Restaurante Mirador de Ulía en San Sebastián/ Donosti/ Donostia
Restaurante Mirador de Ulía
País:
España
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
88 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.2
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
9.8
RCP CALIDAD-PRECIO
6.5
Opiniones de Mirador de Ulía
OPINIONES
8

Una vez más me encuentro en este magnífico y sobrío restaurante de vistas deslumbrantes y criterio gastronómico amplio. No se trata de una comida habitual. Muchas mesas, un menu más económico, curiosidad, lo harán bien ??-Sí, lo hacen. Impresionante observar al director de sala en estas condiciones , dirigir , ordenar , controlar, sin que lo parezca, con gestos , muchas mesas, difícil...coordinar , evitar catástrofes, y lo hizo, un aplauso. El menú es inferior a otros habituales, más económico , pero mantiene la identidad de la casa y una dignidad que algunos pierden cuando aceptan estos eventos. Así que enhorabuena MIrador¡¡¡

Nunca habia ido a un restaurante estrellado en grupo amplio. Nunca habia ido a restaurante estrellado sin saberlo previamente. Sorpresa tras sorpresa. Cena en mesas de 8 comensales. Ropaje de mesas, copas, cubiertos y servicio que llama la atención por su calidad. Menú cerrado. Para beber Getariako Txakolina (Txomín Etxaniz 2016) bastante ácido, perfecto de temperatura y servicio. En tinto Ontañon crianza correcto. Agua con y sin gas y alguna cerveza a demanda.

Para comer y con unas presentaciones de alto nivel:

. foie caramelizado sobre alfombra roja y helado de malibú: extraordinario foie sobre una lámina de manzana (¿roja?) y complementado con el helado, gotas de cacao, bizcocho de pistacho. Diferentes sabores, texturas, temperaturas. Muy bien.

. pannacotta de txangurro: sobre una base de pan de centeno, tallarines de wakame y un buen txangurro: muy bien.

. merluza sobre trazo de pistacho y su cococha: pescado perfecto de sabor, cocción, punto de sal, pesto de cilantro y esfera de guindilla; y rematado por una cococha. Presentación más sencilla pero producto perfecto.

. pato lacado con manzana en ósmosis: cocción del pato en 12 horas a baja temperatura para evitar deshidratación, praliné de avellana y cilindros de manzana en ósmosis. De nuevo temperaturas, texturas y complementos de sabores.

. texturas de chocolate con helado: con peta zetas, sorbete de frambuesa. Cítricos y dulce en perfecta combinación.

Un disfrute de cena con unas vistas de ensueño aunque lloviera como para no poder hacer fotos. Sitio para volver.

Día gris en Donosti, al principio pudimos ver las magnificas vistas de toda la ciudad que te acompañan mientras vas pasando revista a las creaciones del chef, sin embargo a ultima hora caía tanta lluvia que no se veía nada, pero tenias la sensación de estar a buen recaudo, como en casa y además todo acompañaba esa sensación, las buenas viandas, los ricos caldos y el atento servicio.

De todo había leído sobre este local , digamos que es de las veces que no sabia exactamente con lo que me iba a encontrar , sin embargo nosotros pasamos un rato muy divertido y emocionante , tanto por la comida , como por el entorno y el día movido que hacia.

Como ya he comentado en otras ocasiones ya solo cojo menús oferta de sitios de cierto nombre , pues son los que quieran o no tienen que mantener ese nombre y este local tiene una estrella michelín y la verdad el menú con maridaje por 60€ , fue para nosotros magnifico.

Empezamos con clara de huevo con yema de chistorra, patatas paja y jamón y por supuesto empezamos por la primera sorpresa, te encuentras con un huevo pochado , que no es tal, sino un pil-pil suavísimo de bacalao relleno de yema de txistorra , todo esto lo descubres cuando troceas lo que parece un huevo , muy original y sabroso , eso si lo que hace de clara , el pil-pil , suavísimo apenas se aprecia sabor a bacalao , lógico si quieres que se parezca a un huevo.

Te de alubias, con morcilla envuelta en lombarda, últimamente y con este tiempo un buen caldito de alubias aunque sea en ración de aperitivo entra de maravilla.

Mejillones de roca, tartar de aguacate en flores de calabaza y apio-nabo, el típico mejillón chiquitín pero con mucho sabor y las flores de verdura, con un saborcito curioso, probablemente de un buen macerado, muy fresco y gustoso.

Pulpo, berberechos y txitxarro ahumado, sobre carpaccio de berza y diversos matices, otro plato a muy alto nivel, de mucho sabor y como dice el enunciado con diversos matices que hacían sorprendente el plato, pero que fuimos incapaces de adivinar.

Kokotxas, pimientos y trompetas en armonía con ajo negro, últimamente las kokotxas están muy de moda en los buenos menús, deliciosa combinación y es que por separado me encantan, pero juntos estos amigos están de rechupete, estaban bañados por una mayonesa de berros.

Papada con alcahofas, mojo negro lagrima de coliflor , pues suma y sigue, muy bueno.

Merluza en pil-pil de apio-verde, guindilla liquida, buen trozo de merluza, bien hecha y muy rica.

