida para un grupo en una zona del restaurante de la 5º planta del Palacio de Cibeles. Como ya me ocurrio en otro evento en este lugar, pasamos primero a la terraza a tomar un cava rosado Juve&Camps con un escueto coctail consistente en cecina de ciervo (no la probé porque no me gusta la cecina), canutillos de queso (cansinos) y canape de salmon ( rico el salmon).
Nos acomodaron en mesas de 6 personas ( creo eramos 4 mesas) y enseguida nos sirvieron vinos: Ercavio blanco y Adolfo Colección ( 85%syrah y 15% tempranillo) que me defraudó bastante.
En cuanto a la comida:
• Ensalada de encurtidos con atun. Una pena de plato que casi nadie terminó. Los vegetales no eran muy acertados salvo la cebolla roja, remolacha y esparrago. De hecho el resto no supimos que era y tenia un predominante sabor a tierra. El atun estaba bueno pero tremendamente soso. Mala combinacion
• Carrilleras de ternera con trompetas negras y angula de monte. La salsa no recuerdo cual era. Este plato rozó el sobresaliente. Excelente punto de carne y sublime salsa. Para perdonar al anterior.
• Postre: dulce de mazapan con helado (no sé de que). Adolfo borda el mazapan toledano. Tambien de nota 9.
Finalizamos con buenos cafes y copas y unos buenisimos petit fours con mini lunas de mazapan, trufas y bombones.

Desconozco el precio.
En resumen, mi opinion es parecida a la vez anterior en que tambien estuve en un evento. El nivel medio es aprobado alto y creo que subiria en comidas particulares donde los platos son ultimados individualmente y no para grupos.
Al final de la comida salio Javier Muñoz a saludar muy atentamente.

Menu concertado para un numeroso grupo ( 70 personas) en este lugar que tenia ganas de visitar.
Previo a la cena nos sirvieron un copa de cava rosado Juve& Camps en la terraza que es muy agradable aunque el fresquito que hacia me impidió disfrutarla totalmente. Nos pasaron unos canapes que ya presagiaron que la cena no iba a ser muy alla…cecina regular y cornete de queso ni fu ni fa.

La cena se sirvió en un salón de la segunda planta con mesas de 6 personas bien preparadas.
El servicio fue eficiente y rápido pero la mayoría de los platos dejaron que desear. Alguien decía que no se cocina allí y que traen un catering con los platos semipreparados incluso para las cenas que no son eventos. No sé… se me hace duro pensar que sea asi.
El cocinero que supongo será hijo de Adolfo (Javier Muñoz) estuvo toda la cena por allí ya que conocía a algunos de los comensales. Pero no tuve ocasión de hablar con él.

En cuanto a los platos:
-Salmon marinado en eneldo con teriyaki. Soso
-Pastel de caza y frutos rojos sobre bizcocho de aceite. Bonito nombre para una pasta indescifrable que sabia a bechamel
-Croquetas de perdiz y reducion de PX. La masa no sabia a nada. Podrian haber sido de cualquier cosa
- Bacalao al horno confitado con Ajoarriero y verduras. Salado . Solo valían la pena los pimientos
-Presa ibérica con pure de frutos secos y salsa de calabacín. Este si. La carne buena y la salsa me encantó.
- Cremoso de queso y coulis de frutos rojos. Tambien muy bueno

Para beber:
Solar de la Vega ( que no probé) y Finca Antigua Syrah correcto como siempre.

Terminamos con GT’s de Schweppes.
Desconozco precio pagado. No puntuo el servicio de vino ya que no procede.
Queria ir de forma particular pero la experiencia me ha hecho posponer la visita o quizá no hacerla nunca…

Restaurante de los que tiene un plus añadido que es la "visión diferente" de la ciudad desde su terraza en el 6º piso del edificio de Correos en plena plaza de Cibeles y con una amplia y panorámica visión, como reza su slogan: comerse Madrid desde el cielo. También ha sido"una visión diferente" de las demás críticas ya que fué una celebración a menú pactado y con cierre del local completo para 124 comensales.

El chef Adolfo Muñoz que proviene de su local madre Restaurante Adolfo en Toledo donde otro local, con unas espléndidas vistas a la ciudad, el cigarral Santa María donde cultiva sus propias vides y elabora su propio vino que sirve en este local. Además de La Catedral y La Perdiz y una escuela de cocina. Un imperio.

