Situado dentro del hotel del mismo nombre, pequeño restaurante con decoración tradicional y mesas bastante juntas. Clientela local. Ambiente muy familiar. Servicio agradable y eficiente. Menaje correcto. Nos cambiaron las copas a petición nuestra. Dispone de 2 menús, uno para diario (creo que a 15,-€) y un menú degustación, y una carta con platos catalanes tradicionales con algunos toques (no muchos) innovadores. Carta de vinos sencilla con referencias de la zona y vinos más comerciales, algunos a muy buen precio.

Tomamos el menú degustación (37,50€) a base a varios primeros para compartir:
- Foie micuit - Bien. Buena temperatura. Crackers justos.
- Salmón adobado con vinagre - Bastante cargado de vinagre. Parecía un plato japonés. Personalmente, me encantó. Salmón sabroso y adobo contundente.
- Croquetas de pollo - Bien.
- Caracoles a la llauna - Buenos.
- Bacalao adobado - Parecido al salmón. También bastante cargado de vinagre.
- Volován de berenjena - Sabroso.
- Volován de espinacas - Prefiero las berenjenas.
- Brocheta de langostinos - Bien.
- Pata de codorniz estofada con cebolla caramelizada - Deliciosa.

Igual me dejo algún plato...

Y los siguientes segundos de entre una lista de varios a elegir:
- Entrecot al roquefort - Acompañado de patata al caliu y pimiento asado. Buen tamaño, tierno y con una salsa que, como no me gusta el queso, apestaba ;-)
- Civet de jabalí - Jabalí algo seco y salsa muy sabrosa.
- Magret de pato al PX - Clásica combinación correctamente ejecutada.

Postres también a elegir:
- Flan de huevo - Casero. Muy bueno.
- Fresas - Tal cual. Que no estaba el cuerpo para más...
- Un helado industrial para el niño. Como mi hija no llegó a los postres, por aprovechar el postre de su menú, el niño se pidió un helado ;-P

Había postres más elaborados y con bastante mejor aspecto, pero es que estábamos hasta las trancas de comida, ya que la cantidad de entrantes y el tamaño de los segundos es bastante respetable.

El niño, además del helado del menú de su hermana, tomó un cuarto de pollo a la brasa con patatas fritas (8,-€).

El menú incluye la bebida, aunque optamos por tomar una botella de Les Terrasses 2006 (22,-€), aprovechando que el precio me pareció más que correcto.

No nos cobraron el café (no recuerdo si entra en el menú) ni el refresco que me tomé en la terraza mientras me fumaba mi purito.

Tal vez el menú degustación decepcione a los que buscan comida innovadora, pero es una buena alternativa para probar lo que puede ofrecer este local, que no es más que buen género bastante bien tratado, sin florituras. Comida casera con algo de imaginación.

Buena alternativa por la zona. Volveremos.

Hay aparcamiento en zona azul justo enfrente del local, aunque se puede aparcar a la entrada del pueblo e ir paseando.