Pato de caserío lacado, manzana en osmosis, pues eso lacadito, tierno y muy sabroso, no me suena que me hayan puesto este plato, digo pato, en otros lugares, si que me gusta comer pato en los restaurantes asiáticos pero en los digamos convencionales no suelen ponerlo.

Arena de galleta con helado de cítricos y verduras, refrescante y el helado me encanto con un sabor tan particular, si sabia a verduras pero dulces.

Piel de leche con helado de avellana y mousse de mascarpone, la verdad últimamente estoy teniendo fortuna con estos postres lácteos, tan bien llevados, riquísimoo.

Para beber nos maridaron el menú con cava marques de monistrol brut nature , reconozco que esperaba menos de este cava , no me digáis porque , sin embargo tenia una burbuja fina y entraba de maravilla , también nos pusieron un verdejo campo de delibes , que pese a ser del 2011 , que todavía están bien , había envejecido muy bien , para ser tan joven , tenia un gusto a esos vinos que reposan en lías , bueno no me líos , que no controlo , estaba muy bueno y para la carne crianza viña monty , sin mas , lo mió con los riojas es conformismo sin mas , bueno con algunos o la mayoría .

Este maridaje entraba en el precio del menú y además café y unos ricos petit fours, decir que como veréis es una pasada por 60€, pero no por el precio, pues la calidad era de bastante mas.

En todo momento no me falto cava o vino en la copa y ya sabéis que yo bebo muy rápido, estuvieron súper atentas, decir que el local estaba lleno y que por lo menos el 80% estábamos con este menú, lo se por las copas de cava, el sitio esta un poco apartado, si tenéis gps, cuidado si ponéis la dirección sin mas no llegáis, ponerla, pero que os lleve por el restaurante de Arzak, pues sino no llegareis bien.
Aparte del menú me tome un vinito dulce de garnacha no me acuerdo del nombre a 6€+iva, rico, pero soy olivariano y un gin-tonic de 209 a 12€+iva, un pelin alto el gin, pero después del dispendio por 60€, no digo na

Sin lugar a dudas las mejores vistas de San Sebastián, es uno de esos sitios para pedir a tu chico/a que se case contigo (afortunadamente o desafortunadamente no fue el caso), la frase "marco incomparable" se podria aplicar perfectamente a las vistas pero...solo a la parte de la terraza acristalada donde cenamos (estaban ocupadas todas estas mesas y el resto vacio, no se si es siempre asi...comer en la parte "de dentro" seria como ir a Paris y no ver la Torre Effiel).
Siempre que voy a un sitio estrellado procuro pedir el menu degustación (80 € +iva), largo demasiado pesado-comida para mi gusto, algo irregular, presentaciones muy buenas, sabores buenos, muy buenos y regulares...me gustaron especialmente los postres una tarta de queso desestructurada (muy divertiva) y el chocolate en texturas curioso, un poco frio me dejo la carne y el pescado..., la reinvencion de la gilda (uno de los tipicos pinchos de Sanse), me resulto más bonita que sabrosa...no se, me lleve una cierta decepción, espera más, quiza las expectativas eran demasiado elevadas, la carta de vinos bien, conreferencias de casi todas las DO, algún vinito extranjero (pedimos un riesling basico), aunque despues del Rekondo...Servicio atento, rapido y eficaz pero un poco frio y encosertado. No creo que regrese me quede con las sensación de pagar mucho por lo que recibia...ya sabeis solo para peticiones especiales.

El enclave del restaurante le da un valor añadido tremendo sobre todo cuando además , el interior tb da la talla. Espectacular vista de San Sebastian desde la visión menos frecuente, desde el Ulia. Restaurante correcto en sus formas y maneras. No me gustó el olor a caldo nada mas entrar. Cuberterias, cristaleria y mantelerias correctas. Buen trabajo de los materiales. Nos encantaron varios platos, buien aperitivo de falso huevo con choriceta. Esplendido el plato de encurtidos, olivas y tb la guindilla con la anchoa dentro. Los chipirones con una textura melosa y algo "tibios" con un gel de arroz venere muy rico. La Panceta rica y los camarones con una salsa de apio original presentacion. Postres adecuados. Amabilidad
Bebimos un Borgoña blanco y un Ribera del Duero tinto, cafes, y GT. Me invitaron, no valoro RCP

Magnífico restaurante, inmaculado, cálido, amplio, luminoso y con unas vistas deslumbrantes e inolvidables. Buen servicio , elegante, discreto, atento y distinguido, sin atención específica al vino. La carta de vinos , particularmente , no me gustó, algo corta y con opciones no muy convincentes. Gran cocina, nuevas propuestas, novedosas, sobre platos y recetas clásicas. Sentido cromático en las presentaciones, finas , delicadas. extraordinaria interpretación de aceitunas gilda en el menú, contrastes , temperaturas, texturas, encurtidos, distinto y dibujos. A discutir el txipirón en espejo, meloso, en un punto de coción difrente, sobre caldo denso, todo un placer, pero muy peculiar. Riquísimas texturas de chocolate. Un buen restaurante, donde el buen gusto, la delicadeza y la elegancia en cocina y local brillan con luz propia. Menu 80 euros