Mesas de grupos, bien dispuestas, espaciosas. Muy bien cubertería, copas, vestido de mesa, servicio en sala tanto vino como la comida. No puedo opinar de las cartas porque estaba todo cerrado.

Empezamos con un aperitivo servido fuera del comedor, en la zona aledaña y en la propia terraza que por las noches, sobre todo en verano, debe ser una gozada tomarte una copa después de cenar. Los aperitivos fueron: cecina, cornete de queso, salmón, anchoa, crema de calabacín que se maridaron con Juve&Camps brut rosé hasta hartarse. Muy bien todos los aperitivos que hacen subir nota.

Pasando ya al comedor y en el apartado de bebidas, cervezas de barril aparte, tomamos un blanco Ercavio 2011 y en tinto su propio vino: Adolfo Colección 2009; ambos vinos de DO Tierra de Castilla y ambos de buen nivel.

Para comer: empezamos con huevo poché y crujiente de ibérico y setas; estéticamnete quedaba poco integrado pero bien de sabor y buena cantidad.
Bacalao, parmentier, trompeta de la muerte, tomate y crudites de verduras; las trompeta no las encontré, el parmentier normalito, un buen bacalao pero demasiado desalado.
Carrillada de ternera y crema de patata, estética mejorable, sabor más que bien.

En postre: pastel de almendra, crema de tomillo y helado de hierbabuena; los tres elementos muy bien (quizás el pastel demasiado denso) cada uno por separado pero, eso, por separado.

Algunos tomaron café tostado e infusiones con pequeños dulces con chocolate y delicias de mazapan y turron artesano de elaboración propia que pusieron un punto dulce final.

Muy buena ubicación, buen local y seguramente en servicio a la carta será mejor el resultado por que los aperitivos estaban sobresalientes tanto en calidad como en presentación.

Segunda visita a este bonito restaurante en una exclusiva localización.
Cocina franca, que defiende la tipicidad, el producto de origen (Toledo, Claro!), sin grandes artificios pero elegante. En esta ocasión tomamos: jamón de bellota, muy bien cortado, un gazpacho de fresón y langostino (muy rico), merluza (en su punto) y destacar la perdiz (excepcional). De postre, mazapán, como no! Cafes y petit fours.
Todo ello con vinos de…Toledo, un verdejo y un coupage de tempranito y garnacha elaborado para el restaurante. Muy rico, con destacables notas a tostados.
Servicio profesional y amable, con verdadero interés por agradar.
Siento especial respeto por quienes defienden defienden con talento lo propio, lo autóctono, así que mi impresión en ambas ocasiones ha sido muy buena.
En las 2 ocasiones fui invitado, así que desconozco el precio.

Bien pero... falto de emoción.

Acudimos a este restaurante un grupo de amigos para celebrar nuestras "bodas de plata"... parece mentira que nos conzcamos ya de desde hace tantos años. Elegimos este restaurante porque uno de los celebrantes va con frecuencia por trabajo y ocio, tiene buena relación con Adolfo y llevaba tiempo detrás de que fuésemos todos a comer alli algún día. El precio fue más que razonable: 50€ por persona. La comida buena, bien tratada, presentación adecuada.

Abrimos fuego con un aperitivo a base de chupito de gazpacho, cuernito relleno de queso Filadelfia y sashimi de atun. El gazpacho, servido en tacita, correcto sin más, el cornetillo de queso, en mi opinión, prescindible (reconociendo que no soy amante del queso) y el sashimi muy bueno, tierno, sabroso y acompañado de una salsa realmente bien condimentada.
Como entrante nos pusieron unas setas de temporada con crujiente de jamón ibérico y huevo pochado. Sabroso en conjunto. El huevo pochado de codorniz en su justo punto. Agradable de tomar. Me faltó una cuchara para tomar el caldo que, EMHO, era lo mejor del plato.
A continuación un plato de de pescado: bacalao confitado correcto de punto y textura pero no me transmitió mayores sensaciones.
Continuamos con una presa ibérica magníficamnete tratada, tierna por dentro, cujiente por fuera, muy bien sazonada y acompañada por una guarnición de piña y romero muy original. No soy un entusiasta del cerdo pero me pareció el mejor plato de la comida.
A los postres la estupenda torrija saludable y helado con frambuesa. Muy, muy muy rica. Postre nada empalagoso (algo muy de agradecer), freco, apetecible.
Con los cafés nos pusieron unas medias lunas de mazapán rellenas de yema y turrón de jijona. El turrón muy rico, el mazapán de Toledo... qué decir... estupendo.

