Restaurante Viura (Hotel Viura) en Villabuena de Álava
Restaurante Viura (Hotel Viura)
País:
España
Provincia:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
50,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
63 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
9.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.2
Opiniones de Viura (Hotel Viura)
OPINIONES
6

En un hotel único, un restaurante, no sé si único, pero recomendable. Buen servicio, profesional y atento, bien dirigido,. Tiene potencial , yo creo que podría ser un grande en el futuro, quizás le falte complejizar una comida que tiene ya mimbres y un sentido avanzado. Por supuesto, el restaurante dedicado al vino, una buena carta, con muchas opciones, aunque ojo con los precios. Servicio impecable y cuidado. Menú degustación, con entrantes finos , delicados , elegantes y bien ejecutados, como la crema de patata y txangurro. Unos segundos más discretos, sobre todo la carne, en este caso un macerado de jabalí, con especias, bueno, pero algo corto para acabar el menú y comenzar los postres. Yo creo que avanzará y disfrutaremos de un gran restaurante en un marco incomparable

El hotel-restaurante es, sin duda, impresionante. Un diseño moderno. Un espacio que parece sacado un tanto del futuro entre casas de “algunos” años más. Junto a la iglesia, casi un adjunto a ella. Pero no destaca sobremanera, parece mimetizado en el ambiente.
Un comedor precioso, con maravillosas mesas donde se percibe que estamos en tierra de vinos. Todo perfecto. Mesas, vajilla, coperío, cubertería……Amplios ventanales, el techo lleno de barricas de vino.
Nos acomodan en nuestra mesa y nos acercan las cartas. Como no puede ser de otra manera dejo que Aran vaya echando un vistazo al asunto del comer mientras yo me doy un pequeño “paseo” por la del líquido elemento. Me preguntan si necesito ayuda y aprovecho. Le digo que estamos donde estamos, que quiero un vino blanco, uno con crianza y si puede ser con algún año en sus espaldas. El me comenta que le estoy describiendo un Tondonia. Razón no le falta pero quiero probar alguna cosa distinta. Así que tras pensarlo un momento me recomienda un Tierra Fidel. Cosecha 2012. Dice que los clientes no suelen pedir precisamente vinos “viejos” así que no suele tener oferta de ellos. De sobra sabemos que el público en general es de blancos jóvenes. Buen servicio de comienzo, con presentación, descorche y pequeña “cata” para después presentarnos unas cojonudas copas. Rechazo la cubitera puesto que tiene una temperatura suficientemente baja como para darle aún más frío. La recomendación del bodeguero es beberlo a 13 grados.
Un vino con un 20% de garnacha blanca, otro tanto de Viura y Malvasía y el 40 restante de otras variedades. Con 13,5 grados de volumen de alcohol. Crianza sobre sus lías. En barricas de roble francés.
Presenta un amarillo pajizo. La nariz no es en mi opinión demasiado afrutada y tampoco se percibe en exceso el toque de madera. Creo que es un vino que necesita un tiempo para disfrutarlo en su justa medida, va ganando puntos a medida que trascurre la cena. Ciertamente me ha gustado bastante. Una entrada potente y una acidez muy considerable que invita a beberlo tranquilamente, es graso.
Se nos acerca uno de los camareros con lo que va a ser nuestro aperitivo. Colocado en una hoja de periódico nos presenta una especie de “mortadela” italiana. A la vista parece “cabeza de jabalí” pero sabe a mortadela rica, muy rica. Con una especie de tostada de pan y unas cremas que no recuerdo. Recomendación de enrollarlo y colocarlo en el pan. Ciertamente estaba muy rico. Original.
Nos colocan en mesa un pan que tiene una pinta…. Pan blanco con un toque de vino blanco. Además nos ponen en un plato un estupendo aceite de oliva de mucha intensidad y un par de recipientes con sal gorda. Lógicamente de Añana, Gruesas escamas, normal la una, de vino tinto la otra.
Compartimos dos medias raciones de entrantes. Por un lado unas verduras de verano en su punto con jugo meloso. Realmente están en su punto. El jugo hace que uno comience a dar cuenta del estupendo pan. Mi compi, de comer un tanto “adolescente”, disfruta de ellas.
El segundo entrante es ya un tanto más de “diseño” dentro de su clasicismo. Cremoso de patata nueva y ensalada de txangurro. Eso sí, lleva unos toque distintos que le dan un punto interesante. Un jugo de carne y cigala, un mar-tierra que de nuevo me hace utilizar ese pan para dar cuenta de ello.
Aran ha tenido alguna duda a la hora de elegir su plato principal. Se anima al final con un taco de rape asado. El “problema” ha sido que ella pensaba en uno de los de siempre. Pero ambos nos hemos sorprendido un tanto. Lleva un caldo de panceta con un ligero toque picante, unos noodles y un poquito de caviar coronando el plato. El pescado está muy rico. En ese punto del rape un tanto “tieso”. La especie de sopa en la que descansa es, desde luego, algo distinto a lo habitual. No ha terminado de enamorar a mi compi. Tampoco es un asunto sencillo conseguirlo. Me parece un tanto arriesgado el plato para el público en general. De todos modos sabroso, jugoso y rico.
Yo he leído eso de Manitas de cerdo guisadas como antaño y he sido incapaz de resistirme. Una ración más que generosa. A tener en cuenta que están deshuesadas. Todo lo que se ve es aprovechable. Echo mano de esa sal que tengo en mesa para darle un añadido que creo que lo necesita. Están tan ricas que termino degustándolo yo también como antaño. ayudado de ese pan blanco y a dos manos. El camarero al recoger el plato me dice que ya ha visto la cara de “disgusto” que tenía al comerlas. Un rato de esos que hace que esta afición sea cada día más apetecible.
Los postres son elaborados por lo que te recomiendan pedirlos con antelación. No tenía yo muchas dudas de lo que íbamos a comer y no he fallado. Así que nos decantamos por Nuestra tarta de manzana, toffee, crema madame, hojaldre y helado de sidra. La manzana estaba amarga. Creo que un poquito de azúcar le hubiese venido muy bien. De todos modos al juntar los ingredientes el resultado final es muy agradable. Esa crema madame, una especie de crema pastelera con un toque a vainilla muy goloso. El helado de sidra con sabor intenso.
Nos tomamos los correspondientes café e infusión y como somos de beber pausado, tenemos aún una copita de vino para disfrutar en esa romántica terraza exterior.
El entorno sube en este caso más de un punto a la experiencia. Cogemos la carretera, viñedos y bodegas por doquier. Hemos tenido mala suerte, no se nos ha cruzado ninguna “lágrima de San Lorenzo”. Hora y pico más tarde disfrutamos de la frescura que ha traído la brisa. Estupenda experiencia. Gracias Josean por la recomendación
Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2016/08/restaurante-viura-villabuena-de-alava.html