La visita gastronómica estrella de nuestro veraneo en Euskadi era en esta ocasión Mirador de Ulía. Desde que vimos el reportaje de Objetivo Euskadi “Restaurantes con estrella” nos apeteció, y mucho, conocer la cocina de Rubén Trincado y más en un escenario tan fantástico. Efectivamente, como su nombre indica, el restaurante es un verdadero mirador situado en el monte Ulía desde el que se puede disfrutar de sensacionales vistas tanto de San Sebastian como de la infinidad del mar. Llegar al comedor y situarse en la mesa frente a un ventanal con tan maravillosas vistas te predispone a disfrutar de la experiencia gastronómica. Mesa bien vestida y equipada, buena separación entre mesas y servicio atento y cercano. Nos decantamos por el extenso menú degustación (70 + IVA). Como siempre me cuesta recordar al detalle cada una de las creaciones, entre la memoria y la web he intentado reconstruir el menú:
Comenzamos la comida con dos aperitivos:
infusión de atún y crema de esparragos, buen inicio.
falso huevo de chistorra i pil pil con jamón y patatas, fantástico.
Seguimos con cuatro entrantes:
Tatin de foie, brioche con sorbete de piña y trazo de cacao, buena combinación si bien el foie no me va demasiado.
piparras rellenas de anchoa con diferentes texturas de aceituna. Me gustó mucho.
Atún con aguacate y emulsión de tomate. Muy bueno.
Hongo en su ambiente con trufa rallada. Muy bueno
Platos:
Pescado del día, mero con flor de calabacín. Pescado excelente.
Pato de caserio dos cocciones con osmosis de manzana, sobre brazo de praliné y frutos secos.Bueno
Postres:
prepostre, helado de mango sobre galleta, acompañado de chupito de sandia. Buena forma de introducir los postres
texturas de chocolate con frambuesa y petazetas bañados en oro. Sensacional.
Tarta desestructurada de queso con sopa fría de frambuesa y remolacha. Muy bueno.

Los panes que acompañaron la comida también muy buenos, especialmente el de pasas y nueces y el de cebolla.

La carta de vinos no es demasiado extensa pero con precios muy razonables, tomamos un riesling Dr Loosen trocken (14+IVA) y para cerrar la comida un botellita de 3/8 de Protos (9+IVA)). Buen servicio del vino.

Para finalizar café con su correspondiente trufita de chocolate.

La verdad es que disfrutamos mucho de la experiencia, largo menú que se extiende durante más de dos horas y que combina fantásticamente con las sensaciones que genera el entorno, buen trato del producto, buena técnica y buena conducción del menú, con ingredientes que, a mi entender, más que repetirse acompañan el desarrollo de la comida. Tuvimos la oportunidad de saludar y felicitar al
chef, se mostró muy amable y simpático, detalle a agradecer. Sin duda salimos muy satisfechos de la experiencia.

Me cuesta entender los criterios de asignación de las estrellas Michelin, y este lugar una vez más es un claro ejemplo de ello. Decididos a probar nuevos restaurantes en nuestra ruta gastronómica por esa parte del norte, nos decantamos por ir al Mirador de Ulía no solo por la estrella Michelin que le habían otorgado, sino por otras críticas y recomendaciones encontradas, de gente tan renombrada para mí, como David de Jorge "Robinfood".
Después de la visita, si tengo que destacar algo son sus glamurosas vistas de Donosti con la playa de Zurriola justo debajo.
Una vez dicho esto, procedo a detallar los grandes errores con los que nos encontramos, inconcebibles de cualquier restaurante que haya superado los "supuestamente" más estrictos criterios de asignación de estrellas Michelin:
- 5 personas que nos decantamos por su menú degustación, y que comentamos al maître que uno de los platos que contenía marisco fuera cambiado por otro, para un amigo que era alérgico al mismo. Dicho cambio no se realizó, por lo que tuvimos que hacer la observación de nuevo cuando nos los presentaron, y solicitar una alternativa que tardó en llegar y que nos hizo esperar al resto.
- Tantas personas sirviendo paltos, vino, cambiando cubertería y reponiendo pan, y no fueron capaces de detectar que 3 de dichos platos venían astillados (aun ahora no doy crédito).
- En las sucesivas veces que se nos ofreció pan, un amigo mío demandó siempre el de nueces, que venía en el surtido que inicialmente presentaban y que luego desapareció misteriosamente, lo que llevó a la camarera a regresar siempre a por estos panecillos (mínima proactividad).
- Algunas personas del servicio fueron secas y distantes.
- La mayoría de platos no dejaron huella.
- Los postres compartieron algunos de sus ingredientes en su presentación.

Vamos a por lo positivo:
- Vistas espectaculares, y salón con el espacio y coperío adecuado.
- Algún plato a destacar: las gildas rellenas y el pato de caserío dos cocciones.
- El vino seleccionado para la ocasión fue el Julián Chivite Reserva 125 aniversario, servido a la temperatura adecuada y realmente delicioso (ésto último mérito del bodeguero, obviamente).

No volveremos.

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