Magnífico precio por esa comida, en ese entorno. Sin duda repetiría en iguales condiciones. A pesar de mi opinión sobre le precio que pagamos valoraré la calidad-precio como correcta (en lugar de muy buena) porque, si hubiésemos comido a la carta, no habría salido tan contento. La comida la valoraré como buena aunque, en realidad, debería estar en una categoría intermedia entre correcta y buena.
Además de lo comentado decir que me faltó ese plus que me hace entusiasmarme por un sitio... seguramente esa chispa es una percepción subjetiva (seguro) y yo no la tuve. No obstante y, en lineas generales, bien.

MENÚ
Imprescindible en cualquier restaurante que se precie de gastronomía con cierto nivel.

Primavera 2013
-Huerta
-Mar
-Campo, montaña
-Sueños dulces

Se trata de un menú elaborado diariamente con productos de las amistades: Agricultores, pescadores, carniceros. Se basa en la elaboración del producto fresco y sin esconder nada de su sabor, sin florituras raras o genómicas, que no son despreciables en otro contexto, pero que no funcionan en las raíces del grupo Adolfo. Describamos sus momentos.

APERITIVOS
Comenzamos con champagne Louis Roederer como abre boca, media botella es suficiente para calentar motores, mientras degustamos:

-Gazpacho con tomate ecológico de la huerta. Presentación en tacita como de hotel Relais & Chateaux. Un 8
-Humus sobre tosta fina crocante. Un 9
-Boqueron y guacamole. Juntos no tienen gran sabor, es un plato raro, pero no lo puedo puntuar pues lleva trabajo detrás. El guacamole en si mismo era suave, sin gran toque de limón, para contrarrestar la acidez del boquerón.
Los 3 aperitivos, se presentaron en plato sin gran ilusión decorativa. Un 7 genérico.

HUERTA
Judías frescas verdes con tomate ecológico pochado, huevo poché de tamaño mediano y flor comestible (prescindible pero muy decorativa). Sabor fresco, huevo templado bien cocinado, con yema amarilla naranja, plato jugoso en boca, que terminas untando pan de centeno con algo de gula. Un 9,5

MAR
Rape coronado con sal rosa, trigueros, cebollita, coliflor y calçots. Un pequeño problema bien solventado por la cocina fue el punto del pescado y el marcado y aguante en horno. Dejó algo de sabor y el pez estaba algo “NO hecho” en el centro, por lo que debimos volver a trabajar el plato. La sal en escamas grandes, a veces cargaba el plato de salazón. Se acabó con la crema de coliflor suave y marcando el rape de nuevo en la plancha. Un 5, no por el producto, sino por los contratiempos.
Los detalles se comentaron muy amistosamente con Javier Muñoz en la sobremesa, charla afable y constructiva, como debe ser siempre la cocina. En ella aprendimos todos y de todo un poco.

CAMPO, MONTAÑA
De la mar el Mero y de la tierra,……..el CIERVO acompañado de reducción de vino tinto pago del AMA, setas Lentinula edodes (Shitake), Chantarellus cibarius (chantarella) y compotas de manazana con canela y pasas, tomate y de pisto manchego. Un 9,8 y digo porqué, …por el magnífico punto del ciervo, imposible de mejorar, y nunca captado por mi, hasta hoy en día. Las compotas en su punto, sobre todo la de tomate. La de manzana recordaba al Strudel de la película “Malditos Bastardos de Tarantino”, visualizadlo!. Las setas jugosas, con sabor y caldo. Magnifica conjunción de sabores, si bien el pero está en la presentación algo normal.

DULCES SUEÑOS
…de placer.
Como me gustan los postres, es imposible no tomar más de 3, de verdad, pero aquí faltó tiempo, para tomarlos todos.

Primero: Gelatina de cardamomo, frutos rojos y melón en bolitas con helado de mango y mora.
Un 9,1 por el perfecto sabor en combinación de todos y por la representación y textura del plato, fresco, veraniego y primaveral también.

Segundo: “Torrija Muñoz” con helado de vainilla suave. El Brioche está macerado en canela y lleva azúcar moreno por encima y aceite crudo, con algún frutillo rojo de tapadillo. Un 9 o un 10, según te comas 1 ó 2. No es posible que la torrija-brioche recuerde a un pequeño pueblo de Francia llamado Bourg d´Oisans, donde por las mañanas desayunaba uno de los mejores brioche del mundo, untándolo dentro de un Poulain calentito.

