Como dije en mi anterior comentario y cumpliendo lo dicho, repetimos. Hacía casi un año y medio que no habíamos comido en el Capitell y hemos vuelto en estos dias.

Teníamos buen recuerdo de las croquetas de txangurro por lo que volvimos a pedirlas y las compartimos, así como unos cogollos de Tudela con anchoas. Los segundos fueron como en la vez anterior un entrecot de 350 gramos de Angus Nebraska, precisamente fuimos expresamente al Capitell para degustar esta carne perfectamente cocinada por Miquel, servido troceado y con acompañamiento de patatas fritas y pimientos del piquillo, mi mujer a la que no le gusta la carne pidió unos calamarcitos de buena medida hechos simplemente a la plancha, buena ración y materia prima de primera.

De postre un buen tiramisú casero y un refrescante helado de vainilla.

Dos cafés.

Un cava de AT Roca brut reserva muy fresco acompañó la comida.

Servicio atento y diligente.

Efectivamente Jerónimo, Inmma y su pareja Miquel provienen dels Caçadors al frente del cual estaba Santi, recuerdo años ha una largas sobremesas acompañadas de un buen wishky y un buen Montecristo, que tiempos aquellos....
El local es amplio agradable, con buena separación entre las mesas con mantelería, cubertería y cristalería adecuadas.
Servicio atento por parte de Inma, quizás algo lento cuando el restaurante está lleno.
Una de sus especialidades es la carne que Miquel trabaja con gran maestria en la brasa.
Como casi siempre compartimos los primeros que fueron croquetas de txangurro y pulpo a la gallega servido sobre lecho de pure de patatas, y además para mí media ración de croquetas de foie y siurenys, muy buenos los tres platos.
Los segundos, pescado del mercado, este día le habían traído un buen rodaballo salvaje que lo cocinó simplemente a la plancha y un entrecot de Angus Nebraska de 350 gramos servido troceado y con un excelente punto de cocción.
De postre un tiramisú.
Una botella de agua de 1/2 litro y una botella de cava AT Roca brut reserva.
Dos cafés.
Sin duda repetiré

Descubrimos este restaurante gracias al folleto que nos dieron en la oficina de turismo de L'estany de Banyoles.Ya conocíamos los restaurantes Ca l'Arpa y La Cisterna y decidimos aventurarnos detrás de las cortinas que cubren totalmente la entrada y la visión de las mesas.
Nos recibieron amablemente y nos situaron en una mesa amplia y bien situada, ibamos con un bebé y se agradece que no te pongan en un rincón, como si estuvieses castigado...para no molestar...
La carta, correcta,con entrantes variados y sobretodo mucha carne, cosa que ya intuyes al entrar y oir como cortan el entrecot.
Pedimos ensalada de queso de cabra,justita, y de segundo,magret de pato con reduccion de manzana y filete de ternera.La presentación de los platos es sencilla pero lo verdaderamente importante es la calidad; tanto el pato como la ternera tenian un gusto excelente, en su punto y el aroma de leña de la brasa los convertian en espectacular.
La carta de vinos era bastante amplia pero un poco cara, para nuestro gusto (y bolsillo).Elegimos un rioja crianza, de nombre Valserrano que no fue una buena elección.
Salimos convencidos de que en Banyoles se come muy bien y a muy buen precio.