Fuimos a comer en la zona de barra, aun era pronto y casi estabamos solos, no se si fue eso, pero la atención fue perfecta. Preguntamos si tiraban la caña como mandan los cánones y el camarero brasileño aceptó el reto... casi como la de La Dolores de la madrileña Plaza de Jesús. La segunda ronda nos la puso un compañero y devolvimos "el toro al corral". A la segunda intentona, tambien bien tirada. De comer, unas sabrosas mini hamburguesas de toro con queso gorgonzola y rúcula, unas muy aceptables croquetas de jamón y secreto con jarabe de arce para compartir. Todo con notable puntuación, tanto en sabores como presentación.

Buen ambiente, cocina vista detras de una largisima barra,Discreta carta de vinos. Llegamos en dos grupos primero dos personas que tomamos una cerveza y nos pusieron un aperitivos, luego un segundo grupo de tres personas tomaron cervez y no le pusieron el aperitivo. En las consecutivas cervezas, no nos pusieron ningun apreritivo. Luego nos tomamos dos de las ofertas que habia en las pizarras, de obsequio te regalaban dos copas de vino... 2 x 2 cuatro copas que no nos pusieron , ludego nos hicieron una recomendacion fuera de carta un chuleton de ternera... 60,00 €."creo que cuando se hace una recomendacion de este tipo deberian de puntualizar el precio " Por que vaya sorpresa.. Luego las tapas super-caras una gabardina con espum ade mahonesa que se repite en otras dos tapas 3,00 €. Unas patatas brabas duras y con piel otro pico.. un amigo nos invito al cava que tomamos muy bien servido, enfriando antes la copa bien..

Final nos quedamos con hambre y precio por persona 40,00 €.por aqui a eso sele yama un estacazo..

Gastrobar de ambiente minimalista, que da el contrapunto a las tascas tradicionales de los alrededores, donde sí dan la tapita con cada consumición. Barra en la planta baja y comedor en el altillo. Decoración austera, mesas algo juntas, servilletas de papel acolchado, menaje más que correcto, buena cristalería. Servicio algo lento, supongo que debido a que la barra estaba a reventar, principalmente con asistentes a Fecavin. Carta de tapas, raciones y algún plato principal extensa, con mezcla de platos tradicionales junto a otros con toques innovadores. Carta de vinos no muy extensa pero con referencias interesantes a un precio razonable.

Tapeo para 2:
- 2 pinchos morunos de cordero (3,-€/ud.) - Sabrosos. Tamaño "tapa" (la mitad del tamaño usual).
- Hamburguesa de buey, gorgonzola y rúcula (3,-€) - Muy sabrosa. Queso suave. Dio para 4 bocados.
- Langostino con panko y salsa de romesco (3,-€) - Un langostino empanado con miga de pan seco japonés, parecido al pan de Viena o al pan de leche.
- 2 callos de Pepe Macías (9,-€) - Ración generosa comparada con el resto. Buen sabor, aunque al Sr. Macías no le gusta el picante. A mí, sí.
- Salmorejo cordobés (3,-€) - Curiosa presentación dentro de una esfera de plástico con un tapón de rosca. Desenroscas el tapón y tomas el salmorejo con una pajita. Buen sabor y textura.
- Patatas bravas (7,-€) - No me gustaron. Encontré alguna algo dura. Servidas con la piel, lo que tampoco me gusta. Muy buena la salsa. A petición nuestra, más picante de lo normal.

Bebimos 4 refrescos (2,-€/ud.). Sin postres ni cafés.

Buena presentación de todos los platos y correctas cantidades, excepto el langostino, que me pareció algo escaso, tanto en la presentación como en la cantidad.

Por los comentarios anteriores, parece que se han puesto las pilas. Se agradece un local así como alternativa a los locales más tradicionales.

Yo estuve la primera semana que abrieron, y bueno, la propuesta es interesante pero el resultado no tanto. El vino caliente, los vinos por copas escasos y abiertos a temperatura ambiente como en cualquier tasca, estaban imposibles de beber. DE la comida, lo mejor la hamburguesita de buey,muy buena, los fritos agradables,pero sin más.

De los mismos propietarios del Miami que han abierto este local, tipo pinchos y raciones. La parte de abajo con una amplia barra y mesas con sillas altas, mucha gente compartiendo espacio, tomando cañas y vinos acompañados de tapas, pinchos, raciones. Subimos a la parte de arriba y encontramos unas cuantas mesas. La oferta culinaria es la misma que abajo, la verdad es que nos atraían bastantes cosas de la amplia carta: probamos la croqueta, muy buena, una tosta con cebolla caramelizada y queso brie, bien, el foie al px, bien, y unas deliciosas hamburguesas de buey (las pedía todo el mundo). Una botellita de Habla del Silencio nos acompañó, al igual que tres insulsos postres (solo había tres en carta). 20 euros por barba. Tienen que mejorar algunas cosas (llevan un mes abiertos), pero puede ser una propuesta interesante.