Se trata de un restaurante en la línea de los homónimos y con una agradable terraza, hoy cerrada por esta primavera madrileña tan venturosa de clima para los que el calor no nos gusta ni en los cuadros. Las sillas del restaurante, cómodas, pero de un material que deja el pantalón cual bebé incontinente. Nos han ubicado en una mesa redonda muy cómoda. Mesas en exceso juntas, pero no agobiantes, aunque la circulación de los camareros sí se ve afectada. La casa "obsequia" con una chistorrita con pan tostado, que junto con el pan, de tres variedades, muy correcto, representa (9,00 €) cobrando por los cinco comensales, aunque uno no pidió pan. Los precios aplican el descuento del 40% de la promoción de una conocida página de reservas francesa. Los entrantes, una normalita provoleta (4,62 €); dos chorizos criollos aceptables (1,92 € c/u) y dos empanadas argentinas sabrosas (1,92 € c/u) y unas verduras plancha (7,20 €). Los segundos, un chuletón fileteado para dos (16,44 €) lo mejor de la comida, en punto y sabor; bifé ancho de 300 trs., también compartido, sabroso pero pelín duro y quizás demasiado hecho, y, un falso risotto apetitoso y ración contundente (5,82 €). Las guarniciones no tienen bonificación, y muy buenas todas: patatas fritas (3,60 €); verduras agridulces, muy originales (3,60 €) y patata asada (3,60 €). Postres: panqueque de leche (3,06 €); tarta fina de manzana (3,06 €), ambos muy buenos con acompañamiento de helado y carpaccio de piña y naranja flojillo (3,06 €). Capítulo vino muy interesante, con carta corta pero ofreciendo más denominaciones de origen que Rioja y Ribera, con sugerencias del sommelier (incluso hay vinos por copas) y servidos a buena temperatura en unas más que correctas copas. Nos hemos decantado por un interesante Habla del Silencio (18,20 €). Una caña (3,00 €) nada destacable para cobrar 500 ptas.; 2 aguas Font Vella (7,00 €) y una copa de moscatel para los postres (3,15 €). 3 cafés cortos, correctos sin más con napolitana de chocolate.