PETIT FOURS
Minis de Trufa, turrón y mazapán de Toledo, artesanía pura, combinada en el plato de forma seca. Es por ello que me tuve el atrevimiento de emplatar de nuevo todo, junto con aceite de oliva, frutillos rojos y hierbabuena, mejorando la visual como suele hacer GourmetMan. Un 9 por el sabor de siempre.

VINOS
Mención aparte lo de Louis Roederer, perfecto en burbuja, con ligero toque rosáceo y colores combinados según la luz, perfumado con notas de lilas, cardamomo, como un perfume,……..el perfume. Los frutos secos en retrogusto. Un 9.5

Marqués de Griñón 2006 Petit Verdot.- Un fracaso tinto desde su obertura. El corcho contenía olor pegado húmedo. En copa el vino cerrado, no daba ninugna nota especial y si dejaba un fondo sucio, quizá mínimo de TCA y no aportaba ninguna fruta que tengo en el registro de este vino. Totalmente plano. Una mala botella y una mala consevación. Debo decir que conozco bien al vino y a la bodega y que es magnífico, pero en esta ocasión algun defecto por el camino truncó mi ilusión.

Pago de Carraovejas 2010.- Fue el cambio al anterior fallido. Infantil y juvenil, futurible, con pequeño verdor, que deja ver el potencial que le queda durante 4-5 años. Cremoso en boca, una madera fina y bien ensamblada. Alcohol nada fuerte. Fruta roja en boca, licores, al final café tostado, pero todo estode forma sutil. Como una mujer. Hay que darle un 10, pero no por como está ahora, sino porque sabemos a que va a llegar mañana, dada la evolución en la última decada de este pago.

A MEJORAR
-Carta de vinos y cuidados.
-Emplataje y presentación.
-Publicidad
-Detallismo

A DESTACAR
-Equipo
-Producto
-Localización
-Cordialidad
-Postres

Cena veraniega y tormentosa. Lo que empezó siendo una noche muy agradable se convirtió en un despropósito carísimo. Debido a un chaparrón y solo gracias a un camarero conseguimos reubicar os en el salón interior ( el jefe de sala un estúpido). La comida, salvo excepciones, es muy escasa y con una relación calidad-precio pésima. Solo se salvan las flores de calabacín y los postres, sobre todo la torrija, creo que la llaman saludable, exquisita las cosas como son.
Vergonzante me parece el carabinero con verduras ("para compartir") y la perdiz que salvo un mismito el resto parece una tajad de pollo reseca.
Con una botella del viognier de Vallegarcia, que la verdad lo recordaba mas rico, y sin cafe ni copas salimos a 85€ por cabeza y de verdad que no lo vale en absoluto. Yo subiría a disfrutar de las vistas y me iría a cenar a cualquier otro restaurante, mejor y a la mitad de precio...

