Así titulaba un comentario escrito el pasado 13 de octubre, el primero como usuario de Verema, el cual sorprendentemente ha desaparecido hace un par de días, incluido algún comentario de algún veremero.
En fin, ante este extraño suceso, en el que no creo que haya habido ninguna otra razón oculta, ni de censura ni de intereses de la casa con el restaurante Lienzo, vuelvo a escribir sobre el mismo, ya con pocas ganas tras el tiempo transcurrido y el disgusto de dicha desaparición.
El local ya ha sido descrito en anteriores comentarios.
Pedimos 6 entrantes y 2 principales:
- 2 ostras. Buenas
- Croquetas de mejillones. Correctas, a destacar la textura, muy acertada.
- Ceviche de pulpo: era pulpo cocido, además una ración escasísima
- 2 huevos a la baja tempera, con septenos y trufas. Tapas también muy escasas, con la trufa prácticamente inexistente. Cada plato tiene un precio de 9,5 euros
- cabrito lechal con crema de chirivía: estaba poco hecho, algo inexplicable, ya que la gracia del cabrito es que esté bien asado. Pedimos que lo hicieran más; cuando volvió, la crema había desaparecido.
- Solomillo gallego: bueno, pero ración triste (me gustaría saber su peso en gramos), pues su precio en carta era de 25 euros.
No hay ningún plato que recordar. El servicio lento, con demasiado tiempo entre plato y plato.
Para beber, un Azpilicueta crianza. Del que hacía la función de sumiller, solo diré que puso cara de extrañado cuando le pregunté si tenían alguna botella de El Bierzo, y que nos tiró una copa con vino sobre el mantel.
No tomamos ni postre ni cafés. Y tuvimos un 30% de descuento, ya que habíamos reservado mediante una conocida web.
Concluión, a pesar del descuento, restaurante caro para lo comido y bebido; para mí, la cara oculta de la hostelería valenciana.