El buen sabor de boca que nos dejó este restaurante hace unos meses, vuelve a causarnos una buena impresión en esta segunda ocasión. El comedor estaba casi lleno, pero no por ello la atención recibida se vió resentida, pues el personal de sala sabe hacer su trabajo perfectamente. De su carta, en la que conviven platos basados en la cocina de la tierra junto a propuestas más creativas, elegimos para compartir cuatro personas lo siguiente:
- Jamon Ibérico con Tostadas de Pan de Semilla y Tomate Pata Negra (20€)
- Salteado de Cigalitas con Espárragos Trigueros, Pulpo a la Parrilla y Crema de Ajoblanco (17€)
- Carpaccio de Bacalao con estragón, Hinojo y Berberechos (15€)
Todos ellos resultaron muy agradables, con buenos géneros y presentaciones. Destacamos el salteado de cigalas.
De segundo cada uno eligió un plato, en mi caso:
- Costillar de Cordero Lechal al Vino Viura en dos Cocciones con Patatas a la Crema y Frutos Secos (22€), que compartí con quién pidió
- Pichón a la Parrilla con Risotto de hongos (20€)
Ambos me gustaron, pero este último resultó mucho mejor en la primera visita, pues la carne estaba más jugosa y el arroz más en su punto.
Respecto a los postres, pude probar los tres elegidos:
- Tarta de Manzana con Mermelada de Violetas (6€)
- Torrija Caramelizada con Sorbete de Mandarina (5€)
- Coulant de Chocolate con Helado de Vainilla (6€)
Los tres nos encantaron. Destaco la torrija, que tiene de original la rusticidad del pan utilizado y el empleo más comedido de azucar en su elaboración.
Respecto al apartado del vino, es uno de sus puntos fuertes. Su carta tiene mediana amplitud y cuenta con vinos muy bien elegidos. Los precios son muy ajustados, resultando tan solo un poco por encima de los que podemos encontrar en la propia bodega. Las copas son excelentes, así como el servicio del vino. Tomamos con los entrantes un Cifras 2009 (29€) y con los segundos un Hiru 3 Racimos 2006 (74€), con los que disfrutamos enormemente.

