Típico sábado que te coge desubicado, llega el mediodía, estás lejos de casa y no tienes planificado dónde comer...la hora apremia. Realizo varias llamadas desesperadas y todos los restaurantes que me apetecen de la zona están completos. Antes de tirar definitivamente la toalla, me estrujo la cabeza y de allá, de algún rincón olvidado de la memoria me surge un restaurante en el que estuve hace 12 años, restaurante Artebakarra. ¡Uff, cómo pasa el tiempo! La verdad, no sé por qué no he vuelto desde entonces si tengo buen recuerdo de aquella ocasión. Me digo… ¿Por qué no? Además, está a cinco minutos de donde nos encontramos. Pues vamos para allá a recordar viejos tiempos.
Se trata de un caserío típico vasco, con fachada blanca y retazos azules en ciertos elementos que le confieren un aspecto más actual. Situado junto a la gasolinera que hay camino de Mungia, pegado a la propia autovía.
El interior bonito, estilo antiguo, con grandes alacenas, taquillones y mesitas repartidos por los diferentes espacios que crean bellos rincones que a mí personalmente me aportan paz. Espacioso comedor rodeado de grandes ventanales que dan al jardín, cruzado por grandes vigas de madera. Sensación de calidez en la estancia.
Nos acomodan en una mesa cuadrada, no excesivamente amplia pero suficiente para dos personas. Mesa bien vestida con doble mantel de tela. Buena cubertería, vajilla normal y copas de agua aceptables. Las copas para el vino eran las mismas que para el agua, así que pedimos cambio y sin problemas, nos trajeron dos buenas copas.

Se trata de comida para dos personas, dos entrantes para compartir y un segundo cada uno, mas postres:

1- “Espárragos naturales cocidos”. Estaban fuera de carta, pero al ser producto de temporada me decidí pedirlos…acierto total. 6 hermosos espárragos acompañados por unas patatitas cocidas y regado todo con buen aceite de oliva. Estaban realmente jugosos y tiernos. Para mí son un manjar. ¡Cómo con un plato tan sencillo te puede hacer disfrutar tanto! Se acompañaban de dos salseras con mayonesa y vinagreta. Como a mí me gusta poco el unte, el disfrute fue total. (15,40 € Iva incluido).

2- “Ensalada templada de cigalas con verdura”: como sabían que era para compartir, sin decirles nada, tuvieron el detalle de emplatar individualmente. Una base de lechuga cubierta por una penca (caliente) y sobre la penca una cola de cigala (también caliente), todo ello acompañado de vinagre de Módena a modo de aliño. Acertado contraste frío-caliente en la ensalada. La penca muy rica y la cola de cigala bien cocinada y muy jugosa. Un plato que no suelo valorar mucho pero que en esta ocasión me encantó. (26,62 € Iva incluido).

3- “Plato de callos y morros en salsa vizcaína”: hacía mucho que no los pedía en un restaurante y me llamaron la atención. Una muy buena ración. La carne sabrosa, con fuerza y la salsa para chuparse los dedos y pedir más pan. Así lo hice. De vez en cuando viene bien darse un homenaje de este estilo aunque la digestión sea pesada. (24,14 € Iva incluido).

4- “Solomillo encebollado con foie”: lo pidió mi acompañante. El tamaño del solomillo y del foie tirando a escaso. Nos llamó la atención el hecho de que venían ambos cocinados como si hubieran sido rebozados con pan rallado. La verdad que no lo preguntamos, pero estaba rico, la carne tierna aunque al ir acompañada con cebolla, en mi opinión el sabor de carne acababa diluyéndose en exceso. Excesivamente caro para el nivel y del plato. (26,29 € Iva incluido).

5- “Bizcocho de chocolate con chocolate caliente y helado de chocolate blanco”: Lo pidió mi acompañante. Lo probé y la verdad que estaba rico, un homenaje al chocolate. Gustosa sensación en boca por el contraste de fríos y calientes. (7,70 € Iva incluido).

6- “Pudin de castañas y nueces sobre natillas”: un buen trozo de pudin sobre una “piscina” de natillas. Un postre contundente, sabor potente del pudin que se veía suavizado por la frescura de las natillas. (7,70 € Iva incluido).

Para beber un Ribera del Duero, concretamente “Cillar de Silos” añada del 2009. Buena temperatura. Yo tengo debilidad por los Ribera y sólo puedo decir que me gustó mucho. Además, a diferencia del precio de los platos, creo que estaba a un precio bastante ajustado (15,18 € Iva incluido).

Después de todo lo comido, la verdad que no teníamos hueco para los cafés.

Del pan no recuerdo mucho, creo que eran los típicos bollitos individuales. Correcto sin más.
Servicio de mesa atendido sin demasiado protocolo, aunque en ningún momento nos sentimos desatendidos. Comparado con restaurantes de primera línea a años luz.

Todo lo detallado, tuvo el importe de 130,53 € Iva incluido. Quizá un poco subido de precio para el tipo de cocina que ofrece. Sinceramente, creo que hay opciones mejores a un precio más ajustado en los alrededores.

Lo anterior no es óbice para que resulte un lugar agradable para disfrutar de una comida correcta...aunque sea doce años después.

Acudo al restaurante Artebakarra con cierta regularidad, unas tres o cuatro veces por año. Esto lleva siendo así durante los últimos años... Hasta mi visita más reciente, hace un par de días.

Era domingo, y debido a que la mayoría de restaurantes de Bilbao y sus alrededores cierran por día de descanso, nos decantamos por Artebakarra, nunca nuestra primera opción. Siempre se ha comido con decencia en este local: platos tradicionales vascos en presentaciones aceptables, productos de temporada en una ambientación agradable y acorde con su cocina. Pero esta vez nada estaba bueno... Más bien todo lo contrario. Lamentable el arroz con almejas pasadísimo de punto, salado y rebosante de aceite. Dudo mucho que hagan el arroz al momento. Raquítico y mediocre hasta la saciedad el solomillo. Malísimo el rabo: duro, nada gelatinoso, fuera de punto y frío... Entre otros indicios, que no comentaré aquí, de llevar más tiempo del necesario cocinado.

En segundo lugar, el trato de los dueños, hermano y hermana, dejó mucho que desear. Ofrecieron a todas las mesas cercanas a la nuestra platos de temporada que a nosotros no se nos mencionaron. Además, cuando preguntamos por los mismos, se nos dijo, evidentemente ignorando que les habíamos oido, que una mesa en concreto los había encargado. Tres platos (perretxikos, percebes y ensalada de bogavante) que curiosamente ofrecioron, al menos, a tres mesas como platos del día. Como colofón, se olvidaron de servirnos el aperitivo habitual, cuando lo habíamos visto servir en todas la demás mesas. Serían mejores clientes que nosotros, eso no lo dudo... Al igual que no dudo que no volveré bajo ningún concepto. Ahora me explico su escasa presencia en guías y publicaciones, con las expectativas tan altas que parece que tienen...

Restaurante situado en un precioso y cuidado caserío. Con huerta propia donde cultivan verduras y viñas para la elaboración de txakolí propio. Comida tradicional vizcaína.
Carta de vinos correcta con referencias básicamente de Rioja ...Las copas justas. El servicio del vino adecuado y atento.
Precio medio sin vino: 35 euros