Bar situado en pleno barrio de Santa Cruz, con el típico aspecto de bar de barrio de toda la vida, es decir de decoración anodina y televisión colgada de la pared. El espacio entre mesas está muy optimizado. En el exterior se puede disfrutar de una terraza acondicionada con los ya famosos difusores de agua incorporados en los toldos (tan temidos por el pelo de las mujeres) con el fin de refrescar los tórridos veranos sevillanos. Era domingo a mediodía y la parroquia era básicamente local, contrastando en un barrio tan turístico.

La oferta culinaria se centra en el tapeo, variado y aceptablemente ejecutado. Supongo que debido a su nombre se centran en elaboraciones típicamente cordobesas: salmorejo, cola de toro, flamenquines, etc., aunque su repertorio es muy variado.

Ofrece manzanillas, finos, blancos y tintos que están conservados en armario climatizador. Como en esta ocasión no pedimos vino no puedo opinar respecto a este aspecto.

Nuestra experiencia de tapeo: ensaladilla de gambas, espinacas con garbanzos, chipirones plancha, carrillada, cola de toro y dos montaditos de presa ibérica, junto a cuatro cervezas, por 23.50 euros los dos.

Una opción de tapeo si se está por la zona.