Habíamos almorzado alguna vez en él, así que decidimos comer un día... Es muy bueno para la primera opción, pero para comer se queda algo cojo.
Las vistas son preciosas, en las empinadas calles de Jávea, con la curiosa iglesia a espaldas y el puerto delante, esta pequeña replaza está perfectamente situada. Comimos básicamente de tapas, donde destacan los pescados, cefalópodos, etc. Muy bueno todo lo comimos, a excepción de las bravas (aviso para navegantes, en esta población bravas= patata frita larga con salsa brava). Bueno todo, pero le falta algo de chispa cuando te pones a comer "en serio".
Carta de vinos cortita con la cuesta un poco pelearse para encontrar algo y copas a mejorar, pero bueno, si vas a almorzar o dar una picada ligera, es altamente recomendable.