Valga mi opinión positiva para este restaurante, el cual me sorprendió gratamente.
En primer lugar por la profesionalidad de sus camareros, cosa que se echa en falta mucho hoy en día.
El que nos atendió fue muy amable y atento en todo momento.
No conocía este local, que por lo visto es de toda la vida de Murcia. Pero no se trata del local que da a la avenida Cervantes, sino el restaurante que está muy cerca, en una calle estrecha que va a dar a la avenida Cervantes, muy cerca de la gasolinera.
No llegamos a gastar mucho pues no estaba yo muy hambrienta, pero la ensalada que nos sirvieron, por ejemplo, era inmejorable, todo fresquísimo y apetecible (en comparación con las ensaladas que he degustado en Italia, donde hemos estado hace unos días).
Por otro lado, mi marido se pidió un gallopedro. Pescado de esta zona. Estaba buenísimo, se notaba que era fresco. Y yo me pedí un consomé con pelota, pues ya he dicho que no estaba yo muy bien. Y luego me pedí unos calamares con pasta en su tinta. Muy sabrosos.
El postre fantástico, unos brownies acompañados de nuestros cafés.
Pasé un rato muy agradable, si no fuera porque me tocó enfrente una señora, muy enjoyada sí y arreglada, pero no paraba de usar un palillo en los dientes, costumbre antisocial asquerosa. Yo no sé si no le han dicho a esta señora que en público no se mete una los dedos en la boca y se saca cosas.
Me gustó el detalle de dividir las salas en fumadores y no fumadores.
Volveré y lo recomiendo.
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