Stricto sensu, no comimos en el restaurante Galaxó, situado en la planta 1ª del hotel Casa Fuster*****GL, sino en el salón del sótano destinado a los desayunos. Nos explicaron que se habían decidido a cambiar la ubicación del restaurante debido al éxito de convocatoria del BCNOW (Barcelona Opportunity Week). Con todo, vale la pena la visita al hotel, situado en un emblemático edificio modernista al final del Pº de Gracia.

Varios problemas:
- Citaron a demasiados comensales a la misma hora. Había cola para entrar.
- Debido a lo anterior, tuvimos que esperar un buen rato a que nos tomasen nota.
- El personal se vio desbordado. A pesar de su buen hacer y diligencia, no daban abasto. Más de 100 personas para atender prácticamente a la vez. A pesar de todo, cumplieron con bastante solvencia.
- Mesas demasiado juntas. Demasiado ruido. Algunas mesas producían vergüenza ajena.

Almuerzo para 4, incluido mi hijo pequeño, al que no pusieron objeción alguna en prepararle un menú para él. Un buen plato de carne con patatas fritas y una gran copa de helado por 13 euros. Contento el niño, contentos los padres.

El menú de 25,92€, IVA incluido, escrito en catalán, castellano e inglés, consistió en:
- Aperitivo de bienvenida:
* Chips de yuca y crujiente pan de pipa - Sosines los chips de yuca. Bueno los bastoncillos de pan de pipa.
* Cuajada de foie con lentejas de Puy - Buena combinación.
- Ensalada de mousse de queso de cabra con transparencias de manzana, cherrys a la módena y aceite de nueces - Escarola, hoja de roble, canónigos, col lombarda,... con un mazacote de queso de cabra, un tomate cherry rojo y otro amarillo, algunos trozos de nuez y missing la manzana, supongo que debido a que eran transparencias... Este plato no constaba en el menú que yo leí en internet (ya está modificado), por lo que no sabía que había queso, que no me gusta. Queso aparte, buena ensalada, aunque nos llegó helada.
- Espaldita de cordero asada a baja temperatura con puré de patatas con aceitunas de Kalamata al romero - Timbal de cordero troceado napado ligeramente con una salsa de carne y una quenelle de puré de patata con aceitunas y romero troceados. Llegó tibio, con el cordero más bien seco y la quenelle con costra. Accedieron amablemente a mi petición de más salsa, que llegó algo más caliente.
- Texturas de chocolate con crema de fruta de la pasión - Buena presentación. No tan buen sabor.

Además, tres bollitos de pan: blanco (delicioso), de cereales (muy bueno) y de aceitunas (no encontré que ligase con ninguno de los platos...). Por lo que nos explicaron, el pan lo elaboran en el propio restaurante.

En conjunto, cantidad de comida más que razonable. Bastante más de la que me esperaba, además de la "ensalada sorpresa".

Junto con el menú, ofrecen un maridaje consistente en una copa de vino (blanco o tinto), agua y café por unos 10 euros. Además, publicitan los precios de los mismos vinos por botellas, del agua y de los cafés. Pedimos la carta de vinos, en la que predominan vinos conocidos y de precio elevado, especialmente en tintos, tanto españoles como franceses. Me fui a los champagne: Moet&Chandon, Dom Perignon, Cristal y Veuve Clicquot. Además, ni una añada... Pedimos una botella de Guelbenzu Evo 2006 (37,-€), servido en copas F&D de a 1,50€/copa. La botella llegó a buena temperatura. La cubitera llegó cuando el vino ya había subido varios grados su temperatura, después de pedirla 3 veces a 3 camarer@s diferentes. Ya que pagamos el vino a precio de carta, hubiese estado bien que el servicio también fuese el de la carta... No creo que pongan copas tan sencillas en el restaurante de la primera planta. El servicio consistió en apertura, prueba y primer llenado.

Un par de aguas de medio litro (5,-€/ud.) y un café (3,-€). completaron la comida.

En vez de incluir el euro de donativo en el precio del menú, junto con la cuenta nos trajeron una hucha para que pusiésemos la voluntad.

Por lo que pagamos, no ha estado mal. Que nadie espere el servicio ni la comida del Galaxó pagando este menú.

No puntúo. Creo que la puntuación del comentario anterior refleja mejor la experiencia en este restaurante que la que pueda poner yo.

Lo mejor de la comida, poder contemplar la arquitectura del hotel.

por recordar, recuerda en estética, ubicación y vistas (aquí supera claramente) al excelente Drolma....aunque no obstante el servicio para empezar está algo lejos.
En cuanto a la comida, la verdad muy correcta. Para dos comensales, empezamos con un Rissoto con esparragos (18 euros). Antes de entrada unas patitas de codorniz con cebolla confitada y bandeja de sal y pimienta con aceite y reducción de vinagre. Gran surtido de panes.
De segundos, lenguado (21 euros) y Solomillo (29 euros). Todo en su punto, sin ser ni demasiado pequeño ni grande, muy sabrosos.
De postre 2 lingotes de xocolate (12 cada uno), quizas algo caro, pero ricos, sin destacar...la tartaleta de Ca L'isidre sigue siendo insuperable).
De vino Vall LLach (Priorato a 107 euros, en decantador). De aroma excelente, quizás algo duro en el primer contacto.
Cafe 5 euros y carajillo 7,50, acompañados de 4 petitfous....
total 229.50 dos pax.