Enclavado en plena comarca vinícola de Rioja Alavesa, se trata de un interesante restaurante de obligada visita para todos los aficionados al mundo del vino. El local es cómodo y agradable, de estética vanguardista, como el hotel en el que se ubica, y amplios ventanales. El personal de sala es agradable y eficaz. De su carta elegimos lo siguiente:
- Arroz meloso de perretxikos: buen sabor, pero sin melosidad ninguna. Lo peor de la comida.
- Menestra de verduras: buena, pero algunas de las verduras que la componían estaban demasiado al dente.
- Bacacalo fresco con verduras: muy bueno, tanto el pescado como las verduras que lo acompañaban
- Pichón a la brasa sobre arroz con setas: excelente en su conjunto
- Coulant de chocolate con helado de vainilla: muy rico
- Tartaleta de manzana con mermelada de violeta: mejor aún si cabe que el anterior.
Una pena que los dos entrantes elegidos flojearan algo en su elaboración, pues lo demás alcanzaba un nivel notable.
El apartado del vino está muy bien tratado en este restaurante, tanto por su carta, como por las copas, por la profesionalidad del sumiller, por los precios, etc, etc. Elegimos un Castillo de Ygay gran reserva especial 2001, decantado por sugerencia del sumiller, que figuraba en carta a un precio de 44€ (poco más de lo que vale en tienda) y que estaba soberbio. Sin duda volveremos

Estuve hace poco tiempo comiendo en el restaurante del Hotel Viura, y la verdad es que la valoración hecha anteriormente es muy acertada. La sensación al acabar de comer ha sido buenísima, tanto por la materia prima como por el servicio recibido.
Solo subrayar un pequeño apunte. El precio medio para comer por persona es de 50 euros. Hay una pequeña errata, ya que como bien explica Jose Contreras, se puede elegir un menú de 70 euros, pero también uno más económico de 40 euros. Por lo tanto el precio medio es de unos 50 euros, que es lo que pagamos nosotros. Relación calidad-precio inmejorable.

Qué difícil es analizar y comentar un restaurante en el que trabaja una persona a la que conoces y que, encima, es tu amigo. Sabes que se va a desvivir por tí y eso te puede hacer perder la objetividad. Cuando me ocurre esto lo que intento es fijarme no tanto en mi servicio sino en el de las mesas de al lado y en las caras, expresiones y sensaciones que me transmiten el resto de comensales. Dicho esto, he de reconocer que mi experiencia en el Restaurante Viura (y lo que me decían las caras del resto de personas que estaban en el local) fue magnífica. El trabajo en cocina está muy bien resuelto pero si hablamos del trabajo en sala, Jose González Godoy lo borda, literalmente. Qué gusto da cuando un sumiller, que además tiene que hacer las funciones de jefe de sala (necesidades del guión:-), está bien formado teórica y prácticamente en su oficio, conoce su trabajo a la perfección, tiene don de gentes, sabe atender sin importunar y, en definitiva, hace que tu experiencia sea agradable y enormemente satisfactoria. Todo eso y más lo tiene este buen hombre, malagueño de origen (y creo que también le gustaría de final), formado en diferentes países, trotamundos e inquieto.

Os detallo lo que comimos, que no fue poco: Salpicón de pulpo a la parrilla con crema de ajoblanco y espárragos, Arroz meloso de pulpo y berberechos, Menestra de verduras con jamón ibérico, Solla a la brasa de carbón, Pierna de cordero rellena de sus interiores y, de postre, Melocotón cocinado al vacío con yogurt de pimienta de Java y sorbete de manzana verde. Y en cuanto al bebercio, por copas, tomamos: Palo cortado Tradición, Manzanilla de la saca de otoño de Barbadillo, Cifras 2009 (una garnacha blanca de Labastida), La Vida en Rosa 2008 (de Oliviere Riviere) Finca El Bosque 2007 y para el postre licor de Peche de Vigne de la Côte D'Or (de Domaine Sathenay).

La comida está muy bien resuelta en una mezcla entre cocina de mercado y creativa, con muy buenas materias primas, con ciertos recuerdos del paso por el restaurante Echaurren por parte del jefe de cocina. Al margen de una carta con precios relativamente comedidos, tienen un menú Viura de 40 euros (es el que suelen utilizar para los clientes del hotel) y otro de 70 euros con maridaje por copas muy interesante.

El servicio del vino es verdaderamente destacable con una carta de vinos realmente espectacular (alabada incluso por la revista Decanter), tanto en su concepción (desagregada por tipos de vino y por variedades, así como por vinos de Rioja frente al resto de España y el Mundo) como en sus precios, con escasísimos márgenes (del 10 o el 20% a lo sumo) sobre los precios de tienda.

En resumen, muy recomendable pasarse por el restaurante Viura (y también por el hotel, con auténtico encanto) si se tiene oportunidad.

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