Poca fusion y combinaciones de productos que sorprenden... y no para bien

El entorno es inmejorable. Una casona rodeada por unos bonitos jardines. Dentro varios salones y a nosotros nos situaron en una mesa de cuatro donde habia otras 4 mesas bastante separadas unas de otras. Mesas bien vestidas y buena vajilla. Nos comentaron que estaban cambiando la carta de vinos y nos dejaron la nueva y la antigua. Observamos que la nueva era bastante peor que la antigua con vinos comerciales sin ninguna cosa que se saliera de lo normal. Pedimos un Aalto 2008 que resulto algo evolucionado y que no nos gustó y luego cambiamos a un aceptable Wine&Songs ( curioso vino que ha pasado 59 horas “escuchando” musica en la barrica).
En cuanto a la comida disponen de un menu con varias formulas y precios pero viendo que de esta forma no ibamos a probar muchos platos decidimos pedir a la carta. En su web se definen como cocina mediterranea con toques japoneses y asi nos lo volvieron a comentar alli explicando que si no eramos muy fans de la comida Japonesas ( que dos de nosotros no lo somos), no nos preocuparamos porque los sabores no se fusionaban…
En todos los casos , practicamente, la materia prima era buena pero la elaboracion pesima. Fusion e integracion de ingredientes cero. Y algunos ingredientes como la mantequilla a modo de bolita como adorno de los platos, mas que repetitiva.
Compartimos lo siguiente:
* Ensalada de manzana y remolacha con boqueron. Invitacion de la casa como aperitivo. Chirriante plato donde el contraste del vinagre de la remolacha y boqueron con el dulzor de la manzana era francamente malo.
* Mantequilla de tomate y mantequilla de anchoa. La segunda buena pero luego la vimos desfilar por varios platos.
* Ensalada de pulpo con algas. Francamente mala. Pulpo laminado muy fino y cocido (en la carta ponia a la brasa) acompañado de una profusion de mezclum de lechuga y una base de algas que se comia literalmente el sabor de todo.
*Tempura de verduras y langostinos. Nos la “vendieron” como que las verduras se cortan al instante (¿?) y que ahí radica su encanto. No lo entendimos. Habia oido que el zumo de naranja pierde propiedades con el tiempo pero eso de que el pimiento o el calabacin haya que cortarlos inmediatamente antes…. Pero lo peor fue que la tempura, que tambien nos dijeron que era de verdad.. era una masa mala mala.
*Tartar de atun. Normalito. Sin mas pero fue lo mejor de la comida
* Milhojas de berenjena con sardina ahumada. De vergüenza. La berenjena vaya que vaya pero la coronaba una sardina digna de bareto de carretera. Delgada, saladisima y llena de espinas. Yo juraria que eran las que venden en Mercadona que pone “sardina anchoada” y que una vez compré y fueron a la basura
* Lomo de atun con rissotto. Buen punto del atun y un rissotto normalito que no le iba en absoluto al plato
*Solomillo con foie y shitake. Vino fileteado. Carne floja floja. Muy oscura y nada tierna. El foie y shitake aun lo estamos buscando. Se lo debió engullir la mantequilla que acompañaba el solomillo.

Como nos habiamos quedado con hambre pedimos como postre:
• Tarta de queso. Francamente muy buena
• Selva Negra: Normal normal Parecia industrial.
Con ello nos sirvieron Darimus, un vino muy corrientito de Cartagena. No se si nos invitaron a ello.

La cuenta ascendio a 50 € por persona.
En resumen, floja comida con pretensiones pero sin acierto ninguno. Afortunadamente el servicio es atento y el entorno tambien por lo que disfrutamos de ello y de la compañía.

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