El restaurante está ubicado en un polígono industrial, pero no tiene nada que ver con los bares de polígono, de hecho esa ubicación no le resta ni un ápice de encanto, una casona, con una entrada preciosa, verde, muy cuidada.

El restaurante es amplio y confortable, bien atendido, para empezar, unos espárragos, jamón ibérico y un revuelto de hongos, bien en general y muy buenos los espárragos.

Los segundos, desfilaron besugos, gorrin asado… yo pedí presa de ibérico, los comentarios en general eran muy satisfactorios, yo puedo opinar de la presa, una buena ración, y muy buena, buen corte, tierno y gustosa.

Postres, una cuajada para tirar cohetes.

El vino, un Ochoa tempranillo, que no había probado antes y que me gusto bastante, bien servido a temperatura, buenas copas, no pude ver la carta, pero a la vista disponían de un fantástico armario climatizado muy bien surtido.

Un típico asador vasco, navarro en este caso, donde se come bien y saben muy bien lo que hacen.
No puedo opinar de la relación calidad-precio, nos invitaron….