Como tenía tiempo antes de la salida del AVE 02182 destino Málaga, decidí leer “El País” en un sillón del enorme Hall del hotel, y encontre a vista de lince, una noticia harto interesante: El gran chef Adolfo Muñoz, reconocido por asentar sus huestes en Toledo y regentar sus viñas, hoteles, restaurantes y escuelas, inauguraba su resto-cielo en la sexta planta del Ayuntamiento de Madrid, con el nombre de Palacio Cibeles.
Sin dudarlo ni un segundo, formalicé totalmente mi check-out del hotel five stars: Unos 65 euros de una botella de ánima Negra/2 del 2007, un Spa con masaje deportivo y tarde de gim. Un silbido del “maletas” y apareció el taxi rápido y brioso y…. troller en mano, me dirigi hacia el Ayuntamiento Cibelino sobre las 14 horas o´clock, ya que había sido imposible contactar por teléfono, pues no dejaba de comunicar un poquitin.
La taxista era Madrid en estado puro, atenta, simpática, con deje, y cordial. Se percató de mi al instante y no dejamos de charlar de su situación, de los malabaristas andrajosos del semáforo, algo piojosos, del PP y de los sudamericanos peleándose en Pinto. Así llegamos a la concurrida Plaza Cibeles.
La llegada algo pasada por frío y lluvia fue rauda, y tras pasar en la entrada del Ayuntamiento “El detector de mentiras y metales” y un par de guardajurados algo secos y enjutos, ascendí en un elevador trasparente y alterno con unas viejecitas graciosas y con joroba, un matrimonio del que luego hablaré y un par de guiris, hasta la sexta planta del mismo.
Se cuchicheaba en el ascensor: Vamos a ver el nuevo restaurante, no se como estará, en la radio decían menus a 8,50 euros, será en esta planta,…… Conforme subíamos mi maleta daba un giro inesperado para colocarme la primera a la salida del ascensor y salir pitando hasta la entrada de PC (abreviatura desde este momento).
Me coloqué estratégicamente en segunda posición de la fila, se formó una marabunta y un barullo embarullado , pero mi roca no se movio ni una micra del lugar.
Una vez apareció Lucas, maitre y somelier, igual que sus 3 compañeros, todo fue rodado, una mesa para mi solo y era para cuatro!!, pocos sitios hacen eso, pero la clase se notaba nada mas entrar: Adolfo saludando a sus amigos, a las ancianas con moria, a mi persona con maleta y melena.
Comencé un concurso fotográfico del lugar, la carta, la vajilla, Adolfo, los platos y sus manjares, el vino y por fin, me relajé en la inmersión de un menu degustación por 65 euros la mar de coordinado y estructurado, y con una alimentación variada.
Voy a pasar a describir la sala:
-Les pillamos (la marabunta) un poco desprevenidos, pero la clase les hace aspirar muy alto y su saber estar fue espléndido. Dominaron las 6 mesas, y no doblaron y tampoco hicieron ascos a decir que NO a los comensales que se quedaron sin mesa, mientras desde la entrada veían mi cara redonda y llena de vino Mencía.
Ideé una “mixture” de menus sin ningun problema(Comunicaciones y PC):

-Ceviche de aperitivo
-Crema de calabaza y avios del puchero
-Corvina y verduritas (Pescado de Mercado)
-Presa Iberica, gachas y garbanzos Pedrosillano
-Huevo y crema de patata con caviar de riofrio
-Foie plancha, pan de especias y tomate confitado
-Costillitas y pisto manchego
-Choco, avellanas y leche en textura
-Pastel de almendras de Toledo y helado hierbaluisa
-Coffe y petit fours
-Agua, pan de aceite, centeno y de cristal, aceite arbequina Jaen
-Mencia del Bierzo (Valle de Corullón 01)

El menu y el vino de 9.10 puntos. La verdad es que los pequeños errores normales de las inauguraciones son perdonables en su totalidad y van a mejorar en breve. En la comida no encontré fallos y si calidad y simpleza trabajada.
Los comensales de enrededor y de más acuya, charlaron un poco conmigo; las ancianas de la mesa de al lado, asustadas pensando en que me terminaba toda la botella de vino (solo fue media), el matrimonio de la derecha eran propietarios de bodas y entretenimiento ORPHEO, clásicos de Madrid, encantados de conocer mi labor gastronómica mundial y humanitaria diaria. Charlamos amistosamente, pero con la distancia de la gente norteña, imprescindible en nuestros días y cercana en el pueblo.
Para terminar, reseñaré que las vistas del Lounge todavía en obras, la terrace-resto y el palco para cuando gane el REAL MADRID C.F. la Copa de Europa este año, son fabulosas y con un negocio en bruto, necesario para empresas de alto copete y tronio en la capital, las cuales acceden allí con muchos diamantes que pulir.
Adolfo seguía cercano mostrando su terroir y disfrutando de ello, pues es un sueño mayor, en su fase de caballero, de lo que ya conquistó, que fue Toledo, mozárabe y castellana, con toques USA.
Me fui al tren con gran pena , pero con la mitad de la botella de vino para invitar al internet-worker de la mesa de enfrente y porque no, a la suramericana de mi lado, que con uñas de Cruela de Vil, y algun kilogramo de más, comía un bocadillo de jamón y queso prefabricado, con tan gula, que me dio miedo pensar como podría engullir otros alimentos grasientos o verduras, siempre algo más indigestos.
Terminé mi vino y limpie mi copa, la guarde con papel, como oro negro y me quede pensando en que el próximo AVE que coja me llevará a Toledo.
PD: Precio sin vino

  • ceviche y madroño

    ceviche y madroño

  • cacao, leche, avellanas

    cacao, leche, avellanas

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